La mitad de los hogares de los principales conglomerados urbanos del país, entre los que está el Gran Mendoza, no llegó en el tercer trimestre a registrar ingresos mensuales suficientes para cubrir la canasta básica total que determina el umbral de la pobreza.
Si se observa la población total según la escala de ingreso individual, se puede concluir que el 50% de los argentinos que viven en grandes conglomerados no registró ingresos superiores a 25.000 pesos en el tercer trimestre.
Así se desprende del informe de Evolución de la Distribución del Ingreso en base a la encuesta Permanente de Hogares (EPH) que publicó ayer el Indec, correspondiente al tercer trimestre del año y a los 31 aglomerados urbanos más populosos.
Esta encuesta contempla un del total de población de 28.506.758 personas que viven en los conurbanos. Es decir, el 62,8% del total de los habitantes del país, que alcanza a los 45.376.763 de personas.
Un dato no menor y que muestra la desigualdad de género es que entre las personas que dijeron haber tenido ingresos durante el tercer trimestre los varones promediaron los 38.438 pesos mientras que las mujeres anotaron 29.578 pesos.
Los datos oficiales globales dan cuenta en parte del drama socioeconómico que viven millones de personas en la Argentina, con una economía que venía de dos años de recesión a la que le cayó encima la pandemia y un extenso confinamiento.
Esto va atado a los resultados del estudio sobre el impacto de la Covid-19 en los hogares del Gran Buenos Aires que hizo el Indec y publicó la semana pasada, que también son una muestra del desmejoramiento de la situación social.
Ese estudio indicaba que el 49,3% de los hogares consultados tuvieron una reducción en su ingreso total mensual desde que llegó la pandemia. Y el 33,8% de los hogares redujeron el consumo de al menos un alimento (carne vacuna, otras carnes, verduras frescas o leche).
Otros resultados dicen que el 45,8% de los hogares consultados redujeron el consumo de productos no alimentarios; el 28,6% de los hogares dejaron de pagar o tuvieron problemas para cubrir los pagos de servicios de la vivienda; y el 11,6% solicitó un préstamo a un banco, a una financiera, a un familiar o a un amigo para poder cubrir gastos.
Aflojó, poquito, la desigualdad
Otros datos publicados ayer muestran que la brecha de ingresos entre los que mayor y menor ingreso per cápita familiar registran se ubicó en 22 veces. Es un dato mejor que las 25 veces del segundo trimestre –cuando la pandemia castigó fuerte- y también es mejor que el registrado un año atrás, cuando fue de 23 veces.
Exactamente lo mismo se observa con el comportamiento del Coeficiente de Gini, un indicador que cuando más cerca de cero está da cuenta de una menor desigualdad. En el tercer trimestre se ubicó en 0,443, por debajo del 0,451 del segundo trimestre y del 0,449 de un año atrás.
¿Cómo se explica esto? La suma total de ingresos de la población creció 21,2% anual en el tercer trimestre. Pero hubo una diferenciación: los ingresos laborales crecieron 14,6% y los no laborales, 38,7%.
Eso se debe a la monumental inyección de pesos que hizo el Gobierno por medio de subsidios o ayudas sociales, instrumentada a través de la Asignación Universal por Hijo, el Ingreso Familiar de Emergencia, la Tarjeta Alimentaria, entre otros.
La inflación, una aplanadora
Pero todo el mundo perdió contra la inflación, que fue del 39,9% anual en el tercer trimestre. El ingreso promedio de las personas que tuvieron algún ingreso mostró un aumento de 26% interanual. Si se analizar el caso del estrato bajo, el aumento interanual observado fue de 35,9%; en el estrato medio, 26,5%; y en el estrato alto, 22,9%.
Por el cierre de empresas y la pérdida de puesto de trabajo, en el tercer trimestre se observó una caída de 3,3 puntos porcentuales en la población perceptora de ingresos respecto a igual período de 2019 (58% contra 61,3%).
¿Qué pasó con los asalariados?
En esta encuesta el Indec registró 7.436.363 personas asalariadas, con ingreso promedio de 34.206 pesos, lo cual implicó un aumento interanual de 35,6%, también por debajo de la inflación minorista.
El ingreso promedio de las personas asalariadas con descuento jubilatorio fue de 40.587 pesos, es decir, un 30,2% más que un año atrás.
A su vez, en el caso de aquellas personas sin descuento jubilatorio, el ingreso promedio equivalió a 17.215 pesos, un 26,1% más que en el mismo período del año anterior.
Respecto al tercer trimestre de 2019, se observó una caída de 840.148 personas asalariadas con ingresos sin descuento jubilatorio y de 189.495 en aquellas que perciben ingresos con descuento. Es decir, el Indec encontró 1.029.643 asalariados menos que hace un año en los 31 principales aglomerados urbanos del país.