La tensión es máxima entre el radicalismo y el líder del PRO, Omar de Marchi, en el año que finaliza hoy. Y durante el que arranca mañana, habrá elecciones.
De Marchi insiste en que el frente Cambia Mendoza, que viene asegurando las victorias radicales desde 2015, no existe en la realidad hoy y se encuentra profundamente dañado. Se ha roto la confianza, ni más ni menos. Hay muchas críticas a la gestión.
No dice el diputado nacional que va a quebrar la coalición, pero está en el umbral. Con el desdoblamiento electoral como amparo, que permitirá competir en Mendoza sin complicar las chances de Juntos por el Cambio a nivel nacional. Y con De Marchi como candidato a gobernador por afuera, un camino que le sugieren hasta sus propias encuestas.
-Se termina un año con mucha tensión en Cambia Mendoza.
-Un año con mucha tensión en la Argentina en realidad. Con un gobierno nacional que a tres años no ha podido poner un plan y un rumbo macro. Eso hace que se generen tensiones en toda la Argentina, estamos perdiendo una gran oportunidad como país. Estos cuatro años de kirchnerismo no han sido buenos para la Argentina.
-Pero Mendoza tiene su infierno dentro del propio oficialismo.
-Creo que uno tiene que ser leal con sus convicciones y en realidad este gobierno (provincial) ha hecho cosas importantes, pero siempre uno tiene que poner foco en lo que falta. Mendoza tiene índices complicados. Es una provincia muy linda pero entre todos necesitamos imprimirle una mejor potencia.
-¿Era un mensaje a Cornejo eso de que hay que salir de los personalismos asfixiantes?
-No necesariamente. Creo que Mendoza tiene una característica que la ha diferenciado, que es el resguardo de la institucionalidad. Cuando un frente o un partido avanza demasiado sobre el resto, empieza a asfixiar la fortaleza de las instituciones. Mendoza necesita recuperar ese equilibrio para que haya mejor diálogo y consenso. A mí no me gusta cuando las cosas se generan a los empujones. Las cosas duraderas se consiguen con consenso. Creo en ese modelo. Para que haya un consenso tiene que haber un plan claro arriba de la mesa. Eso permite construir políticas de estado incluso con los que no piensan como uno. Tiene que venir una etapa de transformaciones en Mendoza, pero para eso hacen falta acuerdos muy amplios que no se están dando.
-El plan que presentó es de su sector, no de Cambia Mendoza, ¿por qué no buscó el consenso en la coalición?
-Nosotros no gobernamos. Quien gobierna es el radicalismo a través de Cambia Mendoza. No es ningún secreto eso. No estoy diciendo que esté bien o mal, es un dato de la realidad. A partir de eso, nosotros con nuestro equipo trabajamos en propuestas alternativas y que tienden a agregarle valor a la Mendoza actual en cuatro ejes. No es marketing de la planificación pública. Los ejes tienen que ver con la vivienda, la educación, el empleo privado de calidad y la conectividad digital. Estos ejes trascurren la vida de una persona porque un niño necesita nacer en una vivienda digna, tiene que ir a una escuela que sea la mejor del mundo, volver a su casa a comer un plata de comida caliente producto del esfuerzo de la madre o el padre. Estas actividades están atravesadas necesariamente por la tecnología. Nos pusimos a trabajar en estas directrices y el año que viene vamos a trabajar en la apertura de este programa a los mendocinos, es una base de trabajo.
-¿Dice que hay un problema institucional en Mendoza?
-Una de las discusiones honestas que tuvimos fue el proceso de transformación de la Corte, de cómo resuelve los casos. Ahí aprovechamos para meter como tema la despartidización de la Suprema Corte de Justicia. De a poquito hemos ido naturalizando vicios que no son buenos para el fortalecimiento institucional. No está bueno que uno distinga en la Corte las pertenencias partidarias de los ministros. No tenemos que resignarnos a que eso suceda. Por eso creo que cuando un solo frente o partido logra tener mayorías determinadas que le permiten tomar decisiones sin generar consensos, lo próximo que tenemos es una enorme debilidad institucional. El consenso fortalece las instituciones. Cuando un partido tiene el control de la Corte, los órganos de control y la Legislatura, deja de escucharse a los que piensan distinto. Es muy raro que no se cometan errores por ese camino.
-Puede que no disminuya el poderío de Cambia Mendoza en las elecciones del año que viene, ¿cómo se soluciona entonces el problema?
-Bueno, habrá que ver cómo se articulan los frentes el año que viene. Los frentes terminan el mismo día que termina una elección y se vuelven a renovar a medida que aparecen las coincidencias. Vamos a ver cuando se defina el cronograma electoral. Hay una fecha, la primera, que es la constitución de frentes electorales. Esa es la prueba más cabal de que los frentes no son permanentes. En la constitución del próximo frente, veremos si podemos tener coincidencias y ahí veremos cómo continúa esto. Los frentes también tienen que tener mucho respeto por las opiniones internas para que se produzcan los equilibrios necesarios. Cuando eso por allí no es lo suficientemente valorado, se producen desequilibrios de los que hablamos y eso cae en un debilitamiento institucional. Cambia Mendoza no tuvo una sola reunión de la última elección hasta ahora, ni siquiera para los temas estructurales, como las reformas de la Constitución y de la Corte, Portezuelo y las alternativas, si se podía avanzar con un decreto para el roll over a pesar del dictamen de Fiscalía de Estado. Esos temas hubieran merecido una discusión dentro de un ámbito conjunto, pero es tarde.
-No le cayó bien el decreto del roll over.
-No me cae ni mal ni bien. Simplemente digo que más allá de que pueda ser bueno el resultado final, las formas a veces son más importantes que el fondo. Hay una discusión sobre si eso requiere autorización legislativa para avanzar. Lo de Fiscalía de Estado es un punto de alerta. Pero se avanza igual. Entonces hemos perdido dos años de oportunidades. Pero se avanza en cuestiones que van a desembocar en un próximo gobierno, por eso se necesita un consenso y una discusión que en el frente no existió.
-El PJ se negaba a dar ese permiso.
-Quizás puede haber faltado capacidad de negociación. Nadie actúa de mala fe, quizás falta explicación y sentarse sensatamente en una mesa de diálogo, porque los que son oposición aspiran a ser gobierno en algún momento y a tener las cosas más o menos ordenadas. Yo no quiero que a Alberto Fernández le vaya mal porque aspiramos a través de Rodríguez Larreta a recuperar el gobierno en 2023. En Mendoza debería pasar lo mismo.
-Con todas las letras: usted no hubiera hecho el roll over por decreto.
-Yo hubiera profundizado el diálogo y la participación, porque es un tema estructural de la deuda de la provincia. Hasta por una cuestión de utilidad porque nos arriesgamos a una judicialización, lo que afecta la credibilidad misma del bono. Por qué meter la deuda provincial en ese marco de incertidumbre.
-El futuro de Cambia Mendoza es incierto entonces?
-No hay más tiempo para especulaciones, rosca de bajo vuelo y picardías porque en el medio está una provincia que tiene problemas estructurales a resolver. Nos tenemos que concentrar en el futuro y eso nos tiene que unir: el futuro a través de las soluciones que hay que implementar y la agenda que creemos que hay que poner arriba de la mesa. Para nosotros la vivienda es una prioridad, no puede estar delegado al IPV. Tenemos 180 mil mendocinos viviendo en villas inestables, que están fuera de juego y del sistema. Y hay una carencia de 100.000 viviendas para sectores medios. Se debe articular para que haya acceso y que sea una prioridad. El segundo tema es la educación, que me obsesiona. No es suficiente arrancar el año viendo en qué escuela faltan ventanas o gas. Hay que avanzar con una potente acción transformadora, trabajando con los docentes en un plan de estudio que eduque para la libertad y la independencia. Hay que meter a Mendoza en la vanguardia de la transformación educativa mundial. Hoy la mitad de las escuelas no están bien conectadas. Hay que ocuparse, porque para colmo, es un tema que Mendoza puede desarrollar sin necesidad de la Nación, porque en empleo se depende de la macroeconomía. Mendoza se vale sola para diseñar y solventar su sistema. La educación es la herramienta más potente para igualar oportunidades. Puede hacer lo que se le ocurra Mendoza en educación.
-Pero usted puede tener un límite para pagar sueldos docentes o concretar infraestructura.
-Cuando el tema se pone primero en la agenda, los recursos empiezan a aparecer. Yo no me voy a meter en cómo gasta el Gobierno, si bien o mal, pero sí creo que prioriza mal. Hablo desde la experiencia. En Luján hicimos la transformación más importante de los últimos tiempos. Tomamos el Bajo Luján como prioridad. Conseguimos los fondos para relocalizar familias. Los podría haber conseguido y hacía plazas, pero hicimos casas y les dimos dignididad a 750 familias.
-¿Cuáles son las malas prioridades del Gobierno en el gasto?
-Creo que la educación no es una prioridad para este gobierno. La vivienda tampoco. Las prioridades están en otro lado. No digo que el Mendoza Activa esté mal, pero lo que digo es que es transferencia al sector privado y si se destinan esos fondos a la educación y la vivienda, por ahí se dinamiza lo mismo.
-Suárez dice que viene una etapa en la que los que piensan parecido tienen que estar unidos.
-Mendoza tiene un escenario diferente al nacional. A nivel nacional está en riesgo el sistema democrático porque el kirchnerismo juega por la raya a violentar el sistema. En la provincia tenemos que unirnos, pero el elemento de unión no deben ser los nombres propios, sino los planes de gobierno.
-¿Por qué cree que no se elabora ese plan en el radicalismo?
-Porque hay una inercia de gestión que no es mala, pero es como que todos los días se levantan y hacen lo mismo. Hace falta hacer un click para rediscutir la matriz presupuestaria, por ejemplo. Todos los años les cambian los números a la matriz, pero hay que rediscutir una nueva.
-¿Quiénes imagina que lo van a acompañar en eso?
-Si se mira para adelante se va a ver que más mendocinos de lo que se espera piensan lo mismo. Ahora, si se mira para atrás y los socios se determinan por la descalificación, va a ser muy difícil ponerse de acuerdo. Hay que tratar de no detenerse en las diferencias del pasado para forjar una mayoría hacia el futuro.
-Hay quienes dicen que estas críticas representan el clásico tironeo suyo con Cambia Mendoza para lograr cargos para su sector.
-En la última elección había en juego una cuestión legislativa e hicimos un acuerdo razonable a última hora para nuestro espacio. Pero en 2019 competimos. Cuando hablan de mi estilo, lo que están diciendo es que voy a competir. Nunca le tuve miedo a la competencia. A mí nunca me agarró de la mano y me dijo: “Tomá pibe que te toca”. Ni cuando fui candidato a intendente. Con nuestros legisladores le aportamos equilibrio a la Legislatura en temas como el de la reforma de la Corte. No se terminó aprobando lo que el Gobierno envió.
-¿Está asegurada la competencia?
-Sí, no hay mas tiempo para la picardía de medio pelo. Si articulamos un frente hay que respetar a los partidos que puedan integrarlo. No está bueno que sienten a cualquier afiliado del PRO que no tiene representación partidaria y digan que el PRO estuvo presente. (NdR: la UCR convocó a una cumbre de Cambia Mendoza en la que estuvo el vicepresidente local del PRO, Enrique Thomas). No se construye así la Mendoza que viene, se construye sobre la confianza. El Gobierno debe ayudar a que se fortalezcan los partidos del frente. Si el Gobierno quiere hablar con el PRO tiene que tener un interlocutor calificado, no hacer ficción.
-¿Y por qué no asistió usted a la reunión de Cambia Mendoza?
-Porque la mesa no se reúne hace dos años y lo mínimo que habríamos pretendido hubiera sido una conversación previa. Sin consulta con los socios actuales de Cambia Mendoza sumaron un partido. Es muy difícil construir cuando no hay confianza y hay picardías.
-¿Usted cree que le faltaron el respeto?
-No quisiera llevarlo a ese terreno. No está buena la estrategia de consolidar los espacios a partir de picardías. Y cuando un espacio no va, hay que preocuparse, no minimizarlo. El que convoca no está siendo inteligente porque no genera confianza. Ha arrancado el radicalismo con un liderazgo no sostenido en la verdad, que se sostiene en la picardía. Así es muy difícil construir los frentes.
-El radicalismo está preparando un plan de acción para Luján…
-Es legítimo, me gustaría conocer los otros 17 planes para los otros departamentos. Por eso digo, estas son acciones que debilitan la confianza.
-Los radicales dicen que a usted no siempre le ha ido bien en elecciones y que incluso está “gastado”.
-Cornejo ha sido más veces candidato que yo. Yo siempre he sido muy coherente en mi línea de acción y siempre he apostado por la división de poderes, por los mercados, por un capitalismo sano. Nunca jamás caminé por otros andariveles. Mi coherencia es importante porque estamos teniendo un crecimiento muy fuerte en todos lados. Eso es producto de la perseverancia con coherencia. A su vez, a Mendoza hace mucho que le va mal. Si yo he perdido y a Mendoza le ha ido mal, pro ahí los que teníamos razón éramos nosotros.
-¿Le preocupa que Suárez y Cornejo lideren las encuestas?
-No, porque hay encuestas evidentemente independientes, como la de Poliarquía que circuló hace 20 días (en su entorno remarcan que da ganador a De Marchi en competencia con intendentes radicales y muy cerca de Cornejo si se presenta “por fuera”) nos da un altísimo nivel de competitividad.
-¿Está dispuesto a liderar un frente diferente?
-No sé si diferente o no. Queremos influir en la Mendoza que viene, conduciendo la transformación. Es importante no clausurar la opinión de nadie para que Mendoza en serio se transforme.
-Cómo ve la situación nacional?
-Están desdobladas las elecciones y es posible discutir un proyecto provincial con independencia. Argentina necesita un liderazgo como el de Rodríguez Larreta para el próximo tiempo. Si Argentina no es capaz de escucharse vamos a seguir tirándonos piedras 40 años más. Es fácil descalificar, es difícil generar consensos.
-¿Está en el equipo de campaña de Larreta aún y eso lo va a poder compaginar con lo provincial?
-Seguro que vamos a hacer una revisión de roles porque empiezo a poner más foco en la provincia. Hoy estoy a cargo del armado nacional de Horacio en 22 provincias, menos ciudad de Buenos Aires y provincia de Buenos Aires. Creo haber hecho una muy buena tarea. El trabajo de armado político de Larreta en todo el país es muy solvente y contundente, seguramente siga colaborando en esa tarea pero necesitamos a partir de ahora poner mucho más en la provincia. Tal vez siga liderando, pero sin disponer de tanto tiempo físico.