La operación para sepultar a las PASO ya empezó. Es paradójico que sea el gobierno de Alberto Fernández el que termine con el experimento que se implementó en 2011 durante la gestión de quien hoy es su vicepresidenta, Cristina Kirchner. Y que fue craneado en 2009 por el hombre de quien él fue jefe de Gabinete, Néstor Kirchner.
Con la excusa de la pandemia y del alto costo que implican, las primarias son vistas por el Gobierno actual como un examen autoimpuesto que no quieren tener que rendir. En su memoria está todavía muy fresca la estrepitosa derrota electoral que tuvo Macri en agosto de 2019 y que precipitó la debacle económica y política del gobierno de Cambiemos. Por eso, los ganadores de aquella elección no quieren ahora someterse a la gran encuesta de opinión en que se transformaron las PASO, ya que nunca sirvieron como internas de los partidos para elegir candidatos.
Fueron primero algunos gobernadores peronistas, como el sanjuanino Sergio Uñac, los que salieron a pedir públicamente la suspensión de las primarias de las legislativas 2021, previstas para el 8 de agosto. Y ayer, con el guiño del Gobierno, el tema se coló en la agenda de la Cámara de Diputados. Para el rionegrino Luis Di Giácomo, un aliado del oficialismo que intentó meter en el temario del día la cuestión, las PASO significan “tirar a la basura el dinero de los y las argentinas”, por lo que hay que eliminarlas.
En la oposición, como en tantos otros temas, no hay una posición unánime. Las autoridades legislativas y los líderes partidarios (entre ellas el mendocino Alfredo Cornejo) coinciden en que hay que defender las primarias, sobre todo porque son las que le han servido a Juntos por el Cambio para decidir sus internas. Pero en el peronismo les recuerdan que son ellos mismos los que el año pasado jugaron con la idea de no hacer las PASO y hasta hay proyectos en el Congreso, como el del macrista Pablo Tonelli, que proponen esto.
Está claro que lo que era un rumor o un pedido solitario de algún gobernador se convirtió ya en un proyecto que une al oficialismo, y que cuenta incluso con el apoyo del lavagnismo. Este escenario es el que miran con atención en Mendoza. En el gobierno de Rodolfo Suárez tienen una carta que están dispuestos a jugar: desdoblar las elecciones provinciales. Y no hacerlas antes de las nacionales, sino después, ya en 2022. Es que la ley electoral modificada en 2017 establece que las PASO provinciales deben hacerse el primer domingo de febrero y las generales, el segundo domingo de abril.
En Casa de Gobierno son cautos y prefieren no confirmar ninguna fecha aún. Saben que el tiempo juega de su lado: el Gobernador, según la misma ley, tiene hasta tres meses antes de las PASO nacionales, es decir hasta el 8 de mayo de 2021, para decidir si se acopla al calendario nacional o conserva el provincial. Es decir, si desdobla o no. Pero si, como parece que ocurrirá, se suspenden esas primarias, la única elección nacional será la general del 24 de octubre, lo que estiraría los tiempos de Suárez hasta el 24 de julio del año que viene para ponerle fecha a las legislativas provinciales.
Si, como el mandatario sugirió hace poco en una entrevista con el diario Perfil, Mendoza desdobla, el año que viene los mendocinos solo votaríamos una vez para elegir legisladores nacionales en octubre. Un contraste gigante con 2019, cuando fuimos a las urnas cuatro veces; y hasta seis en algunos departamentos.