Los bomberos y la policía con una orden judicial ingresaron ayer al convento San Bernardo de la ciudad de Salta y rescataron a una monja mendocina a la que se le impedía salir del lugar.
El martes pasado el fiscal Ramiro Ramos Ossorio ordenó que efectivos de la policía de Salta fueran al convento y se entrevistaran con las autoridades para conocer el estado de la monja pero no le abrieron las puertas, segun informó hoy el diario El Tribuno de Salta.
Entonces el fiscal al día siguiente envió a funcionarios del Ministerio Público Fiscal con el mismo objetivo pero también se les negó el ingreso. Luego Ramos Ossorio solicitó una orden a un juez de garantías una orden de allanamiento. Y con policías y bomberos lograron entrar al convento ayudados por escaleras.
De esta forma pudieron ver a la monja mendocina que volvió a ratificar que quería retirarse del lugar. Luego una médica enviada da por la jueza Ada Zunino constató el estado de salud de la religiosa y se ordenó el traslado de la víctima.
Ahora la justicia investiga si habrá alguna imputación en expediente que, en principio investiga los posibles delitos de coacción, reducción a la servidumbre y privación ilegítima de la libertad. Por otra parte, la investigación sigue abierta y el fiscal ordenó diferentes medidas para esclarecer el hecho.
La hermana de la monja se trasladó desde Mendoza a Salta el 2 de diciembre luego de que la religiosa le comunicara a su familia que quería dejar el convento de San Bernardo al que había llegado en 1991, es decir 31 años antes, pero las autoridades no la dejaban.
Entonces comenzaron las negociaciones entre la familia y el convento. Primero les dijeron que debían tener una autorización del Vaticano. Cuando estos papeles llegaron, tampoco la dejaron salir. En este punto el dialogo se cortó, al punto que le prohibieron ver a la monja. El lunes pasado, la hermana fue a la justicia explicó la situación y se abrió una investigación por privación ilegítima de la libertad.
El convento de las carmelitas descalzas
El Convento San Bernardo fue construido en 1586, es uno de los más antiguos de la provincia y está ubicado en el casco céntrico de la ciudad por lo que es una verdadera atracción turística.
Según la página de turismo de la provincia en el convento “aún varias monjas de clausura sometidas a una madre superiora, muchas de ellas señoritas de la alta sociedad que pasaron por un rito de casamiento con Jesucristo”.
La vida de las Carmelitas Descalzas es de clausura total y para siempre, a menos que tengan un problema grave de salud. En dicho caso las llevan a un hospital donde les asignan una habitación que garantice la ausencia de contacto con el mundo exterior. Los familiares las pueden ir a visitar a la iglesia y conversar a través de una ventanita cerrada que no permite verse las caras. Durante el día, rezan sin parar y trabajan en la huerta y la cocina, quedándoles una hora para conversar y relajarse.
Hasta la llegada de Juan Pablo II a Salta en 1983, las carmelitas vivían descalzas. Pero su Santidad en persona las calzó, decretando un beatio excepcional.
“Entre la rutina de actividades diarias de estas mujeres está la condena de ir cavando su propia fosa en el jardín. El último casamiento fue hace unos años, pero luego el Vaticano determinó que ya no se hicieran más”, dice la página informativa-
Pero según El Tribuno: “el lugar es uno de los que administra María Livia y su esposo, Carlos Obeid, creadores de la afamada imagen de la Virgen del Cerro que año tras año recibe a centenares de micros turísticos de todo el país. Fue justamente esta pareja la que causó asombro a quienes intentaban ingresar al noviciado dado que Livia y Obeid entraron por un costado como “panchos por su casa”.