Bullrich, a todo o nada para entrar al balotaje y garantizar la unidad de Juntos por el Cambio

La candidata enfrenta el desafío de ingresar en una eventual segunda vuelta. De eso depende no solo la posibilidad de volver al poder, sino también el futuro del sello fundado en 2015. La apuesta por el “cambio seguro”.

Bullrich, a todo o nada para entrar al balotaje y garantizar la unidad de Juntos por el Cambio
La candidata Patricia Bullrich en el cierre de campaña de Juntos por el Cambio junto a Mauricio Macri (Foto: Prensa Juntos por el Cambio)

Cuando la noche del domingo 13 de agosto se convirtió en la candidata presidencial de Juntos por el Cambio, Patricia Bullrich supo que ese era, apenas, el primer paso de un camino que se abría cuesta arriba. La exministra va a todo o nada este domingo para asegurarse un lugar en el balotaje contra cualquiera de sus dos principales rivales y mantener así la unidad de la coalición opositora.

A los 67 años y con una variopinta trayectoria política, que la llevó desde la militancia en la Juventud Peronista hasta La Alianza de Fernando De la Rúa, la Coalición Cívica de Elisa Carrió y finalmente el PRO de Mauricio Macri, Bullrich se enfrenta al desafío personal y colectivo más trascendente de su carrera.

De su desempeño depende no solo la posibilidad de que Juntos por el Cambio vuelva al poder, sino también el futuro de ese sello fundado en 2015, que en principio integraron el PRO, la UCR y la Coalición Cívica, y luego se amplió a otros socios minoritarios como el Peronismo Republicano, el GEN y Avanza Libertad.

Lo saben en la intimidad de la coalición: obtener el tercer lugar el domingo dejaría al espacio sin un liderazgo claro y pondría en crisis una estructura de poder envidiable: a partir del 10 de diciembre podrían gobernar hasta 11 provincias, unas 500 intendencias, y convertirse en primera minoría en la Cámara de Diputados.

Juntos por el Cambio ya conquistó ocho distritos (Jujuy, Chaco, Corrientes, Santa Fe, San Juan, San Luis, Mendoza y Chubut) y este domingo podría sumar tres más (Ciudad de Buenos Aires, Entre Ríos y Catamarca).

A eso se suma la posibilidad de ocupar la primera minoría en la Cámara baja, lo que les permitiría no solo acceder a la presidencia, sino también quedar en mejores condiciones para negociar con otros bloques la aprobación de las reformas prometidas en campaña.

Bullrich se aferró a todos esos datos para encarar la segunda etapa de la campaña: las ideas de “orden” y de cambio “posible” y “seguro” cobraron fuerza en el discurso “cambiemita” y se transformaron en elementos diferenciadores de Milei, a quien emparentan con un cambio “improvisado” y un “salto al vacío”.

En paralelo, persistió la consigna de “terminar con el kirchnerismo para siempre”, apalancada por los últimos episodios de corrupción. Es el discurso con el que Bullrich siempre se sintió más cómoda, aunque en el último tramo de la campaña confrontó en igual medida con Milei, atenta a un escenario que ya no es de grieta, sino de tercios.

La exministra tiene como desafío representar a un electorado que en las PASO se inclinó mayoritariamente por un cambio de signo político. Para eso, busca retener los 2,5 millones de votos de su exrival en la interna, Horacio Rodríguez Larreta, convocar a ciudadanos que no fueron a votar en las PASO y seducir a los desencantados con el Gobierno y los atemorizados por Milei.

Los obstáculos que tuvo que atravesar la titular del PRO en uso de licencia no fueron pocos. Sobre todo, los que aparecieron puertas adentro. Los guiños de Macri hacia Milei (devueltos por el libertario con elogios) no colaboraron con la paz de la alianza, que ya venía de otro desgaste por la idea del tándem Larreta-Morales de incorporar al gobernador cordobés Juan Schiaretti en una gran interna.

La campaña también dejó expuestos algunos puntos débiles de Bullrich, sobre todo en materia de economía, lo que la llevó a anunciar el 28 de agosto a su elegido para ocupar el ministerio, Carlos Melconian. El economista de la Fundación Mediterránea se transformó en una pieza clave a la hora de atacar la gestión de Massa y desmitificar la propuesta dolarizadora de Milei.

El último gran anuncio fue la incorporación de Larreta como jefe de Gabinete de un eventual gobierno. Un gesto importante en la recta final de una campaña que concluyó en Lomas de Zamora, donde Bullrich compartió escenario con el alcalde porteño y Macri. “Estamos en la penúltima estación, porque la última es ganando el balotaje y la presidencia”, arengó la candidata.

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