El presidente Alberto Fernández volvió a pedir este viernes la “unidad” del pueblo argentino para encontrar “coincidencias” y poder así “ir resolviendo los problemas que aún están pendientes y que van apareciendo”, en lo que definió como un momento “bisagra” por el fin de la crisis de deuda pública que duró cuatro años.
Fernández habló en Tucumán, donde estuvo junto al vicegobernador a cargo del Ejecutivo provincial, Osvaldo Jaldo; el jefe de Gabinete, Juan Manzur; al ministro de Seguridad, Aníbal Fernández; y al presidente de la Cámara de Diputados, Sergio Massa. Allí encabezó un acto en para la firma de convenios sobre seguridad.
El Presidente emitió un discurso para los presentes, pero que parece haber estado pensado también para quienes integran la coalición gobernante Frente de Todos. Él y la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner se encuentran en uno de los peores momentos de su relación personal y política, al punto que no se hablan desde hace semanas.
En Tucumán Fernández dijo que el delito es un fenómeno social complejo porque ante las respuestas que el Estado propone, el delito trata de perfeccionarse para poder seguir existiendo, saltando las vallas y los límites que el Estado fija. Y señaló que la tarea de los policías es difícil y hay que tener coraje para asumirla.
“Y lo que tenemos que hacer nosotros como sociedad es reconocer a cada hombre y cada mujer de las fuerzas de seguridad todo el esfuerzo que hacen. El problema de la seguridad no tiene ideologías, no es de derecha o izquierda, es un problema de los ciudadanos. Y debemos resolverlo. El primer modo para empezar a resolverlo es prestigiando a nuestras fuerzas provinciales y federales”, enfatizó.
El Presidente respaldó la idea de su ministro de Seguridad, Aníbal Fernández, para poner el foco en dónde está el dinero del crimen organizado, porque desde ahí se podría contrarrestar el poderío del delito.
“Para la lucha contra el crimen, dentro de la ley todo, fuera de la ley nada. Hay que ser severos en la persecución del delito. La Justicia tiene que hacer su parte, juzgando y condenando o absolviendo según resulte el caso”, dijo el jefe de Estado.
Según el mandatario, hay que trabajar cotidianamente y mancomunadamente para que en la Argentina el que va a trabajar no tenga miedo esperando un colectivo ni que nadie corra riesgos por el solo hecho de circular por la calle.
“El esfuerzo que tenemos que hacer, lo tenemos que hacer entre todos. Hay un tiempo de la Argentina que de una vez y para siempre debemos inaugurar que es el tiempo de trabajar unidos y juntos”, afirmó.
En esa línea, agregó: “Ya tuvimos demasiados años para distanciarnos y pelearnos y marcar diferencias. Hay cuestiones en las que ya no tiene sentido que sigamos marcando esas diferencias. Y no tiene sentido porque el problema ciudadano tiene otra magnitud y nos está reclamando que cada uno ceda lo que tiene que ceder para poder lograr los resultados que hacen falta que alcancemos”.
También sostuvo que tiene la impresión que la Argentina está viviendo un momento bisagra después de haber ido resolviendo problemas. “En la Argentina los problemas son tantos que se van resolviendo y quedan en el olvido a los cinco minutos. Pero nosotros vamos resolviendo problemas y aparecen nuevos problemas. Y recibimos problemas que aún están pendientes de ser resueltos. Lo que tenemos que hacer es unirnos para resolver los problemas porque todo tiene sentido en la política si se hace para mejorar las condiciones de vida de la gente. Para otra cosa la política no tiene sentido. Para eso tiene sentido que nosotros nos dediquemos a gobernar”, añadió.
“Y yo sé que en estos dos años, junto a todos los que me acompañaron ene l Gobierno, hemos dejado todo de nosotros para ir sorteando problemas muy graves que la Argentina tenía y otros que fueron apareciendo. Y vamos saliendo de los problemas, como ocurre con la deuda. Tenemos que saber aprovechar el esfuerzo de encontrar coincidencias para salir de los problemas. Empezamos una etapa en la que los encuentros deben ser lo corriente y no lo excepcional”, concluyó.