Un subcomisario de la Policía Federal fue condenado por abuso sexual y deberá pagarles $8 millones a las víctimas

Además el Tribunal Federal Oral 1 dictaminó que Eduardo Javier Casas Rusch sea inhabilitado de forma perpetua para ejercer cargos públicos y declaró a las denunciantes –dos integrantes de la misma fuerza- como víctimas de violencia de género.

Un subcomisario de la Policía Federal fue condenado por abuso sexual y deberá pagarles $8 millones a las víctimas
Imagen ilustrativa / Los Andes

El Tribunal Oral Federal 1 condenó a un subcomisario de la Policía Federal a 4 años de prisión e inhabilitación perpetua para ejercer cargos, al encontrarlo culpable de abuso sexual y abuso de autoridad, cuyas víctimas fueron dos mujeres de la misma fuerza de seguridad.

Además, los jueces Alberto Daniel Carelli, María Paula Marisi y Alejandro Waldo Piña –a pedido del Ministerio Público Fiscal- declararon a las denunciantes como “víctimas de violencia de género” y al agresor – el subcomisario Eduardo Javier Casas Rusch-, a pagarles en concepto de daño moral la suma de $8 millones (en un caso, $5 millones y en el otro, $3 millones).

El fiscal federal subrogante Federico Baquioni y las auxiliares fiscales Melina Juan y María Marta Poggio representaron al MPF en el debate. - Foto: Unidad Fiscal Mendoza.
El fiscal federal subrogante Federico Baquioni y las auxiliares fiscales Melina Juan y María Marta Poggio representaron al MPF en el debate. - Foto: Unidad Fiscal Mendoza.

La condena fue por los delitos de abuso sexual agravado por ser personal perteneciente a las fuerzas policiales o de seguridad, y por abuso de autoridad y violación de los deberes de los funcionarios públicos.

Entre otras cosas la sentencia ordena “remitir la transcripción de las sugerencias efectuadas por el Ministerio Público Fiscal al Ministerio de Seguridad de la Nación, a sus fines, haciéndose hincapié en la necesidad de instruir al personal respecto de los procedimientos y temperamentos a seguir en casos de violencia de género y/o laboral, como así también en que la calidad de denunciante de las víctimas no influya negativamente en sus respectivas carreras”.

Maltratos y hostigamientos a una jefa de guardia

En la primera causa se lo condenó a Casas por haber maltratado reiteradamente de manera verbal, discriminar por motivos de género, y hostigar de forma constante desde el año 2020 y hasta mayo de 2021 a una sargento primero de la Policía Federal Argentina.

El subcomisario la amenazaba con sancionarla, conducta que se incrementó cuando la mujer fue asignada como jefa de guardia interna de la División Unidad Operativa Federal Mendoza, ubicada en Perú 1049 de la ciudad de Mendoza, durante ese mismo año 2020.

El condenado subcomisario Eduardo Javier Casas Rusch (a la derecha) junto a su defensa en una de las audiencias. Foto: Unidad Fiscal Mendoza
El condenado subcomisario Eduardo Javier Casas Rusch (a la derecha) junto a su defensa en una de las audiencias. Foto: Unidad Fiscal Mendoza

Según la acusación le decía a la denunciante que era tonta y le gritaba diciéndole que tenía que aprender, que hasta el último día que él estuviera en la dependencia le iba a enseñar a diferenciar quién tenía más grado, si un hombre o una mujer.

En este sentido, surgieron distintos comportamientos impartidos por Casas que evidencian las diferencias de trato según los agentes fueran hombres o mujeres, y siendo la denunciante la primera y única mujer que se desempeñaba como jefe de servicio, los llamados de atención eran generalmente para ella.

Abusos y acoso a otra subalterna

El otro caso por el que fue condenado es por el abuso sexual a una mujer policía ocurrido en 2019, cuando la víctima cumplía servicio adicional en una sucursal del Banco de la Nación Argentina de Ciudad y a fines de enero o febrero de 2021 y en los meses de septiembre y octubre de 2021, en la sede de la División Unidad Operativa Federal Mendoza y en la Secretaría Previsional ubicada en calle San Juan al 243 de Ciudad.

Casas besó en la boca a la denunciante y otras veces intentó repetir esta acción. Y además, la convocaba a encuentros con la intención de abrazarla y hablarle sobre una cirugía estética de mamas o bien par hablarle de su marido, amedrentándola y hostigándola, todo ello en el contexto de género.

De esta forma, afectó su vida, libertad, dignidad e integridad ejerciendo sobre ella violencia psicológica, simbólica y laboral, degradando sus acciones mediante acoso, hostigamiento, persecución, naturalizando la subordinación de la mujer.

Asimismo, teniendo en cuenta la relación asimétrica de poder existente entre Casas y la denunciante, estos padecimientos generaron en la víctima sentimientos de miedo y angustia, ya que el subcomisario la había hecho vivir en un estado de profunda tensión que la llevó a tener que tolerar tales conductas por el temor a que se profundicen las situaciones de violencia.

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