Noelia Barbeito vuelve al ruedo. Si bien es una de las dirigentes de izquierda más conocida de los últimos años, ha estado fuera del ámbito legislativo desde mayo del 2018, fecha en la que terminó su mandato como senadora y volvió a dar clases en las escuelas. No obstante, la estrategia del Frente de Izquierda de mantener las figuras fuertes en las principales candidaturas ha hecho que la docente de Historia esté presente en todas las elecciones por lo menos desde el 2013, por lo que su presencia fue fuerte también en 2019, cuando fue candidata a gobernadora.
La precandidata a diputada nacional califica esta elección como “clave” para el FIT Unidad, sobre todo porque se juegan las dos bancas que tienen en la Legislatura. “Somos la tercera fuerza en Mendoza y la única coherente y consecuente”, sostiene a Los Andes, y critica tanto a los espacios mayoritarios, como al resto de las fuerzas que competirán el 12 de septiembre.
-¿Cómo vio la política estando afuera de un cargo?
-Desde abril del 2018 estoy fuera de un cargo. Retomé mis actividades como docente de historia en nivel superior, en Tunuyán; y en la universidad Nacional del Comahue. Yo estuve (en el Senado) cuando se votó el ítem aula y se maltrató tanto a los docentes. Cuando volví a clases, vi en primera persona la situación en la que estábamos, cómo habían caído los presupuestos y las consecuencias concretas, con problemas de infraestructura y falta del personal. Creo que siguió y prevaleció una casta política completamente alejada de la realidad que viven los mendocinos, Con dietas altísimas y con un estilo de vida que está muy lejos de lo que padece la población. Y en pandemia todo esto se agudizó mucho más. Los legisladores cobran más que cualquier trabajador, e incluso más que los de la Salud, que son esenciales y que han sido usados, expuestos y descartados por el Gobierno. Eso también pude ver, este contraste entre una casta política que vive una realidad paralela y el resto del pueblo.
-¿En qué contexto se dan estas elecciones?
-Una situación durísima. Ha crecido la crisis económica y la desigualdad. Muchos grupos pequeños y poderosos se han visto favorecidos por la pandemia, como en el rubro vitivinícola, mientras que trabajadores vitivinícolas siguen cobran por debajo de lo que se necesita para vivir.
-¿Hay un escenario más importante de protestas en Mendoza?
-Creo que hubo un punto de inflexión en diciembre del 2019 cuando estuvo esa enorme lucha para defender la 7722 por sobre de la “ley cianuro”, donde nació el pacto (Rodolfo) Suárez- (Anabel Fernández) Sagasti. A partir de allí eso llamó a otros sectores a no dejarse pisotear, como lo fue con los trabajadores vitivinícolas con un paro histórico, también con los trabajadores de la salud que hoy son protagonistas de la lucha, al igual que los trabajadores de la educación cuando se quiso imponer una ley entre gallos y medianoche. Y sumamos además la lucha de las mujeres, que salió con fuerza luego del femicidio de Florencia Romano. Nosotros queremos llevar esa fuerza y esa voz a la Legislatura y el Congreso.
-¿Qué evaluación hace del resto de las fuerzas políticas?
-Hay muchas trampas políticas en estas elecciones. Presentan a partidos como alternativas pero que en realidad no dejan de ser del PJ o de la UCR. Los candidatos del Partido Verde son del Frente de Todos. Se sientan con ellos en la Legislatura y luego llaman a votar en contra de ellos. Y son sus mismos candidatos (NdR: en referencia a Mario Vadillo o Marcelo Romano). Sesionan juntos y no se ruborizan. Y lo mismo pasa con el oficialismo, con los liberales que dicen que quieren bajar sus dietas pero luego sus legisladores dicen que incluso cobran poco, como Hebe Casado. El único que se opuso fue Lautaro Jimenez. ¿Cómo explican esas contradicciones con los legisladores que tienen dentro y que dicen otra cosa?
-¿Qué los diferencia del resto?
-Creemos que somos una tercera fuerza consecuente y coherente, el resto de partidos son colectoras del PJ y la UCR. Ya lo hemos visto con la “panquequeada” o la mentira de Ramón. Hemos visto cómo se mintió con Sagasti diciendo que defendería la 7722. Nos diferenciamos porque nosotros hemos acompañado los principales reclamos que ha tenido el pueblo trabajador de Mendoza, demostrando que la política no es algo que se hace dentro de cuatro paredes, en despachos oscuros y a espaldas de todos. Hemos estado al lado de todos los trabajadores desde siempre. Desde ese punto de vista, siguiendo en una situación económica compleja, estar al lado de los que piden que el hilo no se corte por lo más fino es importante para nosotros.
-¿Por esos motivos hay que votar al FIT? ¿qué proyectos planean presentar?
-El voto al FIT no es un voto tirado. Es el voto que lleva esa voz y denuncias a la Legislatura y al Congreso Nacional. Vamos a seguir insistiendo en proteger nuestra agua y ambiente con una ley que prohíba la megaminería; vamos a seguir pidiendo que los políticos cobren como un docente; Vamos a seguir insistiendo en la emergencia en violencia de género, porque los femicidios siguen. Hay mucha charlataneria en este tema. Es un flagelo que no ha cesado.
-Tuvieron una gran elección en 2013 con 14 puntos, y en 2015 y 2017 pasaron los 10 puntos, pero en el 2019 no llegaron al 4% ¿por qué perdieron tanto porcentaje?
-En primer lugar tenemos que recordar que las elecciones son legislativas. En 2019 había una polarización muy grande, y luego de lo que significó el macrismo, muchos vieron la necesidad de terminar con esa experiencia, pensando que con Alberto Fernández serían diferentes las cosas. Si bien tuvo la pandemia, el ajuste a los trabajadores se siguió practicando. En esta oportunidad vemos un sector muy grande desilusionado por las expectativas que tenían sembradas en un cambio y no se cumplieron, y puedan vernos a nosotros como una alternativa. Creo que nosotros, lo que estamos intentando ahora, tiene que ver con que quizás lo que nos faltó a nosotros es organizar con más fuerza y llegar a más sectores de trabajadores que están luchando en toda la provincia. Tener una mayor fortaleza en la organización de estos sectores y llevando en la lista a los protagonistas de estas luchas, como obreras de viña como Ana Maya, o jóvenes luchadores del ambiente como Carolina Álvarez.
-Jiménez y Mailé Rodríguez terminan su mandato en la Legislatura y ponen en juego la participación del FIT en el recinto… ¿sienten que es una elección vital para el FIT?
-Sí, es clave. En noviembre el desafío es la Legislatura y el Congreso. En la primera sección electoral se puede votar a nuestro compañero Edgardo Videla, obrero de Cuyo Placas y delegado de base, o a Mauricio Guzmán del Frente de Todos, armador de Protectora, subsecretario de Francisco Pérez y abogado de (Mariano) Ruggeri, que se quiere quedar con La Terre. Y del otro lado José Thomas en Cambia Mendoza, que trajo a Patricia Bullrich a la provincia y es defensor de la doctrina del Pro. Esas son las opciones, por lo que vamos a pelear, que es renovar las bancas del FIT.
-¿Qué perdería la ciudadanía sin la voz de la izquierda en la Legislatura?
-En primer lugar Lautaro Jiménez es el que ha denunciado los dietazos y mes a mes ha salido a informarlo, mientras los médicos, residentes y quienes limpian los hospitales han estado luchando. Es quien ha hecho visible la casta de la que gobierna. Después, somos aliados incondicionales en la defensa del agua. Nunca dijimos una cosa e hicimos otra, ni participamos de pactos espurios. Es muy importante el FIT para la presentación de proyectos, en momentos en los que la Legislatura funciona como escribanía del gobernador de turno. Nosotros podemos hacer visibles esos pactos secretos que hay entre los partidos mayoritarios.
Perfil:
Noelia Barbeito es profesora de Historia (Se recibió en la Universidad Nacional del Comahue), tiene 39 años y milita en el Partido de los Trabajadores Socialistas desde el año 2000.
En 2013 asumió una banca como senadora provincial en representación del FIT, tras una elección legislativa en la que esa fuerza se constituyó en la sorpresa al obtener casi el 14% de los votos y transformarse en la tercera fuerza provincial.
Fue dos veces candidata a gobernadora (2015 y 2019) y una vez que terminó su mandato como legisladora, siguió como docente en una escuela de nivel superior de Tunuyán y de la Universidad del Comahue.