La justicia de San Rafael sigue buscando a Silvia Zulema Chávez (72), una enfermera jubilada de 72 años del sur provincial cuya desaparición y muerte fue reportada tres meses después de que se produjera y cuyo cuerpo no ha sido encontrado.
La semana pasada la fiscal de Violencia de Género Paula Arana ordenó que se volviera a inspeccionar la casa, de la víctima, ubicada en Ecuador al 1600 del barrio Pueblo Diamante. Hasta ese lugar llegaron uniformados de Policía Científica, Bomberos y perros de la División Canes especializados en búsqueda de cadáveres y un equipo de antropólogos del Cuerpo Médico forense.
Se trabajó durante varias horas, pero no se obtuvo ningún dato de interés para la causa; los investigadores intentan descubrir donde se encuentran el cuerpo de Chávez, lo que daría un nuevo impulso a la causa.
El caso, con el tiempo, ha cambiado su calificación: inicialmente se instruyó un expediente por paradero; luego con el avance de la investigación el fiscal Javier Giaroli el impuso la caratula de “femicidio”; actualmente la causa está bajo la órbita de Arana y está calificada como “homicidio simple y hurto agravado”.
El caso tiene dos sospechosos imputados: Mauricio Albornoz -el hombre que le alquiló un departamento interno a la víctima previo a que muriera- y su pareja (solo por hurto). Ambos se encuentran en libertad, ya que el juez Sergio González determinó que no es procedente el dictado de prisión preventiva.
Un caso muy particular
Se trata de un caso muy particular: La Fiscalía de San Rafael comenzó a investigar 104 días después de que la enfermera desapareciera. El 1 de noviembre de 2022, la ex cuñada de Chávez se presentó en una comisaría para ver qué avances había tenido la investigación por la desaparición de la jubilada. Entonces se buscó el expediente y se llegó a la conclusión de que nadie había radicado una denuncia al respecto.
De inmediato se abrió una investigación y se estableció el día y la hora en que la mujer dio una última señal de vida. Según los registros de una compañía telefónica, el teléfono de Chávez se apagó el 21 de julio pasado a las 17.
La última vez que usó el celular fue el 20 de julio, cuando habló con la abogada que le llevaba adelante el desalojo del departamento que tenía al fondo de su casa y que era habitado en ese momento por Albornoz y su mujer. El 19, la pareja había hecho una celebración de Día del Amigo y la dueña de casa le contó que había tenido muchos invitados y fue muy ruidosa.
La abogada había llegado a un acuerdo con la pareja que solo había habitado el departamento por un mes: si se iban, les devolvería el dinero del alquiler previo entrega de la llave. Todos estuvieron de acuerdo, pero Albornoz nunca fue a buscar la plata ni a dejar la llave.
Cuando la Policía allanó la casa de Albornoz encontraron unas ventanas que eran propiedad de la enfermera y por eso, al homicidio se le sumó la imputación de hurto.
Albornoz tiene antecedentes por un caso similar, confiaron las fuentes consultadas: en una ocasión golpeó a una persona que le alquiló una casa, luego de mantener una discusión por ruidos molestos.
Una escena del crimen arrasada
Otra de las dificultades con la que encontraron los investigadores es que “la hermana se enteró de la desaparición de la enfermera, tomó la casa y arrasó con la escena del crimen”.
Esta mujer se entera por su hijo que Chávez había desaparecido y unos días después toma posesión de la vivienda y limpia unas manchas de sangre que había en el living. Luego, al declarar se justificaría diciendo que nunca pensó que habían matado a su hermana.
Pruebas realizadas por los técnicos de Policía Científica con Luminol demostraron que, en efecto, había en el piso manchas de sangre que habían sido limpiadas.
La mujer quedó bajo sospecha, pero luego se despegó el asunto mostrando 38 videos que había realizado en la casa para registrar cómo estaba la vivienda en ese momento. En uno de los videos se ve que el piso ya estaba limpio; en otro se ve un paquete de cigarrillos que podría haber sido una prueba de interés; y en otro se ve que la puerta del fondo estaba bloqueada por un mueble.
Según declaró la abogada de Chávez, fue la recomendación que le dio a su clienta para evitar que Albornoz entrara en su casa, algo que ya había ocurrido y que había dejado con temor a la dueña de casa.