Carlos Fara es un destacado analista y consultor político argentino cuyas columnas de análisis y de opinión se pueden leer en Los Andes desde la semana pasada.
En esta entrevista, el presidente de la Asociación Internacional de Consultores Políticos habla de los desafíos electorales para Javier Milei, de Cristina, de las peleas en el radicalismo y hasta del impacto que puede tener en el país las elecciones de Estados Unidos.
-¿Qué puede decir sobre las controversias en el radicalismo?
-Es un conflicto que tarde o temprano se veía venir. Iba a haber en los ex Juntos por el Cambio un reordenamiento a favor o en contra de Milei. Si se produce una polarización en el electorado, hay que estar de un lado o del otro. Es muy difícil la tercera vía. Yo tiendo a pensar que estas cosas siempre se solucionan con mucha flexibilidad en el corto plazo y que esto pueda implicar una libertad de acción para cada uno de los distritos. No tiene mucho sentido dar una discusión a profundidad sobre algo que es incierto, porque nadie sabe qué es lo que va a pasar al final del camino con Milei. Más allá de las conveniencias de los gobernadores, obviamente, porque son los que tienen que estar juntando la plata y conviviendo con el gobierno nacional. Eso es lo que me parece que va a terminar pasando y agregar este punto: el radicalismo ya sufrió este tipo de situaciones con la Concertación Plural y después todos volvieron al mismo redil. Un tironeo importante ahora no significa un quiebre del partido al mediano plazo.
-¿Cómo ve a los que están en los extremos, a la fuerza política del presidente Milei y al peronismo?
-Tienen dos ventajas respecto al radicalismo de todos los que están dando vueltas por ahí en el medio. Una es que a los dos los favorece la lógica del blanco-negro. Eso facilita el relato. La otra cuestión es que los dos tienen jefe. El gobierno, obviamente tiene su jefe y del otro lado la verdad que imaginar un liderazgo alternativo al de Cristina en el corto plazo parece bastante raro. Solamente vamos a empezar a ver si hay o no alguna regeneración peronista-kirchnerista con los resultados de la elección del año que viene en la mano. Si la sociedad le da cierto valor a Milei, seguramente va a haber más de uno que diga, bueno, resistimos hasta donde pudimos, ahora hay que rendirse, barajar y dar de vuelta, esta es otra Argentina. Pero no es un proceso fácil. Primero, porque a Cristina, aún con desgaste y toda la historieta, nadie se le anima al final. Cristina le pide a la tropa que agarre el bastón de mariscal y ella al mismo tiempo es obturadora de esa situación. En donde Kicillof quiere sacar la cabeza, con las limitaciones que tiene, Cristina le tira La Cámpora encima y entonces es obvio que no puede regenerarse. Entonces no veo una recomposición sencilla.
-¿Cristina va a sobrevivir hasta 2027 con liderazgo?
-Bueno, convengamos que Alfonsín se murió siendo líder del radicalismo. Menem, bastante duró la referencia y Néstor (Kirchner) se murió siendo líder. No veo por qué uno puede imaginar que Cristina puede seguir hasta el 2027 y más allá, eventualmente. No son procesos virtuosos, pero bueno, es lo que hay.
-¿Cómo cree que puede progresar la construcción política del Presidente, que ha tenido complejidades?
-Yo creo que no hay que evaluarlo con los parámetros clásicos porque es una cosa nueva, disruptiva. Va a depender muchísimo de cuánto éxito tenga La Libertad Avanza en la gestión. El problema es que no es una construcción política, es un liderazgo sin partido con gente que lo sigue. El segundo detalle es que creo que quieren tener una construcción sencillamente para no depender de nadie legalmente para presentarse selecciones. La tercera cuestión es un liderazgo que, por ser muy fundacional y fundamentalista, es un liderazgo muy verticalista que no acepta el debate interno. Y en cuarto lugar, que precisamente por esa lógica del mito de la salvación, me parece que es muy excluyente, el proyecto no tiene nada de contenedor. Es Milei pensándose Moisés, que lleva al pueblo a la tierra prometida, y el que no crea en Dios, es un problema de cada uno.
-¿Victoria Villarruel es casi una amenaza para Milei o reedita las viejas peleas presidente-vice?
-Primero quizás Villarruel debería ser consciente de que ella llegó con Milei. Si ella tiene voto propio o no lo veremos el día que se presente una elección sola para algún cargo. No digo que no los tenga, pero no lo sé. La segunda cuestión es que ella es una figura que juega a ser una salvaguarda frente a la posibilidad de que el proyecto Milei fracase o de alguna manera. Ahora, la gente los votó a los dos y yo creo que está en el mismo barco. Si a Milei no le va bien, no sería fácil pensar que entonces Villarruel se salva. Porque no le pasó a Cristina con todo lo que es. Cristina no pudo salvarse del desastre de Alberto (Fernández) ¿Por qué se va a salvar Villarruel si le va mal?
-Villarruel no está jugando a ser una suerte de oposición interna de Milei?
-Un detalle primero. Victoria está armando su propio partido nacional. Eso es una amenaza permanente de que mañana se puede ir o presentarse por afuera. Sumado, por supuesto, a las desconfianzas que hay por las conversaciones que hubo después de la primera vuelta de ella con Macri. Todo eso no ayuda. Ella yo creo que es astuta, pero también es cierto que la autonomía institucional del vicepresidente de la Nación no tiene ninguna incidencia en el Poder Ejecutivo, ¿verdad? Porque no tiene tropa. Yo le bajaría un poco la expectativa a una construcción futura de Villarruel.
-Cornejo le ha sugerido a Milei que abandone el discurso de la casta y que tenga una construcción política hacia las elecciones del año que viene más razonable ¿Cree que lo va a hacer o va a continuar tan sectario y extremo como ha sido hasta ahora el Presidente?
-Yo creo que va a seguir sectario porque el Presidente lo que necesita es mostrar que sus conceptos son correctos, que los equivocados son los demás. Y eso, en todo caso, el argumento definitivo lo tendrá el resultado de la elección del año que viene. Si no le da juego a Macri, ¿por qué le daría juego a Cornejo? Luego, él quiere vagones siendo él locomotora, ¿no? Si yo soy locomotora, ¿por qué me voy a convertir en un vagón más? Y, en todo caso, yo decido cómo se compone el convoy. Y después, yo creo que Milei sobreestima la rentabilidad del discurso de la casta. Yo creo que está mucho menos en la gente de lo que todo el mundo piensa y que al final del camino lo que importa son los resultados. Si te va bien, con casta o sin casta, no me importa. Y si te peleaste con la casta pero te va mal, tampoco me sirve. El discurso de la casta no está tan espontáneamente en la sociedad. Parece que está en un núcleo muy duro. Eso de que él hizo trabajar a la casta un domingo a la noche me parece un argumento bastante flojo.
Pero la gente votó una cuestión disruptiva. No hay por qué pensar que ese espíritu no se va a mantener el año que viene ¿O cree que puede ser distinto?
-Está claro que el presidente ganó claramente la curva de- yo soy un cambio fuerte y en serio. Que no es un cambio tibio como Macri. Eso ya le da una patente. Va a pasar a la historia como un gran cambio. Eso es así y yo creo que el discurso de la casta en todo caso lo ayuda a marcar permanentemente su carácter distintivo frente al status quo. Insisto con el punto, eso no le evita que lo evalúen por resultados. Yo creo que probablemente el discurso de la casta sea un argumento político útil de cara al año que viene y eventualmente después del año que viene, habiendo recogido frutos, reformule un poco la narrativa.
-¿Cómo lo ve a Milei en el caso de que Trump no gane las elecciones presidenciales de Estados Unidos, sino Kamala Harris? ¿No sería terrible para él?
-Bueno, psicológicamente, ¿no? Simbólicamente. Pero no creo que Trump ayude tanto a Milei aún ganando. Primero porque Trump asume el 20 de enero, tiene que designar al secretario del Tesoro, eso pasa por el Congreso, hasta que después se resuelve en el Fondo Monetario. Segundo, porque el Fondo Monetario es una burocracia que tiene sus propios intereses y su propia autonomía. El Presidente levanta el teléfono en una situación de crisis. Ahora, si no hay una situación de crisis, es, digamos, ¿qué hacemos? Me parece que puede haber una buena onda, que le den un año sabático, el 2025. Hay que usar el 2025 para ver qué se hace en 2026 y 2027, porque los pagos del 2026 y el 2027 con el Fondo son terriblemente grandes. Y con esta acumulación de dólares es imposible que Argentina los enfrente. Pero tampoco creo, por lo que está haciendo Biden, que si gana Kamala sea un gran problema. Porque Argentina forma parte del G20, porque es uno de los cuatro países más grandes de América Latina, y porque ya vimos que en la crisis de 2001, Argentina se cayó y hubo efecto dominó. Argentina tiene cosas que al mundo le interesan. Más allá de cómo los argentinos estemos llevando la cuestión, ¿no? Entonces me parece que nadie quiere líos. No vaya a ser que por tirar la cuerda haya un lío en Argentina y pasemos a una situación en donde se da vuelta la taba. Ya bastante Brasil con Lula está un poco descarriado.
-Pero habría que ver qué hace Milei si ganara Harris…
-Sí lo afectaría pero al final están los números. No creo que sacrifique la vaca sagrada sencillamente porque le falló el pronóstico electoral.