Perpetua para el hombre que degolló a una compañera de trabajo y la tiró a un pozo en Maipú

José Moreira recibió la pena máxima luego de que un jurado popular lo hallara culpable del femicidio de Dora Hidalgo, ocurrido en agosto de 2020 en un salón de eventos.

Perpetua para el hombre que degolló a una compañera de trabajo y la tiró a un pozo en Maipú
José Moreira Leyes fue condenado a prisión perpetua.

A prisión perpetua fue condenado José Daniel Moreira Leyes (38) esta tarde luego de que un jurado popular lo considerara culpable del femicidio de su compañera de trabajo Dora Hidalgo. El ahora condenado con la pena máxima degolló a la mujer de 67 años y arrojó su cadáver a un pozo en el salón de eventos donde ambos trabajaban, en Maipú.

Tras deliberar desde el mediodía de este miércoles, el jurado regresó a la sala cerca de las 19 con el veredicto de culpabilidad, por lo que el juez Mauricio Juan dictó la pena máxima.

Moreira está detenido desde el 5 de septiembre de 2020, cuando encontraron los restos de la víctima en un pozo de agua de salón de fiestas Luna India, ubicado en Coquimbito.

Víctima y victimario trabajaban en el mantenimiento del lugar y, según los comentarios de otros empleados, no tenían una buena relación ya que ella le reprochaba su falta de dedicación al trabajo y que llevara mujeres al lugar. “Ya me las va a pagar esta vieja”, había advertido Moreira al enterarse de las acusaciones de su compañera de trabajo, según declaró durante el juicio un testigo.

Las tensiones entre ambos fueron creciendo hasta que el 31 de agosto Dora dejó de ser vista. Su hijo, que también trabajaba en el salón, denunció en la oficina fiscal de la zona que desde hacía varias horas no tenía noticias de su madre. Todas las pertenencias de Hidalgo estaban intactas en su casa pero ella no estaba por ningún lado.

Cuatro días después, una pista inesperada condujo a los investigadores hasta un pozo de agua del extenso terreno, cerrado con tela y un candado: un enjambre de moscas daban vueltas alrededor de manchas secas de sangre y el olor que se percibía era nauseabundo.

El 4 de septiembre bomberos y policías comenzaron a trabajar en pozo, donde dieron con la mujer. Al cadáver le faltaba la cabeza, que nunca fue hallada. La víctima fue degollada previamente o bien la caída en el pozo de 80 metros de profundidad le seccionó el cráneo.

El fiscal de Homicidios Gustavo Pirrello y su jefe Fernando Guzzo presentaron una serie de pruebas que complicaron al acusado. Al relato de distintos testigos sobre el conflicto entre la mujer y su asesino le sumaron un video de una cámara de seguridad del lugar donde se observaba un auto trasladando un cadáver. Las pericias sobre ese Ford Taunus, propiedad del acusado, permitieron hallar una mancha de sangre de la víctima. Los defensores del ahora condenado insistieron con la nulidad de ese análisis de ADN y alegaron que no fueron notificados al momento del procedimiento. Sin embargo, la prueba fue validada.

El análisis de lo expuesto llevó al tribunal popular a decidir sobre la culpabilidad de Moreira. Uno de sus abogados, Sergio Carreño, adelantó que recurrirá a la Suprema Corte de Justicia local para apelar el fallo.

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