Ahora sí, sólo le quedan horas a Mauricio Suárez (47) como prófugo en el doble crimen del psicólogo Flavio Piottante (39) y su paciente Analía Estrella Libedinsky (31), ocurrido en 2006 en el departamento que el profesional tenía calle Barcala y Chile, de Ciudad. Los investigadores ya se resignaron a que la causa contra el señalado asesino prescribirá, aunque ahora se enfocan en identificar a una o más personas que podrían haber intervenido en el hecho de sangre y colaborado con el principal acusado.
Quizás la última esperanza de los pesquisas era un error de Suárez o un mal asesoramiento que lo hiciera aparecer por Mendoza en la jornada de ayer, calculando que ya no tenía pedido de captura. Formalmente el expediente se inició el día que hallaron los cuerpos, en la mañana del 13 de julio de 2006, y este 13 de julio de 2021 -el martes pasado- se cumplieron 15 años del doble homicidio, tiempo límite de investigación por la carátula que tiene el caso: homicidio agravado por el uso de arma de fuego en perjuicio de Piottante y homicidio criminis causa por la muerte de Libedinsky.
Para los sabuesos este hombre mató al psicólogo porque tenía una relación con su ex pareja, Andrea Troncoso, y luego estranguló a la paciente que estaba en el lugar para asegurar su impunidad. Sumatoria de delitos que lo llevarían a una codena de prisión perpetua.
Ya en el límite de los plazos apara encontrarlo, había un mínimo respiro más para la Justicia. Exactamente tres días extras para detener al “prófugo más buscado”, ya que fue el 16 de julio de 2006 cuando el apellido de Suárez se escribió por primera vez en la causa y se lo llamó a indagatoria como presunto imputado. A partir de ese acto empezó a correr el tiempo para atraparlo, y la cuenta regresiva se terminará mañana 16 de julio, a las 23.59.
Este acotadísimo margen es la última alternativa para tenerlo tras las rejas y aún está vigente, aunque ya quedó prácticamente descartado de que pueda suceder. Incluso la fiscal Claudia Ríos Ortiz explicó esto en rueda de prensa, dejando al descubierto la carta final que se jugaban.
“Voy a seguir investigando”
A modo de aclarar que el caso no se archivará, la fiscal aseguró que actualmente el objetivo es tratar de saber quiénes participaron con el acusado durante los crímenes. “Yo digo que no fue una sola persona la que actuó, por eso la causa no prescribe. Sí se termina contra Suárez, pero hubo una ampliación en el aboque porque considero que alguien más intervino”, sostuvo Ríos.
“Puede ser una o más personas, masculino o femenino; por ahora es un ‘nn’, no hay nadie identificado y voy a seguir investigando”, agregó.
La fiscalía arriba a esta hipótesis en base a una serie de pruebas e indicios como, por ejemplo, una huella con sangre que se encontró en la escena del ataque. Esta muestra fue sometida a cotejos de ADN con los perfiles genéticos de Suárez y el de las víctimas pero todas las comparaciones dieron negativo. Es decir que en el lugar pudo haber alguien más, aunque con este rastro por el momento no se logró vincular a nadie en particular.
En el caso de que los sabuesos lleguen a identificar a otro posible sospechoso y lo plasmen en el expediente, a partir de ahí empezarán a correr los plazos para detenerlo.
También en el marco de presuntos nuevos involucrados, a la fiscal se le consultó sobre la probable participación o ayuda por parte de funcionarios públicos para lograr que Mauricio Suárez se mantuviera prófugo, a lo que Ríos Ortiz contestó: “Hoy no tengo sospechas ni pruebas contra nadie pero aclaro que, en regla general para cualquier investigación, si hay funcionarios involucrados sus causas no prescriben mientras estén en la actividad pública”.
Esto fue algo que siempre dio vuelta en la cabeza de los detectives, incluso porque días después de los asesinatos se presentó a declarar un amigo de Suárez. Este hombre contó que había estado cenando con él y que le había confesado que se había mandado “una cagada y que se tenía que ir del país”. El testigo fue Diego Coronel, por entonces director de Logística del Ministerio de Seguridad.
Para finalizar, la fiscal se refirió puntualmente a la clandestinidad del presunto homicida. “Lamentablemente no hemos podido dar con su paradero. Tuvimos varias informaciones y hasta trabajamos con Interpol por la activación de un código rojo ante la chance de que estuviera en Chile. Lo buscaron en Coquimbo y en La Serena, pero no lo encontraron”.
“También nos llegó el dato de que estaba en un domicilio de Córdoba, en el límite con San Luis, aunque allí tampoco lo hallamos. Se hizo todo lo que estaba a nuestro alcance; intervenciones telefónicas, se volvieron a tomar todos los testimonios y se citó al entorno completo de las personas involucradas”, cerró Ríos Ortiz.