Atrapado en el laberinto de la crisis y la desgastante interna con Cristina Kirchner, Alberto Fernández anunció una reconfiguración total de su gabinete, que ahora tendrá a Sergio Massa como “superministro” con poder para manejar todas las áreas vinculadas con el manejo de la economía.
Tras una extensa espera que alimentó todo tipo de especulaciones, el gobierno nacional confirmó el jueves la incorporación de Massa para conducir las carteras de Economía, Desarrollo Productivo y Agricultura.
“El presidente Alberto Fernández decidió reorganizar las áreas económicas de su gabinete para un mejor funcionamiento, coordinación y gestión”, informaron con un escueto comunicado en Balcarce 50, en el que indicaron que la nueva área también tendrá potestad sobre “las relaciones con los organismos internacionales, bilaterales y multilaterales de crédito”.
El arribo de Massa produjo una reacción en cadena, que dejó a Alberto Fernández casi sin figuras propias en la Casa Rosada. La movida incluyó la salida de Silvina Batakis, de Daniel Scioli y de Julián Domínguez, pero también de Gustavo Beliz, uno de los principales laderos del Presidente que dejó la Secretaría de Asuntos Estratégicos molesto con los cambios.
El nuevo mapa de poder incluye pocos nombres de funcionarios albertistas, entre los que figuran el ministro de Trabajo, Claudio Moroni, quien ayer tuvo que desmentir su renuncia; el secretario general de la Presidencia, Julio Vitobello; la secretaria de Legal y Técnica, Vilma Ibarra; y el jefe de Asesores, Juan Manuel Olmos.
Los anuncios se terminaron de definir en las reuniones que Massa mantuvo primero con Alberto Fernández en la Quinta de Olivos, y luego con Cristina Kirchner en su despacho del Senado de la Nación. En paralelo, referentes de todas las capas del Frente de Todos emprendieron un operativo clamor, para bendecir el empoderamiento del titular de la Cámara de Diputados.
Es que Massa desempeñó un rol determinante para evitar una fractura en el oficialismo en los momentos más críticos de la pelea entre Alberto Fernández y Cristina Kirchner, que se desató por las diferencias en torno al acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) y que expulsó a Martín Guzmán de Economía.
El titular de Diputados salió sonriente de la reunión con la Vicepresidenta y decidió acercarse personalmente a los periodistas acreditados en la Cámara baja para confirmar las novedades. Allí anunció que el próximo lunes dará a conocer los nombres de los integrantes de su equipo y que convocará a una sesión especial para el martes para aprobar su renuncia como diputado y votar a su reemplazante.
Alberto Fernández decidió acelerar la reestructuración de su Gabinete tras las quejas que escuchó en la víspera de 13 gobernadores peronistas enojados por la inflación, la crisis cambiaria y los efectos en el territorio. Durante una improvisada cumbre en la Casa Rosada, el Jefe de Estado prometió cambios para calmar a esos mandatarios, que supieron darle refugio ante los embates de Cristina Kirchner.
Los anuncios volvieron a exponer la reinante desprolijidad en el Gobierno nacional. A saber, Batakis se enteró de los rumores durante el viaje que emprendió el lunes a Washington para mantener un cara a cara con la directora gerente del FMI, Kristalina Georgieva, quien celebró sus primeras acciones y su compromiso con las metas pactadas para reducir el déficit fiscal.
El embajador argentino en Estados Unidos, Jorge Argüello, gestionó reuniones de Batakis con funcionarios del Tesoro y con referentes de fondos de inversión. Y la hasta ayer ministra de Economía aprovechó los contactos para afirmar que su gestión tenía el aval de Cristina Kirchner. Todo ello quedó en el pasado.
Batakis llegó el jueves al país y se reunió con Alberto Fernández para expresarle su disconformidad con las reformas y poner a disposición su renuncia. Poco después, Scioli hizo lo propio ante el Presidente.
Entrada la tarde, cuando comenzaron a formalizarse los cambios, se conoció que Batakis dejará el ministerio de Economía para ponerse al frente del Banco Nación, que Scioli volverá a la embajada en Brasil, y que Domínguez dejará el ministerio de Agricultura.
Otro pase relevante fue el de Mercedes Marcó del Pont, quien dejó la conducción de la AFIP para reemplazar a Beliz. En su lugar, nombraron a Carlos Castagneto, quien se desempeñó hasta ahora como director general de Recursos de Seguridad Social de ese organismo.
Entrada la noche, el ministro de Seguridad Aníbal Fernández se convirtió en el primer funcionario nacional en hablar sobre la reconfiguración del Gobierno. Tras reunirse con el presidente, el ministro de Seguridad dijo que todo apunta a “profundizar políticas para el mejoramiento de la performance” de la administración nacional.
“No hay un rumbo que corregir, en todo caso hay un rumbo por profundizar, políticas que tienen que ser mucho más contundentes y que nos den beneficios como, por ejemplo, poder recomponer las reservas, apostar fuertemente a las exportaciones, cuidar las importaciones que permitan garantizar el normal funcionamiento para poder crecer”, manifestó en declaraciones a la prensa.
La nueva configuración de poder con Massa a cargo de la toma de decisiones en toda el área económica representa tal vez la última gran apuesta del Frente de Todos para tratar de torcer la compleja marcha de la economía, que obligó el jueves al Banco Central a implementar nuevas medidas.
A saber, la autoridad monetaria que conduce Miguel Pesce (quien hasta ahora fue ratificado en el cargo) subió nuevamente las tasas de interés (llevó al 61% los rendimientos de los plazos fijos) y reforzó el cepo para los gastos con tarjetas de crédito.
Todo está por verse en el nuevo camino y Cristina Kirchner nuevamente apostó por el silencio.