El llamado de Elisa Carrió para iniciar la “resistencia pacífica” pareció encontrar mayor sentido en los últimos días y será una posición que el próximo lunes debatirán los líderes nacionales de Juntos por el Cambio (JxC), aunque hasta los más combativos anticipan que la estrategia en las trincheras dependerá del clamor popular, sobre todo, porque cualquier posición debe resguardar la empatía de cara a las elecciones legislativas del próximo año.
Así como el acuerdo con los bonistas le dio “oxígeno” y autonomía a Alberto Fernández, también se transformó en una bisagra para el modus operandi de la coalición opositora que ya prepara la nueva agenda con la que buscará recuperar protagonismo.
El paso que anticipa lo que vendrá fue el que tomaron los referentes de JxC en Diputados, que el viernes dieron por finalizado el acuerdo parlamentario para garantizar su participación en las sesiones virtuales. Ahora, además de negarse a tratar la reforma judicial exigirán la construcción de consensos para debatir cualquier otro proyecto.
Por supuesto que los ánimos deberán adaptarse al pragmatismo, pero también existe entre los referentes de JxC una preocupación que obliga a acelerar las decisiones: temen que las medidas que se dispongan para reactivar la economía se conviertan en una suerte de “borrón y cuenta nueva” y “tapen” los cuestionados intentos para reformar el Poder Judicial, modificar la composición de la Corte Suprema y avanzar sobre un grupo de jueces que atienden en causas contra Cristina Kirchner.
“Con un par de hechos que impliquen cierta recuperación, la gente va a decir ‘arrancamos’ y en un segundo plano quedarán la reforma judicial, la cabeza del procurador (Eduardo) Casal, la revisión de los traslados de jueces. La secuencia institucional es muy jodida y se necesita acompañamiento social”, planteó ante la consulta de este medio uno de los integrantes de la cúpula del frente opositor.
La convicción casi unánime es que se tendrán que establecer “nuevas prioridades”. Tal vez por ello, el ex presidente Mauricio Macri ya confirmó que, desde Francia, participará el lunes próximo de la reunión por Zoom, convocada a las 9.
Por lo pronto, la intención será alinear posiciones respecto a las nuevas banderas que se blandirán para marcarle la cancha al oficialismo. “Antes trabajábamos en un triángulo compuesto por la cuestión de las libertades y todos los temas institucionales, la salud y el trabajo y la economía. Y ahora, a esto le sumamos un tema más que es la seguridad”, detallaron en la cúpula de JxC y remarcaron que la clave es que cualquier proclama “se ajuste a la demanda social”.
Esta última premisa se complementa con la lógica política que indica que los golpes deben apuntar contra las mayores debilidades del rival, como lo son para el gobierno el agotamiento social y el drama económico asociado con la cuarentena y el resurgimiento de la inseguridad que se agrava con la novela de cruces entre funcionarios.
Los más comprometidos en zanjar diferencias con el oficialismo esperan que el próximo lunes se logre el compromiso del jefe de Gobierno porteño Horacio Rodríguez Larreta para desacoplarse de la Casa Rosada y ponerle fin a la cuarentena, aunque claro con los protocolos sanitarios correspondientes. Quieren que el mandatario acelere su plan para imponer el modelo de nueva normalidad. “‘¿El 16 la Ciudad va a decir ‘seguimos con lo mismo’? Eso no va más”, advierten quienes reclaman un rumbo más claro para el frente opositor.
La moderación motivó un cruce entre la presidenta del PRO, Patricia Bullrich, y Rodríguez Larreta. Atento a esquivar frentes de batalla, el referente del PRO en la Ciudad le expresó su malestar a la ex ministra de Seguridad porque incluyeron su firma en el documento que JxC difundió tras la última reunión para rechazar el proyecto de reforma judicial.
El episodio evidencia también que la oposición tendrá que resolver los dilemas internos por las diferencias entre quienes apuestan por el enfrentamiento frontal y quienes apelan a los buenos términos, sobre todo, porque mantienen cargos en la gestión pública.
Es que, tal como lo plantean, las aguas se dividen entre los que confían en la convivencia y aquellos que alertan que la oposición “está en Dunkerque”, haciendo alusión a la operación de retirada de las tropas inglesas, francesas y belgas frente a una dura ofensiva de los nazis en Francia. Aquel hecho, de junio de 1940, se transformó en un hito de la segunda guerra mundial porque fue un punto de partida para la lucha de los Aliados.