En Juntos por el Cambio también, como se dice popularmente, cada casa es un mundo. Y tras las legislativas la casa de la Unión Cívica Radical demostró que no es menos compleja ni ambiciosa que la del resto de los partidos de la coalición: los radicales sacaron a relucir los pergaminos que consiguieron en las urnas para disputar lugares clave, con los que tratarán de ganar protagonismo y mostrar un plan de gobierno hacia 2023.
En el corto plazo, esa discusión sobre cuál será la nueva impronta del partido definirá los nombres del próximo presidente del Comité Nacional de la UCR, cargo que actualmente desempeña el senador electo por Mendoza Alfredo Cornejo, y de los jefes de los bloques en Diputados y Senadores, y será determinante además para establecer la conducción de los interbloques de JpC.
Con los resultados de las legislativas, los referentes de los distintos sectores en pugna dentro del radicalismo comenzaron a formalizar sus aspiraciones. Pero uno de los que se anticipó en esa carrera es el gobernador de Jujuy, Gerardo Morales, quien se posiciona como favorito para suceder a Cornejo al frente del partido.
Morales fue el primero en darle este año una victoria electoral al radicalismo. En junio logró que la alianza que formó se imponga por casi 30 puntos sobre el Frente de Todos en los comicios legislativos de su provincia y, con aquel triunfo en mano, emprendió las gestiones para apuntalar la figura de Facundo Manes y demostrar que la UCR “tiene territorio” y “capacidad para gobernar”.
La gran interna que protagonizó Manes con el macrista Diego Santilli en la provincia de Buenos Aires sirvió para separar las aguas. Por eso, ahora Morales se diferencia de otros correligionarios interesados por conducir el partido con una contundente premisa: “El radicalismo debe conducir JpC”.
El mensaje apunta, sobre todo, al senador nacional por la Capital Federal Martín Lousteau, que lidera la línea porteña y que selló alianzas con Horacio Rodríguez Larreta para impulsar listas con figuras propias como Martín Tetaz en ese distrito y en la provincia de Buenos Aires. El ex ministro de Economía de Cristina Kirchner también aspira a conducir la UCR y recientemente acordó ser el postulante de la lista de unidad porteña.
Y su trabajo más allá de las fronteras porteñas logró frutos. El ejemplo más claro es el del diputado electo por Córdoba Rodrígo De Loredo, quien no sólo consiguió una aplastante victoria en las primarias sobre el precandidato de Mario Negri sino que además, en las generales, obtuvo más del 54% de los votos. Y De Loredo reconoció que está comprometido con las gestiones para que Lousteau sea el jefe de Gobierno porteño en 2023.
El próximo presidente del Comité Nacional de la UCR saldrá de la lista que se conforma con cuatro delegados por cada provincia. Aunque el mandato de Cornejo vence en diciembre próximo, aún no hay fecha para la cumbre de la Convención radical porque no se resolvieron algunos escollos que podrían quitarle legitimidad al proceso.
Hay sectores que plantean postergar la definición porque la pandemia del coronavirus impidió que se elijan los nuevos delegados en muchas regiones y, además, porque se espera que pueda normalizarse la situación en Tucumán, una de las dos provincias donde el partido está intervenido (la otra es Santiago del Estero pero allí predomina el manejo de Gerardo Zamora, a quien expulsaron del partido por su alianza con el kirchnerismo).
Otro de los nombres que se baraja en esta nueva conformación del poder radical es el del gobernador de Corrientes, Gustavo Valdés, a quien le sobran argumentos para apuntalar sus ambiciones. El mandatario provincial consiguió en agosto su reelección con más del 76,76% de los votos y en las legislativas se quedó con una ventaja de 22 puntos por encima del Frente de Todos. A Valdés también lo mencionan para ponerse al frente de la UCR.
La discusión en el Congreso
La otra gran disputa que iniciaron en el radicalismo tiene que ver con la conducción del bloque de Diputados, en manos del cordobés Mario Negri quien tiene intenciones de mantener ese rol. Por lo pronto, Negri tendría asegurado los votos de al menos 27 de los 45 integrantes pero recientemente Emiliano Yacobitti, el titular de la UCR porteña y aliado de Lousteau, confirmó que buscará quedarse con el puesto.
Ahí también se avecina un choque entre la línea de Lousteau y la de Morales, quien pretende que Negri siga a cargo de la tropa de diputados radicales. Además, en esa cámara también deberán cubrirse las vicepresidencias: la primera que tiene el macrista mendocino Omar De Marchi; la segunda, el peronista José Luis Gioja, y la tercera, Cornejo.
Y finalmente está abierta también la discusión sobre el interbloque, que también maneja Negri, y que en esta oportunidad podría quedar en manos del Pro con Cristian Ritondo, un ladero clave de Rodríguez Larreta. Es que, a partir de diciembre, el Pro seguirá teniendo más diputados que la UCR (50 versus 45).
Capítulo aparte será el del Senado, donde la llegada de Cornejo podría plantear un cambio en la conducción del interbloque, actualmente presidido por el radical formoseño Luis Naidenoff. Todo está por verse porque ahí también aparece la figura de Morales, cuya voluntad sería la de mantener a Naidenoff en ese rol.
También se pondrá en tela de juicio la vicepresidencia de la Cámara, que actualmente desempeña Lousteau.
Todas estas son las discusiones que se llevan adelante en la UCR y que se suman a otras de mayor vuelo: las que apuntan a ser una alternativa de gobierno en 2023.
“Mientras Patricia Bullrich se queja porque el Pro no sacó lo que esperaba en la Capital, nosotros conseguimos pergaminos en todo el país”, dicen entre los radicales, que en los últimos días se encargaron de difundir por las redes sociales un mapa de la Argentina con el detalle de los distritos ganados.
Por ello, también se mueven con la esperanza de que los dilemas del corto plazo se resuelvan con listas de unidad y que las grandes internas queden para las presidenciales.