El Gobierno del Frente de Todos cerrará un 2020 atravesado por la pandemia y con tensiones políticas internas en la coalición por errores no forzados en la gestión que hacen trastabillar su intento por mejorar la confianza pública de cara a 2021.
Desde el descontrolado funeral de Diego Maradona, en los despachos de Casa Rosada hay intranquilidad: aquello expuso un alto grado de desorganización. El nerviosismo crece a medida que Cristina Fernández incrementa su presión por cambios en el Gabinete.
“Les digo a todos y a todas. Todos aquellos que tengan miedo o que no se animan, por favor, hay otras ocupaciones además de ser ministro o ministra, legislador o legisladora. Vayan a buscar otro laburo”, fue la frase que terminó de romper el rumoreo.
Así habló Cristina el viernes en un acto del Frente de Todos en el Estadio Único de La Plata, organizado por Axel Kicillof. En el escenario estaban Fernández, Sergio Massa, Máximo Kirchner, Kicillof y la vicegobernadora Verónica Magario.
Cristina, en el micrófono, continuó: “Necesitamos gente que los sillones que ocupe de ministro, ministra, legislador o legisladora sea para defender definitivamente los intereses del pueblo”.
La vicepresidenta está decepcionada por el desempeño de gran parte del Gabinete; está preocupada por el futuro del Gobierno y de su capital político propio; y tiene temor de ir a prisión con un empujón de la Corte Suprema de Justicia.
Eso la impulsó a romper la larga hibernación pública, al margen de su tarea en el Senado: el 10 de diciembre fue a un acto con el Presidente en la ex ESMA y luego hasta participó en la organización del acto en La Plata.
Ese acto fue una demostración de unidad, pero también de fuerza. Cristina subió al escenario a su hijo, el diputado y jefe de La Cámpora, una organización que viene pidiendo más espacios en el Gobierno e incluso quiere quedarse con la comunicación oficial y el reparto de pauta.
La Cámpora ve muchos errores. El más reciente fue la controversia por las vacunas. El Gobierno sabía que la Sputnik V no era aún apta para mayores de 60 años y sin embargo hasta el Presidente salió a decir que quería vacunar a los mayores; y quedó muy mal parado.
Avisa y avanza
El 25 de agosto Cristina había avisado en una carta que había “funcionarios que no funcionan”. Alberto echó a María Eugenia Bielsa y la remplazó con el cristinista Jorge Ferraresi, quien tendrá en 2021 un presupuesto de 151.525 millones de pesos (211% más que en 2020).
La vicepresidenta quiere que Santiago Cafiero, el jefe de Gabinete, levante su perfil para reducir el desgaste del Presidente. Plantea que debe jugar más ante la prensa, como Aníbal Fernández, Juan Abal Medina y Jorge Capitanich en sus mandatos.
El 9 de diciembre también habló por carta. La presentó como un balance, pero fue una proyección. Dijo a Fernández que ella cumplió con su parte, haciendo aprobar las leyes que pidió. Luego embistió contra la Corte, a la que señaló como articuladora de un eventual golpe institucional.
Lo que se entendió como un ataque a la Corte fue un mensaje para Fernández, por su tibieza para avanzar sobre la Justicia. Cristina quiere ampliar la Corte a nueve miembros. Lo dicen Oscar Parrilli y Leopoldo Moreau, dos de los legisladores de su mayor confianza.
Fernández teme que eso desgaste más al Gobierno. Marcela Losardo, ministra de Justicia, avisó que no está de acuerdo y que no hay margen político para hacerlo. Cristina quiere que Fernández remplace a Losardo con Eduardo “Wado” de Pedro, el ministro del Interior.
De Pedro se mueve bien en el terreno judicial. En 2014 fue miembro del Consejo de la Magistratura en representación del bloque oficialista de Diputados. Hoy, su hermano Gerónimo Ustarroz, es el representante del Poder Ejecutivo en la Magistratura, donde se analiza el desempeño de los jueces federales.
Otros movimientos posibles
Si De Pedro va por Losardo, Silvina Batakis (secretaria de Provincias) iría a Interior. También suena Daniel Scioli como canciller en lugar de Felipe Solá, al que le ofrecerían una embajada europea.
También hay rumores sobre la continuidad de Vilma Ibarra en la secretaría Legal y Técnica. Hay quienes señalan que podría tener otro rol en el Gabinete. También resuena que está cansada de cuidar las espaldas a Alberto de los propios de la coalición.
Cristina jugó fuerte de entrada. Después dio unos meses a Fernández para que acomode la gestión. En marzo aterrizó la pandemia y el Presidente y su gabinete se abocaron a ello. Terminado el aislamiento estricto, la vice y su tropa comenzaron a impacientarse.
La ex Presidenta y La Cámpora dicen que no van a romper, pero se terminó el silencio público. No quieren que la gestión siga mostrando tantos flancos débiles de cara a un año electoral en el que el Congreso renovará 127 bancas de diputados y 24 de senadores.
Fernández subió a Cornejo al ring y el mendocino respondió
El presidente Alberto Fernández hizo referencia a las polémica por las vacunas en el acto que el Gobierno realizó en La Plata. Y le apuntó al presidente de la UCR, Alfredo Cornejo, quien había deslizado que detrás de las frustradas negociaciones entre el Gobierno con Pfizer podría haber “sospechas de coimas”.
Fernández fue tajante: “Presidente Cornejo venga todas las veces que quiera que le rindo cuentas porque nosotros no le robamos a la gente, venga todas las veces que quiera”.
El diputado mendocino le respondió por Twitter: “Lo que tendrían que hacer es explicar a la ciudadanía por qué se cayó el acuerdo con Pfizer y por qué no dijo la verdad sobre las vacunas de Rusia. No es a Cornejo, es a los argentinos”.
Cornejo le había reclamado a Ginés González García que explicara la ruptura de las negociaciones con Pfizer y deslizó que hay “rumores” de un supuesto pedido de “coimas o cosas de ese tipo” por parte del Gobierno al laboratorio.
Fernández, en el momento que más levantó el tono en el acto, afirmó: “Corrupción fue dejar vencer miles de vacunas en los galpones de la Aduana. No lo escuché al presidente del radicalismo hablar de eso”.