Dolarización de la economía, eliminación del Banco Central, privatización de empresas y de las jubilaciones, seguro de desempleo, ajuste del gasto público y hasta compraventa de órganos: las propuestas de Javier Milei, el candidato libertario que asciende en las encuestas, son muchas y no están exentas de polémicas.
Sin embargo, casi todas esas reformas requieren leyes para convertirse en realidad, y para eso, el fundador de La Libertad Avanza necesitaría sumar una cantidad de legisladores que resulta impensada aún en el escenario electoral más favorable.
Como informó este medio, los números de las encuestas le darían a Milei la posibilidad de armar un bloque de entre 15 y 20 diputados, una cifra interesante que le permitiría funcionar como árbitro en un eventual gobierno del Frente de Todos o de Juntos por el Cambio.
Pero si es el libertario el que llega a la Casa Rosada, ese número será insignificante para avanzar por sí solo con las leyes que necesita (quedaría a más de un centenar de diputados del quórum). Y, en su gran mayoría, el resto de las fuerzas políticas no tiene intención de acompañar esas reformas.
Ni siquiera Patricia Bullrich, una de las candidatas que muestra cierta afinidad con Milei, se mostró de acuerdo con una de las propuestas más resonantes, como es la dolarización. La dirigente del PRO defendió el esquema bimonetario.
“Las propuestas sin inconsistentes y no tienen ninguna explicación de cómo se van a adoptar, porque muchas requieren leyes, y aun haciendo una excelente elección, no tendría ni la mitad de los diputados que tuvimos nosotros con Mauricio Macri, que teníamos un tercio de la Cámara”, dijo a este medio un legislador de Juntos por el Cambio.
En efecto, la experiencia de Cambiemos fue la primera de un gobierno en minoría desde el retorno a la democracia. Cuando arrancó la gestión, tenían diez diputados menos que el Frente para la Victoria-PJ (97 a 87), espacio que acababa de dejar la Presidencia pero todavía conservaba un poder residual.
La diferencia era aún más notoria en el Senado, donde el peronismo, entonces liderado por Miguel Pichetto, ostentaba 39 bancas, mientras que Cambiemos solo tenía 15. En síntesis, ninguna de las leyes sancionadas durante el gobierno macrista hubiese salido sin el apoyo del PJ “dialoguista”.
¿Consulta popular?
Cuando Milei fue consultado sobre cómo avanzaría con una dolarización sin apoyo del Congreso, respondió que sometería la propuesta a un plebiscito.
Hay dos tipos de consultas populares previstas en la Constitución Nacional: vinculantes (es decir, es obligatorio para el ciudadano votar, y para el Gobierno acatar el resultado) y no vinculantes (no hay obligatoriedad ni de concurrir a las urnas ni de aplicar posteriormente la medida).
Sin embargo, según el abogado constitucionalista Félix Lonigro, en ambos casos es el Congreso el único que puede convocar a la consulta, porque el artículo 75 inciso 11 de la Constitución Nacional le da la facultad de “hacer sellar moneda, fijar su valor y el de las extranjeras”.
“La consulta popular vinculante necesariamente tiene que ser convocada por el Congreso, por lo tanto siempre es sobre cuestiones que le corresponden al Congreso. La consulta no vinculante puede ser convocada también por el presidente, pero siempre para cuestiones de su competencia. El tema dolarización le corresponde al Congreso, y por lo tanto, es él el único que puede convocar a consulta vinculante o no vinculante”, explicó Lonigro a este medio.
El único antecedente en la Argentina data de 1984, durante la gestión de Raúl Alfonsín: se realizó una consulta popular no vinculante acerca de la mediación papal en pos de la solución del conflicto limítrofe sobre el Canal Beagle, que terminó con la firma del Tratado de Paz y Amistad con Chile.