Futbolero como ninguno de sus antecesores, Alfredo Cornejo parece atarse a una consigna de los directores técnicos: los esquemas dependen de los jugadores con los que se cuenta. Por eso, el gobernador electo definió primero el perfil que buscaba para su primera línea, luego puso los nombres y al final armó el organigrama del próximo gobierno que presentó a la Legislatura como ley de Ministerios.
Hay en ese esquema lo que podría definirse como una reorganización integral del Poder Ejecutivo tal como se ha conocido hasta ahora. Sólo Hacienda mantiene su función tradicional y será la base sobre la que se apoyará la gestión, con la ya famosa austeridad cornejista. Pero en el resto, barajó y dio de nuevo, con áreas que salieron de su jurisdicción clásica para fusionarse con otras y así armar superestructuras.
El Ministerio de Educación, Cultura e Infancia fue pensado para cumplir con la que, en la campaña, aseguró será su prioridad en la nueva gestión: mejorar la calidad educativa. Y para lograrlo entiende que sólo se puede hacer rompiendo las barreras de la Dirección General de Escuelas, unificándola con Cultura y con Desarrollo Social para coordinar mejor tareas que hoy terminan duplicándose.
Ese casillero tenía un solo nombre posible, Tadeo García Zalazar, y por varias razones. La primera es porque es su discípulo “estrella” desde hace más de dos décadas y sabe que puede aportar manejo político y gestión, además de conocimiento. La experiencia del futuro ministro como intendente de Godoy Cruz durante ocho años lo confirma. Pero también porque era una deuda con el designado después de haber hecho, al volver a candidatearse, que postergue cuatro años su ambición de ser gobernador.
García Zalazar aceptó sólo después de asegurarse que contará con fondos para desplegar su función. Por ejemplo, ya piensa en potenciar el deporte y la educación artística en el contraturno de las escuelas públicas. Pero también quiere garantizar el buen estado edilicio, por eso el área de Infraestructura Escolar dependerá del nuevo súper ministerio y ya no del ministerio encargado de las obras públicas.
Así, tendrá cuatro subsecretarías: Educación, Cultura, Infraestructura e Infancia. Esta última incluye el Régimen de Responsabilidad Penal Juvenil, o sea el ex Cose.
La otra gran novedad es el Ministerio de Gobierno, Infraestructura y Desarrollo Territorial. Una unificación que no tiene antecedentes en Mendoza pero sí en la Nación: el Ministerio del Interior. La nueva configuración es una forma de potenciar un área que parecía destinada únicamente a negociar las paritarias al perder Justicia. Quien lo conduzca tendrá el manejo de los 1.023 millones de dólares de Portezuelo y más poder a la hora de vincularse con los intendentes: en sus manos estará el reparto de las codiciadas obras públicas. Imprescindible para los próximos cuatro años, cuando 10 de los 18 jefes comunales serán opositores.
Ese sillón lo ocupará Natalio Mema, actual subsecretario de Servicios Públicos y ex candidato a intendente de Luján, aunque aún no fue oficializado. El gobernador electo lo pondera como el líder del cornejismo sub 40. Y cree que está para dar el salto a un rol más político, ya no sólo técnico. Como en su momento probó con Lisandro Nieri al sacarlo de Hacienda para nombrarlo en Gobierno. Mema, además, había pedido cambiar de lugar, después de casi siete años haciendo el mismo trabajo. El nuevo ministerio parece hecho a su medida.
Lo mismo pasa con Energía y Ambiente. Tendrá a su cargo dos áreas sensibles, muchas veces con intereses contrapuestos. El futuro económico de la provincia pasará en buena medida por este ministerio: el petróleo (con la recuperación terciaria, la licitación de áreas marginales y la gran posibilidad de Vaca Muerta atada a la prueba piloto de YPF), la minería (con Potasio Río Colorado, Cerro Amarillo, Hierro Indio y lo que pueda sumarse) y, por supuesto, el desarrollo de las energías alternativas como gran objetivo.
Ese lugar está destinado a Jimena Latorre, que en la primera gestión de Cornejo estuvo en el EPRE y en sus años en el Congreso se especializó en los temas energéticos. Dura negociadora, será quien deba hacer cumplir a Minera Aguilar, la empresa de José Luis Manzano, el compromiso de inversión en Potasio que firmó con Rodolfo Suárez.
La aún diputada nacional llegará al gabinete provincial a pesar o como consecuencia, nunca se sabrá, de su acto de rebeldía: en las PASO apoyó fuertemente al precandidato a intendente de Maipú que venció a uno de los leales a Cornejo, Néstor Majul.
Seguridad y Justicia recupera las competencias que ya tuvo hace algunos años, desde que fue creado como ministerio a fines de los ´90 por Arturo Lafalla hasta la gestión de Julio Cobos, pasando por Roberto Iglesias. Ya se sabe que Cornejo tiene especial interés en ambas áreas, por eso parece haber decidido reunificarlas. Él será al fin de cuentas el verdadero ministro, sin importar el nombre que ponga y que todavía es un misterio, más allá de algunos rumores desmentidos.
En Hacienda el gran candidato es Víctor Fayad (h). Es el único de la primera línea del actual gobierno que continuaría. Pero no porque Suárez lo haya pedido, sino porque, pese a su apellido, es parte del cornejismo desde hace casi una década, cuando se integró a los equipos técnicos a través de su amigo Mema. Igual, aún no está confirmado.
Salud y Deportes perdió con la reorganización a Desarrollo Social. El nombre del elegido está en duda aún, pero suena fuerte Rodolfo Montero, hermano de la ex vicegobernadora. Economista de formación, fue jefe del gabinete de Salud en la primera gestión de Cornejo, quien en 2018 lo nombró gerente de la Fuesmen, cargo que ocupa hasta hoy.
Producción es otro misterio. Cumplirá el rol del tradicional Ministerio de Economía, pero no hay aún cara para ubicar en su principal despacho. Todo indica que puede ser “el tapado” del gabinete. Aunque por lo que dicen, sin dar el nombre, sería una mujer la elegida para conducirlo.
Cornejo ha armado un gabinete a su imagen y semejanza, como en su primera gestión, pero con más rodaje político, al menos los que parecen confirmados. No hay en esas designaciones concesiones, ni loteo interno. Y cumple con un anticipo que había hecho a su mesa chica cuando se lanzó: una profunda renovación. Tres de los elegidos tienen menos de 40 años. Bilardista a ultranza, va a exigirles a todos que corran y marquen.