En el marco de la interminable disputa con La Pampa por las obras hídricas que proyecta nuestra provincia, el ex gobernador Arturo Lafalla opinó que se debería dejar la realización de Portezuelo del Viento en manos del Comité Interjuridiccional del Río Colorado (Coirco), porque, a su criterio, la obra proyectada y licitada no es la adecuada de acuerdo a los beneficios que otorgaría y en virtud de la caída de caudal del río.
En diálogo con Los Andes, Lafalla consideró que el monto que gira la Nación a Mendoza (U$S 1.023 millones) es muy significativo y daría buenos resultados si se lo aplicase en un plan de inversiones alternativo.
-Con la experiencia de gestión y de muchos años en política, ¿qué intuye sobre la disputa por Portezuelo del Viento luego de la votación en el Coirco del 26 de junio?
-Creo que lo más conveniente para Mendoza es cederle al Coirco la decisión de hacer la obra, obviamente financiada por sus integrantes, quienes atento a la significativa y permanente disminución del caudal del río deberán necesariamente reproyectarla. El río es interprovincial, pero la administración del mismo es compartida, por lo que lo lógico es que las obras a realizar se hagan en conjunto.
-Al margen del compromiso quedebe cumplir la Nación, usted ha sostenido que no está convencido de que la obra proyectada y en licitación sea la más adecuada.
-Desde el principio vengo diciendo que la obra licitada no es conveniente para Mendoza. En primer lugar porque no incluye el trasvase del caudal del río que nos pertenece. Y Portezuelo sin trasvase no es el Portezuelo que le agrega a Mendoza un río más, que es la única forma que aprovechemos nuestra parte del río Grande. Por otra parte, la significativa y constante disminución del caudal de nuestros ríos y glaciares, lo que para el mendocino de a pie es una verdad dramática y asumida, se ha visto agravada los diez últimos años. Eso hace que la presa proyectada corra el serio riesgo de no ser llenada y si lo fuera, no podrá nunca generar la energía para la que fue diseñada, sencillamente porque el río no trae ni traerá el agua que traía. Es una obra proyectada para un río que ya no existe y el que los organismos científicos dicen que ya no volverá a ser nunca igual.
-¿Eso no puede poner en riesgo la llegada de los fondos de la Nación?
-No me cabe duda que la Nación, como lo viene haciendo, debe cumplir con los pagos prescindiendo de que Mendoza decida hacer o no Portezuelo. Así lo dice con claridad el convenio vigente. Esto, entiendo, está ya asumido con firmeza por el Gobernador” .
-¿Hasta qué punto pueden influir las diferencias partidarias entre la Nación y Mendoza en este asunto? Porque el gobierno nacional parece haber apoyado a La Pampa en su reclamo.
-No deberían influir de ninguna manera. Resolver un tema de esta naturaleza e importancia por intereses partidarios es para mí un acto de corrupción. Sobre un mismo problema, los partidos políticos pueden proponer diferentes formas de solucionarlo y esa es la puja política necesaria en una sociedad plural como la nuestra. Pero la pregunta a responder es qué conviene más para el interés general y de ninguna manera qué le conviene a mi sector político. En temas como este hay que debatir razones que nos lleven a la mejor solución para el conjunto de la sociedad, en lugar de prejuicios o afirmaciones vacías de sustento científico y técnico.
-Si se frena Portezuelo, ¿qué le parece la reciente postura del gobernador Suárez de contemplar el uso de los recursos nacionales para obras alternativas que aún no tienen financiamiento?
-Es una idea muy buena. Es lo que se tiene que hacer, insisto: pasárselo al Coirco, no perder más tiempo en disputas eternas e inútiles con nuestros vecinos y pasar a la elaboración de ese plan de inversiones. El monto a pagar por la Nación es muy significativo para nuestra economía y llega en el momento que más se necesita. Es la gran oportunidad del Gobernador de implementar un Plan Marshall para Mendoza, con mucho consenso, que reactive y transforme buena parte de la infraestructura que sostiene y potencia la productividad de la provincia, generando, además, como efecto directo de la realización de las obras, significativo empleo genuino y ocupación para nuestros emprendedores a lo largo y ancho de todo el territorio y no sólo concentrado en el Sur.
-Usted pone énfasis últimamente en los efectos del cambio climático en el riego. ¿Cree que a Mendoza le falta un plan de obras acorde con ese problema?
-Tengo la certeza, entiendo que compartida por muchos, de que la crisis hídrica ya mencionada, que se ha transformado en nuestra nueva normalidad, requiere imperiosamente reconvertir todo nuestro sistema de distribución del agua tanto para uso doméstico como para riego. Destinamos el 80% del agua que tenemos a riego agrícola, con una ineficiencia del 70%. Esto nos dice que estamos tirando más de la mitad del recurso agua, ese que según los que saben será el motivo de las guerras del siglo 21. Pero la Mendoza de la que estamos orgullosos sigue regando como en el siglo 19.
-¿Es decir que hay un déficit de gestión que trasciende a los gobiernos de turno?
-Es hora de tomar conciencia de que hay cosas que hacemos mal hace tiempo y no por culpa del centralismo porteño, del neoliberalismo extremo o de las influencias de Venezuela. Nosotros solitos hicimos estos cuatro oasis de los que, insisto, con razón estamos orgullosos. Pero su sistema de riego es obsoleto, altamente ineficiente, suicida ante la evidencia del cambio climático.