El megajuicio contra el juez suspendido Walter Bento tuvo otra jornada importante en Tribunales Federales este jueves. Es que fue el turno de declarar para la esposa del magistrado, Marta Boiza, y sus hijos Luciano y Nahuel, acusados de enriquecimiento ilícito y lavado de activos. Los tres hicieron uso de la palabra, pero ninguno accedió a responder indagatorias.
Boiza se encuentra imputada por “enriquecimiento ilícito, lavado de activos de origen delictivo agravado por la habitualidad, y por ser funcionario público, y falsedad ideológica por dos hechos, todos en grado de coautora y a su vez todos en concurso real”.
En su extensa alocución, la mujer hizo un repaso individual de su historia de pareja con Bento, para manifestar que siempre les fue “económicamente bien”, incluso desde antes de ingresar a trabajar al Poder Judicial, cuando vivieron un tiempo en Buenos Aires.
Y no se detuvo en hablar sobre hechos concretos por los cuales está acusada, sino que eligió apuntar contra el fiscal general Dante Vega, a tono con el “odio patológico” y expresiones similares, que manifestó Bento sobre él. Es decir, señaló que la causa es un desencadenante de la enemistad que data desde que su marido le ganó la pulseada por el Juzgado Federal N°1.
“Han sido demasiadas cosas contra nosotros y esto ya excede. Lo que estamos sufriendo y las palabras con las que se refirieron a mi hijo en el requerimiento de elevación a juicio. Yo tengo un hijo con capacidades diferentes, no tengo un hijo retrasado como dijo él (NdR: Vega). Es muy duro, yo he sufrido, he estado en la atención psiquiátrica mucho tiempo, pero esta gente no para de hacer daño”, aseveró Boiza.
Entonces arremetió: “Hay gente que está presa y ni debiera estarlo. Porque este hombre jamás va a dejar de hacer daño, tiene un problema psicológico, adicto”.
Una amenaza y el riesgo de fuga
Boiza denunció ante el tribunal que fue amenazada por Vega en el mismo edificio del Poder Judicial y cuestionó que le haya pedido prisión domiciliaria por riesgo de fuga, teniendo en cuenta el cuidado que mantiene sobre su hijo con discapacidad (el hermano mellizo de Luciano Bento).
La empleada judicial suspendida manifestó que, con la causa ya iniciada, se cruzaron en un ascensor y cuando Vega se retiraba del mismo, giró y la señaló con el dedo. “Me dijo: a vos, a tu marido y a tus hijos, los voy a meter presos”, aseguró Boiza.
“Yo no sabía que hacer, si hablarles a los federales presentes. Ingresé a mi trabajo, le conté a mis compañeros llorando y como podía, lo que pasó. Cuando me recompuse fui a hablar con mi marido. Todos me decían que tenía que ir a denunciar y mi marido me dijo que no, que estaban todos complotados y si yo denunciaba, iba a quedar en la nada y él se iba a salir con la suya. Que ya iba a haber momento para hablar y por eso lo estoy haciendo acá”, comentó.
Entonces señaló que el fiscal “cumplió su promesa” y pidió su prisión domiciliaria, “a lo que el juez dijo que no por mi hijo y que no había peligro de fuga”, remarcó. “A dónde se piensa que me voy a fugar y dejar a mi hijo. En qué cabeza maldita cabe eso. Por favor”, enfatizó enojada.
Cabe señalar que en febrero de este año hubo un alerta judicial por una visita de la familia Bento al consulado de España para tramitar sus ciudadanías pertinentes, para cada integrante, incluido el joven con discapacidad.
El cónsul Ramón Blecua Casas le comentó a Los Andes en junio pasado, cuando se conoció el acontecimiento, que la familia Bento inició en febrero el trámite de la nacionalidad española pero que éste se encuentra “en etapa de subsanación porque faltaron algunos documentos”.
Asimismo, aclaró que los Bento pueden acceder a la nacionalidad española (paso previo a obtener un pasaporte español), a pesar de casi todos los integrantes de la familia están procesados por la Justicia. “Tienen el mismo derecho que los demás ciudadanos. Si estuvieran condenados, tendrían limitaciones de la ley”, explicó el diplomático.
Los hijos hablaron de donaciones de sus padres
En el caso de Luciano y Nahuel Bento explicaron que recibieron donaciones de vehículos y bienes inmobiliarios por parte de sus padres, que luego ellos se encargaron de comercializar. Cabe señalar que ambos se desempeñaban en el Poder Judicial de la Nación también. Ninguno respondió preguntas.
“Para comenzar quiero que sepan que yo jamás he cometido ninguna conducta ilícita. Lo que el fiscal me imputa es que todo mi patrimonio es ilícito, pero no ha tenido en cuenta tanto mis ingresos tanto en el poder judicial como antes de mi ingreso”, empezó diciendo Luciano.
Entonces manifestó que recibió como un regalo de sus padres un departamento en la Torre Carolina de 40 metros, que no lo usó ni puso en circulación. “No lo pude administrar ni cobré nada de ese departamento. Fue solo un simple regalo”, sostuvo.
Luego aseguró que todos sus vehículos los compró por sus propios medios y que la Fiscalía “no tuvo en cuenta mis ingresos anteriores al Poder Judicial”. Indicó que el primer vehículo se lo compró a su hermano Nahuel y luego lo vendió para comprarse otro, situación que se repitió hasta obtener un cuarto vehículo que es el actual. “Para que quede claro yo no tengo 5 autos, tengo solo uno. Si o si para tener un auto tengo que vender el anterior. No tengo tantos ingresos para eso”, manifestó.
“En tercer lugar quiero hablar sobre mi participación en el fideicomiso comercial. Yo la verdad que del tema se poco y nada. Solo escuché a mi hermano hablar en una cena familiar como una buena oportunidad, por lo cual mis padres me donaron el dinero, producto de la casa anterior para poder yo tener una participación en ese fideicomiso en 8 o 9 metros en un espacio. Un tiempo después mi madre cedió parte de sus espacios. Dos espacios de 8 o 9 metros”, comentó.
Después comentó que sus padres le donaron dinero para adquirir un departamento de 40 metros en el complejo Bosques de Mayo en Maipú y alquilarlo de forma temporal. Además, aseguró que con sus “propios ahorros” compró “en pozo” un departamento en el complejo Vistacruz de Godoy Cruz. “Con mi trabajo y en cuotas mediante depósitos de transferencias desde mi cuenta sueldo. Nada más lícito que eso”, afirmó y dijo que luego sus padres le aportaron dinero para comprar una cochera en ese complejo.
En el caso de Nahuel Bento, su declaración fue más extensa y aseguró que “para llevar adelante esta imputación lo que se ha pretendido es mezclar el patrimonio familiar de los hijos con los padres, soslayar ingresos, préstamos, ventas de autos y los valores obviamente”.
También hizo alusión a un departamento en Torre Carolina, el cual se lo regalaron sus padres para su cumpleaños, pero finalmente no ocupó. “Para mí era un motivo de felicidad, me estaban donando un departamento. No sé en qué cabeza cabe que un padre quisiera involucrar a su hijo en una maniobra de lavado de activos”, cuestionó.
“Luego de ese hecho, se me imputan maniobras respecto a cuatro vehículos. Uno me lo regalaron mis padres y los otros tres los compré yo. El primero es un Renault Clio, que era usado y tenía más de 5 años, una tonelada de km y muchísimos problemas. Ese auto lo compran mis padres con su dinero, para mi totalmente lícito al igual que el departamento. No es que en el momento yo supiera o no. Es lo que se nota y se desprende de la causa”, comentó.
Después dijo que trabajó para una empresa constructora, dato que figuraba en el expediente pero el facturero lo “perdió”. “No obstante eso, el Banco Nación y la AFIP, todos esos ingresos estaban informados en la causa al momento que se realizó mi imputación inicial”, indicó y siguió justificando las ventas y compras de otros vehículos, cuestionados por la Fiscalía.
Posteriormente explicó que en el año 2016, cuando empezó a trabajar en Tribunales, le ofertaron una cochera en la calle Pedro Molina y la adquirió. Sin embargo, a los meses fue nombrado secretario y le otorgaron un lugar en el estacionamiento del palacio judicial, por lo que dejó de usarla. “Esa cochera nunca estuvo imputada en absolutamente nada. Una vez fueron procesados mis padres y el MPF pidió una serie de medidas, la embargaron”, señaló.
Posteriormente explicó su inmersión en el mundo inmobiliario, con la participación de un fideicomiso comercial. Nombró que un amigo suyo le ofreció locales comerciales y tras charlarlo con su padre, procedieron a comprar “7 mini espacios de 9 metros”.
“De los espacios que adquirimos, yo compré dos (L5 y L15). De dólares que yo desde mi sueldo compraba. Todos los meses me pasaba lo que me ahorraba a esa cuenta. Con esos dólares pagué los dos locales. No tienen absolutamente nada que ver mis padres con nada”, aseguró y aclaró que “unos años después mi madre nos cedió los espacios respecto a dos locales más, L 19 y L 20, compras que obedecían a la venta de la casa de calle Nápoles”.
“Si bien hay algunos bienes, como el primer departamento, el auto y los dos locales que me cedieron mis padres, el resto los compré con mi dinero. Los que me dieron mis padres no tengo duda que fue con dinero lícito y los que adquirí con mi dinero está todo probado en la causa”, completó Nahuel Bento.