El peronismo buscará el próximo viernes empezar el proceso de reconstrucción partidaria tras la crisis de conducción provocada por la derrota en el balotaje y la salida del gobierno nacional. A las diez de la mañana, en Ferro, en el barrio porteño de Caballito, se producirá el primer llamado para los casi 900 congresales nacionales. El Congreso peronista, se anticipó,convocará a una gran interna, “tipo Menem-Cafiero”, dicen, para elegir la nueva conducción partidaria. “Que participen los que están, los que se fueron, todos los que quieran tomar el mariscal de mando”, es la consigna.
La cita en el barrio porteño de Caballito fue el resultado de dos reuniones -una en febrero, otra a principios de marzo- en la sede nacional partidaria de la calle Matheu, en el Once. Fueron cónclaves cerrados, herméticos, encabezados por Gildo Insfrán en su calidad de presidente del Congreso, y con la presencia de un puñado de los 70 integrantes del Consejo Nacional. Allí se decidió convocar al Congreso para sacar al partido del trauma post-electoral.
El golpe fue duro: en 2023, el PJ perdió el gobierno nacional y las gobernaciones de Santa Fe, Entre Ríos, Chaco, Santa Cruz, San Luis, San Juan y Chubut. La derrota nacional profundizó distancias: los gobernadores peronistas Jaldo (Tucumán) y Jalil (Catamarca) apostaron a la gobernabilidad acercándose al Gobierno nacional libertario.
Tras cumplir una serie de requisitos formales, los congresales aceptarán el pedido de licencia de Alberto Fernández de la presidencia del PJ. Con un año más de mandato y sin ningún margen político para la continuidad, los distintos grupos peronistas coincidieron en que pedirle la renuncia a Fernández sería demasiado castigo para quien, “después de todo, fue un presidente peronista”, se justificó.
Sin Alberto Fernández, la conducción partidaria pasará a manos de los cinco vicepresidentes del Consejo Nacional: Axel Kicillof, Juan Manzur, Lucía Corpacci, Cristina Alvarez Rodríguez y Analía Rauch Quiroga (exvicegobernadora del Coqui Capitanich). Ellos, más Héctor Daer, Wado de Pedro, Santiago Cafiero y Juan Manuel Olmos, conforman la “mesa chica” del PJ que acordó el llamado al Congreso.
En Ferro se aprobará la creación de una “comisión de acción política”, que los distintos sectores están aún delineando. “La comisión va a reflejar un equilibrio entre el peso que siguen teniendo, hasta que se demuestre lo contrario, Cristina y la Cámpora, y los otros sectores peronistas”, comentó a este medio un dirigente del PJ.
Gobernadores, CGT, senadores y diputados, la Cámpora, intendentes del conurbano tendrían sus representantes. Algunos ven a Insfrán presidiendo la comisión de acción política. Otros mencionan al exgobernador José Luis Gioja, por sus antecedentes al frente de una comisión similar. “Se logró sentar en la misma mesa a Moyano y Yasky, a Felipe (Solá) y Scioli, al Alberto Rodríguez Saá, a Wado. Hasta Cristina Fernández de Kirchner volvió a la sede del PJ”, recuerdan sobre el proceso de reconstrucción partidaria entre 2018 y 2019.
Los distintos sectores del peronismo acordaron que la reconstrucción partidaria no tenga excluidos. Así, el Congreso de Ferro votará el llamado a una interna “como lo fue Menem-Cafiero”, aunque ahora para decidir la nueva conducción partidaria. La histórica interna se realizó el 9 de Julio de 1988 y la competencia fue por la candidatura presidencial. Participaron 1,5 millón de afiliados.
La versión sobre el llamado a una interna que defina “quién conduce el PJ y quiénes acompañan” está alimentada por debates ideológicos que cruzan el peronismo. Desde afuera del partido, peronistas como Guillermo Moreno y Miguel Angel Pichetto no cesan en sus críticas contra Cristina Kirchner y sobre todo, contra Kicillof. Moreno impugna doctrinariamente al gobernador de Buenos Aires (“no es peronista sino progresista, socialdemócrata”, lo define), mientras que Pichetto califica las propuestas de Kicillof de antiguas, apelando, sin embargo, a una figura vieja: “una foto sepia”, dijo.
Desde el kirchnerismo se replica que el gobernador fue reelecto el año pasado con paliza a La Libertad Avanza y al macrismo, mientras que Moreno con su partido Principios y Valores no superó el piso exigido en las PASO. “Pichetto fue candidato a vice de Macri; no tiene retorno, ahí sí no hay más para discutir”, aluden al diputado nacional y jefe del partido Encuentro Republicano Federal. Sorprendió, sin embargo, la frase que le adjudicó días atrás el medio Cenital a Cristina Kirchner: “El peronismo no es progresista”.
Moreno y Pichetto compartieron la semana pasada en CABA un desayuno con Insfrán. “Ellos (por el PJ) van a hacer una comisión de acción política que va a convocar a los presidentes de otros partidos con base doctrinaria peronista como el de Pichetto, el mío, el Movimiento Evita, el de Rodríguez, Saa, el de Moyano”, contó el el exsecretario de Comercio. Insfrán no informó qué se conversó.
El kirchnerismo, que va más allá de La Cámpora dentro del PJ, en el mapa de las provincias se referencia en Kicillof, y mantiene buena sintonía con los peronistas Insfrán (Formosa), Quintela (La Rioja y, Ziliotto (La Pampa), y con los aliados Mellela (Tierra del Fuego) y Zamora (Santiago del Estero).
La disposición de abrir el juego partidario va más allá de Moreno (al que se le reconoce militancia y un despliegue infatigable en los medios y redes sociales), Pichetto o Grabois. Incluye al peronismo cordobés liderado por Martín Llaryora. Recuerdan que en 2017, Wado de Pedro, con los oficios del exgobernador de La Pampa y recientemente fallecido, Rubén Marín, abrió un canal con José Manuel de la Sota que se cerró con la muerte trágica del exgobernador y constructor del “cordobesismo”. Pero las señales de apertura no son claras. Trascendió que por ahora los congresales de Córdoba no recibieron la invitación para participar del Congreso de Ferro.