El Ministerio Público Fiscal solicitó la pena de 11 años de prisión para un ingeniero de YPF de 50 años que está acusado de abusar de su hija que hoy tiene 14 años pero que tenía sólo 5 cuando se hizo la denuncia.
Ayer, durante los alegatos que se realizan de forma presencial en el Polo judicial, Darío Tagua, jefe de la Fiscalía de Tránsito, solicitó que el imputado -su nombre se mantiene en reserva para preservar la identidad a la presunta víctima- sea condenado a 11 años de cárcel por los delitos de corrupción de menores en concurso real con abuso sexual agravado por el vínculo, delitos que tienen una pena que va de los 10 a los 15 años de prisión.
La misma pena fue solicitada por la querellante oficial Claudia Vélez. Durante los alegatos también se refirió al caso en la misma sintonía la asesora de menores.
Hoy será el turno de los alegatos de la defensa y luego se conocerá la fecha en que los jueces Eduardo Martearena, Horacio Cadile y Jorge Del Popolo, dicten sentencia.
Según trascendió, se trata de un caso poco frecuente, ocurrido hace 10 años, cuando la presunta víctima era muy pequeña. Además su declaración en cámara Gesell presentó algunas deficiencias. Frente a ello, las declaraciones realizadas durante el debate por las psicólogas podrían ser de gran valor, ya que todas son coincidentes. No solo declaró la psicóloga que la trató antes y después de la denuncia, sino quien la asiste actualmente.
La acusación sostiene que el profesional habría filmado y fotografiado a la víctima -en presencia de otros adultos y menores- mientras los mayores los desnudaban y los sometían a distintos tocamientos.
La denuncia
Los hechos fueron denunciados en 2012 por la madre de la víctima y se habrían registrado en una casa de un barrio privado de Guaymallén, donde la pequeña vivía con sus padres, hoy separados.
En ausencia de la progenitora, el ingeniero le habría realizado algunos tocamientos a la nena, mientras le mostraba películas pornográficas. Situaciones similares se habrían registrado en otro barrio privado de Luján de Cuyo y con otros protagonistas no identificados.
Según los psicólogos que la trataron, estas situaciones determinaron que la niña comenzara a tener comportamientos no habituales para su edad, lo que alertó a su mamá de que algo extraño estaba pasando, por lo que decidió consultar con especialistas y luego denunciar al marido.
La menor habría explicado en cámara Gesell haber sido inducida a practicar “juegos” de tipo sexual y también sostuvo la habría llevado a “un doctor” que le sacó fotografías. El relato para los psicólogos del CAI resulta creíble, ya que pudo diferenciar claramente contenidos pornográficos de otros.
Pero increíblemente la grabación del registro de la cámara Gesell presentó fallas técnicas insalvables. Frente al problema, se ordenó que ese registro se reparara casi totalmente y ahora fue utilizado en el juicio.