En su reaparición pública en una entrevista televisiva, la vicepresidenta Cristina Kirchner puso en palabras la foto que vienen reflejando las encuestas: un escenario de tercios marcado por la irrupción del libertario Javier Milei en el medio de la grieta entre el Frente de Todos y Juntos por el Cambio. Pero, ¿cuál podría ser el impacto de esta triple fragmentación en el Congreso?
Este año, la Cámara de Diputados renueva 130 bancas, correspondientes a la elección de 2019, donde el Frente de Todos ganó la Presidencia y sumó poder en el Congreso. Por eso, el oficialismo enfrenta el mayor desafío, ya que es el que más escaños pone en juego: 68 de sus 118 diputados actuales, es decir, más de la mitad del bloque.
El dato a mirar es que en 2019, en su debut como alianza y en una elección polarizada, el Frente de Todos, con la fórmula Alberto Fernández-Cristina Kirchner, sacó el 48% de los votos. Hoy ninguna encuesta les da esa cifra, por lo cual es probable que el bloque pierda bancas a manos de las otras dos fuerzas.
Juntos por el Cambio y Milei son los que tienen más chances de crecer. Según la mayoría de las encuestas, la principal alianza opositora tampoco repetiría la performance de hace cuatro años (cuando el binomio Mauricio Macri-Miguel Pichetto se quedó con el 40%), pero aun así tiene la ventaja de poner en juego menos bancas que el Frente de Todos.
El interbloque donde conviven el PRO, la UCR, la Coalición Cívica y otros socios minoritarios arriesga 55 de sus 116 bancas (el 47%) y se ilusiona con sumar lugares para alzarse con la primera minoría y, de esa forma, acceder a la presidencia de la Cámara.
Dentro de Juntos por el Cambio, el PRO es el que más bancas arriesga (24 de 50), seguido por la UCR (17 de 33) y la Coalición Cívica (6 de 10). Visto en proporciones, el bloque que responde a Elisa Carrió es el más complicado, porque pone en juego el 60% de su representación.
Milei, en tanto, no tiene nada para perder, sino todo para ganar, porque tanto él como su compañera de La Libertad Avanza, Victoria Villarruel, asumieron en 2021 y tienen dos años más de mandato. En otras palabras, aún si Milei no llega a la Casa Rosada, su espacio jugará un papel determinante en Diputados.
Sería un verdadero logro para el libertario desplazar como tercera fuerza al peronismo “del centro”, que hoy cumple el papel de árbitro en el quórum y las votaciones. El Interbloque Federal (integrado por el schiarettismo, el socialismo y peronistas bonaerenses no kirchneristas) tiene la misión de retener a la mitad de sus diputados, porque expone cuatro de sus ocho bancas.
El Frente de Izquierda está, paradójicamente, en una situación similar a la de Milei: no arriesga ninguna banca porque todos sus integrantes asumieron en 2021. En esa última elección, fue el FIT el que se alzó como tercera fuerza nacional. Con ese envión, ahora aspiran a sumar algún diputado en provincia o Ciudad de Buenos Aires, y también en Jujuy, donde Alejandro Vilca tuvo una buena performance en la elección a gobernador, hace dos semanas.
En el Senado
En la Cámara alta, la “elección de tercios” adquiere un color particular, porque allí no hay medias tintas: cada provincia se reparte tres senadores, dos para la fuerza que obtenga la mayor cantidad de votos y uno para la que resulte segunda.
Si a nivel de la Presidencia, la pelea es (como afirmó Cristina) por entrar al balotaje, en el Senado hay una puja análoga: el partido que resulte tercero queda afuera, es decir, no gana ninguna banca.
El Frente de Todos arriesga nueve bancas, más otras dos de senadoras aliadas (la riojana Clara Vega, que ahora aspira a incorporarse formalmente a la coalición para renovar mandato, y la misionera Magdalena Solari Quintana, del oficialismo local).
Juntos por el Cambio, en tanto, pone en juego 11 escaños: seis de la UCR, cuatro del PRO y un socio, el sanjuanino Roberto Basualdo.
Las ocho provincias que renuevan senadores son Buenos Aires, San Juan, San Luis, Jujuy, La Rioja, Santa Cruz, Formosa y Misiones.