La investigación por el femicidio de Alicia Galetto (68), la mujer ultimada a tiros el sábado pasado en Rivadavia presuntamente por su ex pareja Daniel Rocamora (60), tomó dos nuevos giros. Primero, un testigo aseguró que el hombre le había confesado que mataría a la mujer si no le entregaba unos bienes que la pareja tenía en común. Por otro lado, la pericia médica considera que el imputado está apto para quedarse en el penal, con lo que se desestimaría el pedido de su abogada para acceder a la domiciliaria por cuestiones de salud.
Galetto falleció en su casa, ubicada en la esquina de Lencinas y La Florida, en el distrito Los Campamentos, luego de recibir tres disparos en la cabeza y el tórax, por la espalda. Cuando los efectivos ingresaron se encontraron con el cuerpo desangrándose en el suelo y con su ex pareja autolesionándose con un cuchillo. Luego hallaron un revólver calibre 32, que sería el arma homicida
Por las heridas que se produjo en el abdomen y las muñecas, Rocamora fue llevado al hospital Saporiti y quedó ingresado hasta el pasado jueves, cuando recibió el alta médica y fue trasladado al penal provincial luego de que el fiscal a cargo de la causa, Carlos Giulini, lo imputara por “femicidio agravado por darse en contexto de violencia de género y por alevosía”.
Más comprometido
Mientras la defensa de Rocamora busca alejar al hombre del crimen que arrebató la vida de Alicia, una vecina conocida en el barrio Lencinas debido a que era comerciante en la zona, un testigo se hizo presente en las últimas horas y relató a los sabuesos que ese mismo sábado del trágico suceso había estado compartiendo un breve diálogo con el sospechoso en la plaza departamental.
En su testimonio, el hombre contó que, en un momento de la charla, Rocamora le dijo que si su ex no le entregaba un plazo fijo, la transferencia de la camioneta firmada y un lote que tenían en común, “la iba a matar”.
Este relato podría ser trascendental y dar un giro a la causa que investiga si fue Rocamora quien efectuó los disparos que acabaron, en sólo instantes, con la vida de Galetto, quien un par de años antes había luchado contra un cáncer de mama y había logrado salvarse.
Esto se suma a la denuncia previa por violencia de género que la víctima había hecho días antes contra el sospechoso, cansada de las constantes amenazas que recibía por parte de él desde la separación y por la cual el Ministerio Público Fiscal había dispuesto un “rondín” policial que consistía en que un patrullero pasara por la vivienda cada ciertas horas y un uniformado se bajara para comprobar que estuviera ilesa, rutina que se cumplió hasta el día la muerte.
Apto para el penal
Mientras Rocamora estaba en el centro asistencial local recuperándose, la defensa pidió el beneficio de la prisión domiciliaria alegando que el hombre necesitaba cuidados intensivos ya que hacía pocos días había recibido un trasplante de riñón y que requería al menos seis meses para recuperarse.
En las últimas horas, el Cuerpo Médico Forense constató que el imputado había sido trasplantado pero, como la cirugía se realizó hace 70 días, está en condiciones de quedar alojado en la cárcel mientras reciba la medicación adecuada, lo que lo aleja de obtener el beneficio extramuros.
