El paso de las horas complicó la situación de los Puebla, los familiares detenidos por el crimen de un ex preso en Guaymallén, ocurrido el lunes. Los tres acusados-un hombre y sus dos hijos-fueron imputados por un delito que prevé como pena única la prisión perpetua.
Rodrigo Fernando Oliva (31) fue atacado este lunes al mediodía en la puerta de su casa, ubicada en el barrio Nebot de Colonia Segovia. Un balazo en el tórax le quitó la vida minutos después, cuando ingresaba al micro hospital de Puente de Hierro.
La investigación rápidamente se orientó hacia unos vecinos de la víctima, que viven en la misma manzana, la A. Ellos son Roberto Armando Puebla (64) y sus hijos José (24) y Gabriel (36); los dos primeros fueron arrestados horas después del hecho en su vivienda, tras una serie de allanamientos.
El tercero directamente se entregó en la madrugada del martes en una comisaría. Manifestó ser inocente y aclaró que se ponía a disposición porque sabía que lo buscaban.
Gabriel Puebla está sindicado como el autor material del disparo, mientras que su hermano y el padre serían coautores. Más allá de estos roles, los tres fueron imputados este miércoles por homicidio agravado por el concurso premeditado de dos o más personas, acusación con pena de perpetua en un futuro juicio por jurados. La fiscal Claudia Ríos ordenó que fueran trasladados al penal.
Respecto al móvil del crimen, desde el círculo íntimo de los sospechosos ha trascendido que la bronca fue porque Oliva les había robado en la mañana del lunes y todo desembocó en una venganza. Mientras que desde el lado del fallecido sostienen que los detenidos fueron a increparlos porque tenían la música muy fuerte. De todas maneras, se sabe que desde hace mucho los protagonistas mantenían diferencias.
El hombre asesinado tenía antecedentes policiales, incluso había sido condenado en 2011 por un homicidio simple. Aquel el hecho lo cometió tres años antes y en 2017 logró la libertad condicional.