Un paso clave en la investigación dio este lunes la fiscalía que investiga la desaparición y el presunto crimen de Gisela Gutiérrez, la mujer desaparecida hace más de cinco años en La Favorita, de Capital. Al acusado le dictaron la prisión preventiva y seguirá preso.
Fue la jueza Miriam Núñez quien avaló la hipótesis del fiscal Carlos Torres, y consideró que hay pruebas suficientes para que Héctor Días Tejera continúe en el penal, imputado por homicidio agravado por el uso de arma de fuego, delito con penas de 10 a 32 años.
El abogado defensor había reclamado libertad o arresto domiciliario, pero ambos pedidos fueron descartados por la magistrada. El caso tiene dos sospechosos más, los hermanos Marcos y Daniel Quiroga, imputados por encubrimiento agravado-1 a 6 años de condena- pero en libertad.
Estos tres hombres fueron detenidos el 18 de noviembre pasado, y se cree que todos habrían estado en la vivienda donde asesinaron a Gisela, ubicada en La Favorita, a cinco cuadras de donde vivía ella.
A ellos la Justicia llegó a través de la declaración de cuatro testigos de identidad reservada, quienes manifestaron en la fiscalía las versiones que habían escuchado sobre el hecho. En líneas generales, dijeron que a la mujer quisieron abusarla sexualmente, y ante su resistencia Días Tejera le pegó un balazo en la cabeza.
Su cuerpo lo habrían cargado en un auto y entre dos sujetos lo enterraron en inmediaciones del dique Frías, límite entre Godoy Cruz y Capital. Esto, según sostienen los pesquisas, ocurrió entre la noche del 20 de julio y la madrugada del 21, en 2015. En el sector indicado donde habrían ocultado el cadáver, hace semanas hubo rastrillajes y hallaron un resto óseo y el bretel de un corpiño, elementos que están siendo analizados para ver si corresponden a la víctima.
De esta joven, que tenía 25 años al momento de su desaparición, era mamá de tres hijos y estaba embarazada, no se supo nada más a partir del 19 de julio del 2015. En esa noche había ido a visitar a una hermana por parte de su padre allí en el mencionado barrio, y nunca más regresó a su casa. Su madre la vio cuando se dirigía hacia su hogar, pero Gutiérrez le hizo señas desde lejos, dándole entender que antes pasaría por otro lugar.
Desde entonces hubo varios operativos en la zona buscando pistas sobre ella, incluso a principios de noviembre pasado la Justicia Federal, Gendarmería y antropólogos llevaron adelante medidas en el viejo autódromo General San Martín.
El sitio elegido fue un chiquero, cuyo responsable aparecía como el principal sospechoso de la desaparición. En el lugar los especialistas recogieron diversas muestras de material orgánico para analizar y unos trozos de azulejos de una bañera con manchas de sangre, que podrían servir para un futuro cotejo de ADN con familiares de Gisela.
La investigación entró en el fuero Penal por una sospecha de trata de personas, luego de que la víctima denunciara que una ex pareja la explotaba sexualmente para conseguir drogas.
Sus acusaciones impactaron además en la Justicia provincial, al asegurar que fue privada de su libertad y abusada por un grupo de hombres, entre los que estaba quien fuera su novio. Estas causas fueron archivadas y, tiempo después, la fiscalía de Homicidios inició la averiguación de paradero. Justamente la joven madre dejó de ser vista tras estas fuertes denuncias.
No es un dato menor en el expediente que desde hace meses hay una recompensa ofrecida por el Ministerio de Seguridad de la Nación de 500.000 por el paradero, lo que podría haber alentado a que los testigos claves se presenten para colaborar.