La Fiscalía de Delitos Económicos detuvo e imputó por dos casos de estafa a los dueños de AP Piscinas, quienes son investigados por más de 30 denuncias de personas que contrataron la construcción de piletas y habrían sido estafados.
Según las primeras estimaciones, Edgardo Diego Américo Mei (47) y Leonardo Jesús Zoccolillo (42), los detenidos, se habrían quedado con más de 3.500.000 pesos de los clientes a quienes, en el mejor de los casos, solo les hicieron un pozo en el patio de su casa. En muchos casos, los empresarios se excusaban por los “retrasos”, diciendo que tenían Covid-19 y otras enfermedades.
Ayer el fiscal de Delitos Económicos Flavio D’amore comandó allanamientos en la casa de los sospechosos y en el local que tienen en Guardia Vieja al 1.000 de Vistalba, Luján.
Esta mañana los imputó por estafa por lo que deberán permanecer detenidos hasta que defina su situación procesal. Se estima que podrían recuperar la libertad tras pagar una fuerte fianza.
La división de Delitos Económicos de la Policía de Mendoza realizó ayer tres allanamientos y logró dar con abundante documentación referida a la causa como carpetas con los nombres de las víctimas, recibos de pago de estas mismas, 6 teléfonos celulares, una computadora y dinero en efectivo entre otras cosas.
Tras de detención de los empresarios, la fiscalía de Delitos Económicos ha comenzado a recibir gran cantidad de denuncias de afectados.
“Les pagué 425 mil pesos y nunca empezaron la obra”
Un estafado que se dedica al rubro de la vitivinicultura y que contrató a los detenidos explicó su experiencia: en junio de año pasado vio que la empresa sacó una oferta a través de las redes sociales y entonces fue hasta el negocio ubicado en Guardia Vieja al 1.000, de Vistalba, y se reunió con los dueños Edgardo Diego Américo Mei y Leonardo Jesús Zoccolillo. Además, tuvo contactos con la secretaria, Noelia Guerrero, y con la una vendedora, Ana Belén Más, según especificó el damnificado.
El hombre vio moldes y algunos cascos de piscinas y finalmente contrató una pileta pagándola con una serie de cheques que la empresa terminó de cobrar en agosto. En total les entregó 330 mil pesos. En setiembre, a días de empezar la obra, Mei lo llamó y le hizo una oferta por un solárium y unas luces por las que el cliente pagó 85 mil pesos más.
“Nunca empezaron la obra. Empezaron con excusas, que les habían robado, que Mei tenía un enfermedad oncológica. Hasta que no me atendieron más. Fui como 50 veces a la empresa. Cuando lees mandé una carta documento las cosas se pusieron tensas y me amenazaron”, contó el afectado.
Luego, el hombre empezó a enterarse por otros empresarios que se dedican al rubro de las piscinas sobre empresas fantasmas, nombres de fantasías y otras maniobras extrañas.
“Me metí en un grupo de Facebook, nos organizamos y presentamos denuncias. En el Este hay un grupo con más de 200 personas que habrían sido estafadas”, contó el denunciante.
En muchos otros casos, las maniobras fraudulentas llegaron aún más lejos: muchas víctimas aún tiene los pozos de las piscinas, sin la piscina, claro, en el medio de sus jardines. Esta maniobra era una de las que utilizaban los dueño de AP para ganar tiempo ante las incansables quejas de sus clientes.