La justicia de San Rafael condenó a un árbirto de fútbol infantil que, haciéndose pasar por su nieto, manipuló y llegó a “controlar emocionamente”a a una niña de 12 años, a la que le exigía que le enviara a través de una red social, fotos y videos.
Se trata de Raúl Juárez, de 69 años, conocido en el mundo del balompié sureño de menores como “Tereré”, quien recibió una pena de 3 años en suspenso por el delito de ciberacoso sexual infantil (también conocido como “grooming” o atentado contra la integridad sexual de menores a través de medios informáticos).
La pena fue impuesta ayer por el juez Jorge Yapur luego de que el fiscal Javier Giaroli –investigador de la causa- llegara a un acuerdo con el defensor de Juárez, quien se declaró culpable y fue condenado por un delito que tiene penas bajas: de 6 meses a 4 años de cárcel.
El acuerdo también incluye la prohibición de acercamiento hacia la menor –algo que ya se había impuesto durante la investigación- un tratamiento psiquiátrico y un curso sobre la ley Micalea, a pedido de la asesora de menores.
Se hizo pasar por el nieto para captarla
En 2020 –época de la pandemia de Covid-19- un niño de 12 años comenzó a tener un acercamiento con una niña de su misma edad. Cómo el chico no tenía teléfono, usaba el de su abuelo “Tereré” para comunicarse con la nena a través de la red social WhatsApp.
El niño dejó de vivir con su abuelo y el hombre empezó a contactar a la niña, haciéndose pasar por su nieto, no usando audios (como hacía el chico) sino mensajes de texto.
“La manipulación fue tal que el hombre logró que la niña le mandara videos y fotos en distintas poses y situaciones. El control que tenía sobre la niña era total; había quedado a merced del hombre”, explicó una fuente que trabajó en el caso.
La situación fue descubierta por la familiar de la chica que al ver que usaba la aplicación WhatsApp, decidió controlarle el teléfono y se encontró con el sorprendente contenido.
Entonces, desde otro teléfono los familiares contactaron al teléfono que creían que era de un niño, tal como les dijo la víctima, y descubrieron que era el árbitro. Luego lo denunciaron.
Cuando el fiscal Giaroli tomó la denuncia, ordenó la detención de Juárez, quien había borrado las fotos y los videos de la menor. Pero lograron dar con una conversación entre el árbitro y un amigo en la que el condenado le pedía que le volviera a enviar unas fotos de la niña, ya que él las había borrado.
Este amigo de Juárez declaró y confirmó que el acusado acostumbraba “compartir” el contenido prohibido “casi como si fuera una gracia, una cosa graciosa, no un delito”.
Además de este testimonio, la niña confirmó la situación al declarar en cámara Gesell. También declaró con el mismo método el nieto del árbitro, diciendo que sólo había mandado audios al principio y luego no usó más el teléfono.
Desde la Fiscalía de San Rafael se han contactado con una ONG de Estados Unidos para que tenga en su biblioteca el material de abuso sexual de menores que se recolectó en la investigación para que sea detectado en otras investigaciones.
