El exjuez Walter Bento volvió a declarar en el megajuicio que lo tiene acusado como líder de una banda que cobraba coimas en la Justicia Federal. En su indagatoria, no dejó pasar el sorpresivo giro de dos imputados que prestaron colaboración como arrepentidos y los apuró para que expongan la denuncia que realizaron contra el fiscal Dante Vega en el debate.
Los abogados Martín Ríos y Matías Aramayo están imputados como miembros de la asociación ilícita que presuntamente comandó Bento y aportaron declaraciones claves para la investigación, sobre la estructura y funcionamiento de la banda. Sin embargo, a un año de iniciado el juicio, decidieron pegar un volantazo y apuntaron contra el fiscal Dante Vega, al denunciar penalmente que habrían sido coaccionados por él para testificar en contra de Bento.
En ese contexto, ayer se esperaba que Ríos expusiera esta situación ante el Tribunal Oral Federal N°2 que preside la jueza Gretel Diamante, pero en su declaración indagatoria se limitó a desmentir un cohecho por el cual se le acusa y no se refirió a la denuncia particularmente.
Entonces, hoy Bento se hizo eco de la situación y le planteó al abogado Pablo Cazabán, que los defiende a ambos, que declaren las amenazas que denunciaron: “Ayer estuvo acá el imputado Ríos y dijo que estaban esperando que ratifiquen la denuncia… Yo le pediría al doctor Cazabán, que está acá presente que los traiga a declarar cuanto antes. Basta de estrategias, que vengan a declarar y no tengan miedo de ser detenidos. Porque la verdad los hará libres”.
Para Bento, la denuncia de Ríos y Aramayo, “es algo que todos sabíamos, pero no puede pasar inadvertido por lo gravísimo que es. Los imputados arrepentidos Ríos y Aramayo reconocieron y denunciaron haber sido coaccionados durante la Instrucción por el fiscal Vega para declarar contra mí”.
“Se materializó lo que todos sabíamos, que los arrepentidos habían mentido por distintos motivos en el Juzgado donde se instruye esa causa. Se averiguarán los motivos, pero lo que aquí importa es que mintieron y lo denunciaron, habiendo sido coaccionados por el fiscal Vega para declarar contra mí”, remarcó el exmagistrado.
“Esto es algo que todos sabían, dentro y fuera de este edificio, pero esto era parte de una metodología delictiva que se llevó adelante con casi todos los imputados”, señaló para arremeter contra Vega, como lo ha hecho recurrentemente en el juicio.
Bento enumeró las denuncias por presuntos maltratos que plantearon otros imputados a lo largo del juicio y hasta señaló que el abogado Jaime Alba cedió a “negociar” una colaboración como arrepentido, por esto mismo, cuando estuvo detenido en la Unidad Penitenciaria 32.
“No había ningún justificativo para que se llevara adelante una cacería dirigida contra mí. Esto no fue una expedición de pesca”, apuntó Bento y volvió a citar al testigo Diego Barrera, condenado por el homicidio de Diego Aliaga en 2020 (apuntado como mano derecha de Bento), que contradijo en el debate lo que había declarado en la Instrucción.
“Entonces después vinieron Ríos y Aramayo, coaccionados por Vega, para mentir. Así se fue construyendo esta causa, no por pruebas”, manifestó y dijo que “94 veces se usaron a los arrepentidos” en el requerimiento de elevación a juicio.
“En 27 oportunidades, Aramayo dijo ´creo´ y es más, tenía hasta un papel en la mano del que leía. Ríos creo que también estaba leyendo un papel. Pero mintieron burdamente sobre cuestiones que debían probarse. La Ley del Arrepentido dice que tienen un año para probarlo. La única medida fue la constatación de los teléfonos y dio negativa”, continuó.
Vale decir que las declaraciones de Ríos y Aramayo fueron filmadas y expuestas en el debate. La Fiscalía recogió los testimonios para elaborar pruebas que defenderán ante el Tribunal, a pesar de que su defensa solicite la nulidad de las colaboraciones.
Además, agregó que lo denunciaron sus abogados en el 2021 y la Cámara que recibió la denuncia “no hizo absolutamente nada”. “Entonces, siempre se manejó con esta metodología. Las pruebas fraguadas o con declaración de testigos coaccionados, o con la declaración de condenados que no tenían nada que perder, venían a declarar tratando de obtener algún beneficio para sus causas”, sostuvo.
Y completó: “Si en todas las resoluciones se basaron en Barrera y los arrepentidos, eso no existe más. ¿Hasta cuándo uno va a seguir detenido y con la familia sufriendo, si no hay pruebas? Nunca las hubo”.
El suspenso de Ríos
El abogado Pablo Cazabán informó a Los Andes que solicitarían la nulidad de sus aportes y prometió que sus defendidos lo expondrían en el debate. Sin embargo, este jueves Ríos evitó manifestarse sobre las acusaciones contra el fiscal general y se limitó a referirse al caso número ocho del requerimiento de elevación a juicio, que lo tiene acusado como protagonista de un intento de coima a un oficial de la policía. Este caso particular había sido rechazado, incluso en su acuerdo de colaboración.
El abogado Cazabán le había confiado a este medio que sus testimonios no iban a verse afectados por el movimiento de la denuncia, pero en el debate el propio Ríos confirmó la estrecha vinculación del expediente para mantener el suspenso ante el tribunal.
La fiscal María Gloria André le consultó al imputado: “¿Por qué motivo, hoy que está sentado, no nos cuenta cual es la situación para que le hagamos las preguntas correspondientes?”
“Hemos decidido con mis defensores declarar sobre el caso 8 nada más y lo otro ya está denunciado. Tendrán que llamarnos para ratificarnos y recién ahí expondremos sobre esa situación. No creo que tenga que hacerlo ahora”, contestó Ríos para postergar su denuncia.
Según el requerimiento de elevación a juicio, la estructura delictiva que encabezaba Bento tenía al despachante de aduanas asesinado, Diego Aliaga, como principal organizador y lo secundaban los abogados Luciano Ortego y Jaime Alba, quienes “reclutaban” posibles casos de coimas. Un escalón por debajo se encontraban los abogados que “entraban y salían” de la banda, como Ríos, Aramayo y Javier Angeletti. También formaban parte, el narcofinancista Walter Bardinella Donoso y el comisario Gabriel Moschetti, el primero como operador en el mundo del hampa y el segundo, como pata policial de la supuesta asociación ilícita.
