En el calendario de Rodolfo Suárez, setiembre está marcado con un círculo rojo. Por más que el calorcito de estos días ya haya marcado el fin del invierno en Mendoza, el frío polar se queda en las cifras que marcan la temperatura de la agenda del Gobernador, que en su primer año de gestión no podrá festejar la llegada de la primavera.
Los hitos en lo que queda del mes son varios para Suárez. Hoy empezó a pagar el (demorado) aguinaldo a los estatales. Este domingo 20, en tanto, se cumplen seis meses de cuarentena en el país, un antídoto contra la pandemia aplicado por Alberto Fernández que el mandatario provincial está cada vez más convencido de que no funcionó. Por eso, el martes 22, cuando vence el decreto vigente, la decisión es seguir con las actuales restricciones endureciendo los controles policiales pero sin cerrar más la economía. Claramente, esto ocurrirá si no se disparan los contagios de Covid-19 en lo que resta de esta semana, algo que en Casa de Gobierno ven posible teniendo en cuenta la meseta en la que se encuentra la curva de casos en los últimos días en Mendoza.
Ya con la certeza de que no tendrá una “primavera” en su gestión, Suárez quiere al menos celebrar el año desde que ganó la Gobernación en las urnas -el 29 de setiembre- con un “invierno” menos crudo que el que vive desde hace seis meses gracias a la pandemia.
El coronavirus le ha generado a Suárez los dolores de cabeza que el hisopado que le hicieron hace 10 días desmiente. Pero de que los ha tenido, no hay dudas. Hoy el Ministerio de Hacienda difundió los números de la recaudación en los primeros ocho meses del año, que se derrumbó 16% en términos reales. Hasta agosto, al Estado mendocino le ingresaron $ 81.785 millones entre impuestos provinciales y coparticipación nacional. Son solo $ 17 mil millones menos que lo que recaudó la Provincia en el mismo período del año pasado, cuando no había virus, pero que la inflación 2020 licuó rápidamente. Por eso los números rojos que el Gobierno exhibe y le sirven como respuesta a los gremios estatales, que endurecen su postura reclamando la reapertura de paritarias.
Ni siquiera la moderación en la caída de la recaudación que se evidencia desde junio les servirá: los empleados del Estado extrañarán más que nunca la cláusula gatillo, porque por primera vez en 15 años no tendrán aumentos salariales. Es una decisión política, pero también contable, de Suárez, que recién este mes empezó a pagarles con tres meses de demora el aguinaldo.
Su explicación es que la prioridad es atender la emergencia sanitaria por el Covid-19, que con la llegada de la primavera parece alcanzar su pico de gravedad en Mendoza. Ayer, el jefe de Epidemiología de la provincia, Gonzalo Vera Bello, cometió un sincericidio que evidencia que el invierno será largo por más que el frío se haya ido: dijo que el pico de casos podría darse a fines de octubre o principios de noviembre. Es decir, el récord de más de 8.000 contagios de setiembre no sería aún el peor momento de la pandemia.
Con la ocupación de camas de terapia intensiva en el Gran Mendoza que no baja del 70% hace un mes, y que pasó el 90% hace pocos días, el panorama parece negro, aunque en el Ministerio de Salud contradicen a Vera Bello y se esperanzan con los datos de los últimos días, donde los positivos han rondado los 500 diarios después de que a fines de la semana pasada hubieran trepado a los 800.
Así, sin disfrutar de una primavera, Suárez pretende llegar al verano dejando atrás lo peor de la tormenta. Planificando una pospandemia donde su gestión pueda poner en marcha las iniciativas que el coronavirus y la largúisima recesión argentina le han ido postergando. Allí entran los proyectos a los que el Gobernador apuesta para revertir en 2021 la caída económica de 2020: Portezuelo del Viento, Potasio Rio Colorado, Vaca Muerta y hasta la Agencia de Ciencia y Tecnología que mandó la semana pasada a la Legislatura.