El Gobierno nacional avanzará esta semana con una serie de medidas para tratar de amortiguar el impacto de la indómita inflación, que incluirán el pago extraordinario de un bono por 45.000 pesos para los sectores vulnerables que no reciben asistencia del Estado.
“Nosotros no queremos que nadie quede olvidado. Así como en su momento hicimos el IFE (Ingreso Familiar de Emergencia) para llegar a aquellos que en la pandemia no tenían ningún tipo de recursos, ahora vamos a sacar este bono y vamos con ese bono a llegar a los más marginados, más olvidados, más postergados”, confirmó el presidente Alberto Fernández, al encabezar este lunes un acto en la localidad bonaerense de Cañuelas.
El pago de esta suerte de IFE forma parte de un plan ampliado que busca apuntalar la recuperación del poder adquisitivo y promover el consumo, y que el Jefe de Estado terminó de pulir en las últimas horas con el ministro de Economía, Sergio Massa. Son medidas urgentes ante una situación extrema, donde la descontrolada marcha de los precios exacerba el clima incluso incluso en las filas propias.
“Soy consciente que algunos la están pasando mal. Como no voy a ser consciente. Con Sergio trabajamos todos los días para ver cómo hacemos para ordenar el tema inflacionario. Cómo no vamos a hacerlo si yo sé que la inflación consume y carcome el ingreso de los que viven de un sueldo. Por eso, quiero decirle a cada trabajador que no estamos olvidándonos de ellos, que vamos a seguir trabajando por ellos, que las paritarias están abiertas y que las paritarias funcionan libremente y que queremos que con esas paritarias los salarios le sigan ganando a la inflación”, remarcó”, dijo el Presidente ante las quejas de los socios peronistas que predominaron en los actos por el Día de la Lealtad.
El plan también contempla gestiones en la Casa Rosada para apuntalar las negociaciones salariales. No es un tema sensible, tal como lo expuso Claudio Moroni antes de abandonar el Ministerio de Trabajo. “Es difícil recuperar los salarios cuando la inflación es tan alta”, dijo al exponer en Diputados para defender los parámetros del Presupuesto 2023. Y su sucesora, Kelly Olmos no tardó en compartir el diagnóstico.
El Jefe de Estado adelantó que esta semana recibirán a representantes sindicales para analizar alternativas porque, reiteró, la prioridad es que “el salario crezca en términos reales”.
Por lo pronto, esa es una batalla que está lejos de ganarse tal como lo expone la comparación del IPC que elabora el Indec y el índice RIPTE (Remuneración Imponible de Trabajadores Estables). Los cálculos indican que, en los primeros ocho meses del año, los salarios perdieron casi 5 puntos frente a la inflación.
Frente al escenario de creciente ansiedad, Fernández y Massa comenzaron a adelantar algunas de las acciones. El ministro de Economía anunció que se elevará, a partir de noviembre, el mínimo no imponible del Impuesto a las Ganancias hasta los $330.000 y que se lanzará un programa de financiación, de hasta 30 cuotas fijas, para comprar artículos como televisores, celulares y acondicionadores de aire de bajo consumo.
Sobre el bono, Massa dijo que se instrumentará desde la Anses y que se financiará con una parte de los ingresos que se generaron con el esquema denominado “Dólar Soja”, con el que los sectores agroexportadores liquidaron más de U$S8.100 millones en septiembre.
Según trascendió, el bono se pagará en dos cuotas, a cobrarse en noviembre y diciembre. “Será para aquellos que hoy no tienen nada, que no tienen un plan, no tienen la Asignación Universal, no tienen seguro de desempleo, no tienen trabajo, no tienen ningún ingreso y sienten que el Estado no los está asistiendo”, apuntó Massa.
Fernández prometió además iniciar nuevas conversaciones con el Fondo Monetario Internacional (FMI) tendientes a ganar margen de acción para implementar medidas de asistencia social ante la crisis.
“Vamos a seguir discutiendo con los organismos internacionales definiendo los derechos nuestros, porque la guerra entre energía, alimentos, fertilizantes, a la Argentina eso le costó U$S5.000 millones”, justificó.
Al aprobar la segunda revisión del programa que firmó la Argentina para refinanciar los U$S45.000 millones que solicitó Mauricio Macri, el directorio del organismo multilateral de crédito solicitó “controles de gasto más fortalecidos y una mayor eficiencia de los subsidios y el gasto social”.
Fernández desestimó la observación al señalar que la continuidad de los subsidios energéticos garantizó la marcha de la industria local, clave para no interrumpir la recuperación de la economía. “Vamos a tener que discutir con el Fondo, con todos los que tengamos que discutir para que entiendan que eso no es un gasto, es una inversión, que estamos invirtiendo en que la Argentina no se detenga”, subrayó.