“No es lo mismo una CGT con Camioneros que sin ellos”, avisa un dirigente político que ve los movimientos gremiales en Mendoza. La Confederación General del Trabajo (CGT) en Mendoza debe renovar autoridades y todo apunta a que el gremio transportista se quedará con la cabeza del organismo. Ricardo Letard, actual titular, es el nombre elegido.
De las negociaciones han participado otros gremialistas cercanos al kirchnerismo, aunque desde varios lados desmintieron una injerencia directa de Anabel Fernández Sagasti en este proceso. Sigue las novedades, eso sí, a través de dos fieles “observadores”, que participan de la rosca sindical.
En los mentideros gremiales mendocinos no esconden la expectativa que hay por la nueva conducción de la CGT en Mendoza. El órgano que nuclea a otros sindicatos tiene los mandatos muy vencidos y hay que renovar autoridades, un lugar codiciado con proyección política y poder de negociación.
Actualmente Luis Márquez (Unión Obreros Metalúrgicos) es el Secretario General del cegetismo mendocino. De cara a su sucesión, no habría elecciones. Algunas figuras gremiales, con cercanía a la senadora nacional Anabel Fernández Sagasti, han estado cerca del proceso, uniendo piezas y trabajando por una unidad.
Carlos Gallo, titular de Anses en Mendoza que debió contar con el aval de la legisladora kirchnerista para esta designación, es uno de los promotores de una sola lista. La historia gremial del delegado de Anses en Mendoza viene de años por su pertenencia al Sindicato de los trabajadores y trabajadoras de la Administración Nacional de la Seguridad Social (ANSES).
Una reunión en Buenos Aires de la que participó Ricardo Letard, secretario general del sindicato de Camioneros fue propiciada por Gallo. Gustavo Correa, dentro de la cúpula del gremio docente en Mendoza y también de la Central de Trabajadores de la Argentina (CTA) también ha estado acompañando estos pasos y bregando por un acuerdo entre las partes. Correa es el otro observador cercano a Fernández Sagasti.
“Hay tres bandos, el de Camioneros, el de Firmani que es el del gremio de la leche, y por otro lado de la conducción actual con Márquez”, describió un dirigente gremial. En este escenario se busca contentar a todos los sectores.
Así las cosas, es casi un hecho que Ricardo Letard de Camioneros se quedará con la secretaría general de la CGT, mientras que Rolando Firmani, al frente de la Asociación de Trabajadores de la Industria Lechera de la República Argentina (Atilra) se ubicará en la secretaría adjunta. Resta definir el secretario gremial, y podría ser el propio Márquez.
Todo se definirá en estos días, pero estaría el visto bueno cegetista nacional para que así ocurra. En agosto podría haber asunción de nuevas autoridades para completar la normalización de la central obrera.
La vuelta de Camioneros a la CGT
“Han recuperado la mística de (Mario) Zaffora” se envalentona un gremialista de trayectoria que recuerda el paso del fallecido dirigente y que dejó una huella imborrable. Para muchos, políticamente significa todo un hecho el tener a Camioneros, que acarrea unos 12 mil afiliados en Mendoza, al frente de la CGT.
Algunos observadores de la rosca sindical coinciden con un análisis hecho en 2016 por el ex senador del FIT, Lautaro Jiménez. “No se ve en Calcagni, Márquez o Córdova figuras de peso comparables a lo que a fines de los 90` era Mario Zaffora (camioneros) cumpliendo un rol relativamente similar al que tenía (y aún mantiene en cierta forma) Moyano a nivel nacional. Luego de la muerte de Zaffora en el 2002, en medio de una disputa interna, el moyamismo bloqueó el ascenso de cualquier nueva figura provincial fuerte en su propio gremio, y la cambió por una alianza con el viejo sindicalista Calcagni”.
Han pasado varios años desde esa expresión pero la impresión es la misma en cuanto al peso de las figuras. Y hay una coincidencia en los estilos de conducción: ni Rubén Zárate en Camioneros durante 17 años (luego de Zaffora) ni Márquez le han dado un personalismo ni la impronta protagonista que varios esperaban.
“Vamos a darle un giro de 180 grados a la CGT”, promete el propio Letard a Los Andes a la espera de que se confirme su nombre al frente de la central obrera. Con 48 años, dice que para meterse en esta conducción hay que tener “un poco de locura”.
Camionero “desde que nací”, Letard llegó al Expreso Malargüe y desde allí construyó su militancia hasta que en 1998 fue electo delegado gremial. Y después acompañó en la gestión de Zárate como parte de la conducción.
Un asado a fin de año haciendo de anfitrión en el camping de Camioneros ubicado en Maipú fue el momento elegido para anunciar sus intenciones serias de llegar a la CGT. Así, mientras se maridaba el vino tinto con los cortes de carne, Letard le dijo a varios comensales que representaban a unos 60 sindicatos sus aspiraciones. Hubo brindis y espaldarazo.
“Desde lo político, una CGT unida con Camioneros al frente es otra cosa. A la política no le conviene”, avisan desde un gremio que adherirá a la central obrera. Para el futuro titular, este nuevo mapa que llegará con adhesiones de sindicatos, les permitirá “tener la representación del 80% de las personas registradas”.
El saliente
El actual secretario general de la CGT mendocina, Luis Márquez, está en ese cargo desde diciembre de 2016, hace casi seis años. Llegó a la conducción de la central gremial junto a Oscar Arancibia, del Sindicato Unido de Trabajadores de la Industria de Agua y Gaseosa (Sutiaga).
La dupla Márquez-Arancibia llegó por acuerdo de todas las vertientes de la CGT. Es que desde 2011 había dos espacios en pugna; uno liderado por Rodolfo Calcagni, del Sindicato Personal de Micros y Ómnibus de Mendoza (Sipemom) y el otro con Jorge Córdova, del Sindicato Unido de Petroleros e Hidrocarburos (Supeh) al frente de los díscolos.
En realidad, a pocos días de cerrarse la dupla Márquez-Arancibia, Jorge Córdova salió a desmarcarse y decir que “no están todos”. El petrolero decía a Los Andes el 7 de diciembre de 2016, que “muchos se vieron sorprendidos con la presencia de gente de Buenos Aires que vino a decir cómo son las cosas”, refiriéndose a enviados de la UOM nacional que respondían a Francisco “Barba” Gutiérrez.
Con el tiempo, las diferencias se fueron borrando y ya nadie se acuerda de aquella pirotecnia.