El lunes detuvieron en Pinamar al empresario gastronómico, Claudio Alberto Tinari (44), oriundo de la localidad de Morón, como acusado principal de abusar sexualmente con acceso carnal a una de sus empleadas. Este miércoles se difundió una serie de grabaciones, entregadas a la Justicia, que muestran el denigrante clima laboral que les hacía vivir a los jóvenes (de no más de 20 años) en el restaurante.
El empresario había llegado en la ciudad costera a comienzos de diciembre para llevar adelante la concesión del restaurante de un balneario, de Pinamar con su staff, un grupo joven de chicos y chicas que llegaron, de diversos puntos del país y a los que hospedó en un hotel.
Poco tiempo después, para ser más exactos los primeros días del corriente mes, una de sus empleadas, lo denunció por violarla en una cama de ese mismo hotel.
En la Comisaría de la Mujer de Pinamar, la chica de no más de 20 años que trabajaba en la cocina del lugar, contó cómo su jefe se abalanzó sobre ella. “No grites, va a ser rápido”, le dijo supuestamente Tinari, jugador de rugby, y continúo “Callate”, la amenazó, para tomarla de los brazos sobre la cama de su habitación y penetrarla por la fuerza sin preservativo.
No solo se trató del relato de la víctima: una médica constató una lesión compatible por abuso, más evidencias de estrés post-traumático. Por esta acusación fue arrestado, con una causa investigada por el fiscal Juan Pablo Calderón de la UFI N° 4 de Pinamar. Al ser indagado, Tinari se negó a declarar.
El prontuario del empresario Gastronómico
Además y siguiendo con la recurrente violencia del empresario, el fiscal Walter Mercuri, a cargo de la UFI de la jurisdicción especializado en trata de personas, investiga una causa en donde acumula pruebas que ciertamente lo complican. En este nuevo expediente, el fiscal cuenta con el pasado delictivo de Tinari, con una condena por exhibiciones obscenas del año pasado, sumado a testimonios de sus otras empleadas en el balneario.
En estas declaraciones, recopiladas por el medio televisivo TN, cuatro de las trabajadoras del restaurante, muestran un clima denigrante: aseguran que Claudio Tinari las tocaba, las encerraba en un baño para forzarlas a que le den un beso. En ocasiones, les preguntaba con insistencia cuánto le cobrarían por tener sexo, entre otras graves acusaciones.
Dentro del expediente que posee el fiscal Mercuri, hay tres testigos más que reflejan cómo el empresario les hablaba de supuestos amigos con dinero quienes las invitarían a fiestas clandestinas para tener sexo a cambio de cien dólares a cada una.
La investigación del fiscal no solo es por trata sexual, sino también laboral. Decir “empleadas” es parte de la nota: Tinari, según descubrió el fiscal, no tenía un solo empleado a su cargo en la nómina con pago de aportes. Es decir, todos estaban en negro.
El empresario Claudio Alberto Tinari, ya tenía varias historias de violencia, el año pasado fue condenado por un tribunal de La Matanza, con una pena de 8 años de prisión en suspenso por el delito de “exhibiciones obscenas agravadas y daños” ,en la cual orinó a la vista de chicos en la zona de piletas de un colegio de Villa Luzuriaga. Al ser increpado por una mujer, la agredió golpeando con su puño la ventanilla del lado del conductor.
La violencia en audios
Su prontuario violento, por lo visto, se extendió a esta temporada en Pinamar. Los relatos que recogieron Mercuri y Calderón también hablan de presuntas amenazas, de cómo tras mudarse del hotel al ser expulsados por repetidas escenas de gritos y violencia, Tinari recaló con su staff en una casa de la calle Llao Llao. Allí, aseguraron los testigos, los encerraba sin dejarlos salir tras su horario laboral con la amenaza de que los echaría. Nunca tuvieron llave: debían escabullirse por la puerta del garaje o por una ventana, tras enfrentar sesiones de insultos y rabietas.
Uno de sus empleados grabó esas agresiones verbales sin que Tinari lo supiera. Este miércoles los audios fueron entregados a la Justicia.
“El jefe soy yo, acá el que se quiere ir, mirá, que se vaya. ¿Quién se quiere ir? Díganme, ¿quién se quiere ir? Está la puerta abierta, ¿eh? El que se quiere ir que se vaya, el bartender que trajo este pelotudo no es bartender, es un boludo que deja todo sucio, que casi me rompe la máquina, todo me rompió, todo”, se queja el abusivo jugador de rugby, en uno de los audios.
Un joven de su staff le pide que se tranquilice a lo cual Tinari no cede. Todo es para peor: “Y si tu barman se quiere ir que me chupe la pij..., tengo mil, tarado. Acá el que no rinde se va, ¿entendieron? Porque yo soy bueno”, grita.
“Todos sabemos que sos bueno”, le dice su empleado en negro, intentando tranquilizar los gritos.
“No me podés calmar, soy bueno, espero, si soy malo, soy recontramalo. Si querés al diablo, mamá, tenés al diablo conmigo, ¿eh? Acá es blanco o negro, no tengo grises. Cambio el equipo completo, ¿eh? Yo pago, doy de comer, doy todo por mi equipo y espero lo mismo”, retrucó, con aires de patrón.
“Yo no soy el agresivo, el que grita, el que nada, ¿por qué no me chupás la pija?”, sentenció.
En estas horas, el fiscal Mercuri, trabaja para fundamentar un nuevo pedido de detención mientras el empresario Claudio Tinari se mantiene en estas horas en la cárcel por el abuso cometido con una de sus empleadas.
Si sos víctima o conoces a alguien que sufra violencia de género llamá al 144 las 24 horas.