Ernesto Sanz: “No creo en ningún tipo de alianza con La Libertad Avanza”

El exsenador radical analiza la situación de su partido a nivel provincial y nacional. Asegura que el gobierno de Milei va a dejar a la Argentina “peor” y habla de las “luces y sombras” de la gestión de Cornejo.

Ernesto Sanz: “No creo en ningún tipo de alianza con La Libertad Avanza”
Ernesto Sanz. Foto: Chiara Vega / Los Andes

Ernesto Sanz es una de las grandes figuras nacionales del radicalismo. Lejos de cualquier cargo, pero todavía influyente y expectante en el ámbito partidario, el exsenador nacional advierte que su partido es “irrelevante” en la actualidad, critica con dureza a su conductor actual, Martín Lousteau, y pide que cambie el rumbo para enfrentar un ciclo político que a su juicio dejará “peor” a la Argentina: el de Javier Milei.

Pero también, en el cierre del 2024, y en una entrevista exclusiva de Los Andes, opina sobre el rol del peronismo mendocino y no esquiva el asunto más espinoso de todos: las luces y sombras del oficialismo provincial.

-Qué opinión tiene del oficialismo mendocino?

-Alfredo Cornejo inició en 2015 un ciclo de poder. Para mí, que soy radical, y que viví con mucha angustia el proceso de Jaque y Paco Pérez, obviamente fue un ciclo virtuoso. Es un ciclo que 9 años después no está agotado y tiene combustible. Tiene dos grandes rasgos: un nuevo rumbo y un nuevo liderazgo. En 2015 no teníamos rumbo ni liderazgo. Liderazgo significa plantarse en el centro del ring y decir: “vamos para allá”, con los huevos, cabeza y corazón necesarios. El rumbo desde 2015, ponele que en el interregno de (Rodolfo) Suárez haya estado un poco desdibujado, es de un capitalismo moderno y con un Estado presente, no elefantiásico, que recupera sus funciones centrales. Pero a la vez, con un fuerte incentivo hacia el sector privado.

Cuando asumió Cornejo, los gremialistas más importantes de la provincia eran los estatales, una cosa de locos que pasa solamente en las provincias del norte, que dependen del Estado. Hoy, los más importantes vuelven a ser los del sector privado.

Esas serían las luces.

-¿Y cuáles son las sombras?

-Primero, la falta de una oposición inteligente ¡Es muy importante tenerla para que eleve el debate! La mediocridad del debate público en Mendoza es espantosa. No tener oposición genera un problema para el oficialismo, porque el liderazgo está sólo en la cancha, y cuando pasa eso no es bueno. El liderazgo tiene que tener alguien que lo incentive desde la disputa de ideas. Pero además, esto achancha y burocratiza al equipo oficialista, coloca a los militantes oficialistas en gestionadores de la cosa pública y les hace perder el sentido de la épica. Cuando estaba el equipo de los mendocinos que inició el Pilo Bordón, nosotros éramos una oposición con ideas. Hoy no hay oposición virtuosa. Esto en una provincia del norte termina en una autocracia. En una provincia como la nuestra, la institucionalidad eso no lo permite, pero el oficialismo se achancha.

Cornejo tiene los pies sobre la tierra. Pero la hegemonía y la suma del poder no le hace bien a él ni a la institucionalidad de Mendoza. No es su culpa, es culpa de la falta de una oposición inteligente. Cualquier gobernante tiene una tendencia hegemónica. Cuando se tiene un gobierno con la cancha libre, avanza. El problema es que enfrente de Cornejo no hay nadie. El único lugar donde hay una competencia política, y no debiera haberla, es en la Corte (risas).

También veo sombras dentro del propio gobierno. Así como me parece que el gobernador, con la impronta de la minería, le ha dado una cuestión épica importantísima, hay otras áreas donde veo sombras. Por ejemplo, no me gusta Emesa (Ndr: Empresa provincial de energía de la provincia). Esa es un área donde el gobernador debiera tener otra impronta.

-¿Qué es lo que no le gusta de Emesa?

-No me gusta la gestión de Emesa en materia hidrocarburífera y energética. Tengo muchas reservas sobre eso.

-¿Usted cree que favorece negocios?

-No, no, no, paro acá. Me guardo muchas otras sombras por si el gobernador me las quiere preguntar alguna vez en privado.

-¿Hace mucho que no habla con Cornejo?

-Muchísimo. A ver, no estoy peleado con él, pero estoy fuera del ámbito provincial, por lo que no tengo ningún cargo ni influyo.

-No fueron aliados ustedes.

-Fuimos aliados en una época… a Cornejo le cuesta aceptar pares.

-Se imagina un rol político concreto en el futuro?

-En Mendoza no. A nivel nacional lo tengo, como consejero. Si cambiara la conducción del radicalismo por otra gente, no con este grupo de (Martín) Lousteau, seguramente voy a tener mayor protagonismo.

-¿Piensa volver a algún cargo electivo?

-No, yo cumplí una etapa en la función pública. Pero a nivel partidario voy a seguir estando siempre, por que es mi pasión. Me duele como está el radicalismo nacional hoy y tengo muchas ganas de ayudar a su recuperación.

Ernesto Sanz. Foto: Chiara Vega
/ Los Andes
Ernesto Sanz. Foto: Chiara Vega / Los Andes

EL PJ Y LOS EMPRESARIOS

-Volviendo al análisis de la oposición, ¿la dirigencia opositora provincial no es la adecuada?

-No solo eso. El peronismo, en las mejores épocas manejaba la UNCuyo, los colegios profesionales y el fútbol. Ahora está ausente y se ha refugiado en la Corte, pero eso es un peligro para el resto de la provincia, porque entonces aparecen fallos en materia laboral que, en vez de seguir una doctrina virtuosa, son en contra de Cornejo. Hay internas de acá y de allá…eso lo veo como un problema. Ahora va a entrar una mujer, Norma Llatser, cuya elección es un acierto de Cornejo para que levante el nivel de la discusión interna. Pero va a seguir siendo un problema político porque el peronismo elige para hacer política a los miembros del peronismo de la Corte.

-Pero también están las intendencias del PJ

-No, la crisis es muy profunda a pesar de tener intendencias muy importantes. Lo tienen que buscar como presidente del peronismo a (Emir) Félix, que yo no creo que haya asumido con muchas ganas y que trata por todos los medios de unificar algo que no se puede unificar. La primera pregunta es: ¿qué tiene que hacer Félix al lado de Sagasti cuando no tienen nada que ver el uno con la otra? El peronismo de la Nación está colonizado por el kirchnerismo desde hace un montón de años, y mientras lo siga colonizando, va a ser muy malo para el peronismo. Van a seguir perdiendo elecciones, sobre todo en Mendoza. No sé qué va a pasar si logran desprenderse del kirchnerismo. Ojalá que recuperen el volumen y la inteligencia que tuvo el peronismo hace 20 años, porque eso es imprescindible para una provincia como Mendoza.

-Veo que no cree que se pueda construir desde las intendencias un renacimiento del peronismo…

-No no. El mejor momento fue cuando tenían a Amstutz y Pardal en las dos intendencias más grandes de la provincia, Las Heras y Guaymallén. Llevándolos a los dos en la fórmula de 2003, perdieron. En las dos mejores etapas del PJ sin intendentes, la del Pilo y la de Lafalla, el liderazgo no venía de las intendencias. Cuando un partido se tiene que refugiar en una intendencia es porque está faltando algo más. Los verdaderos líderes son los que pueden acreditar gestión, que es un pasaporte, pero tienen que acreditar liderazgos extra municipales. Cornejo no llegó a ser gobernador por ser intendente de Godoy Cruz. Llegó a serlo porque tenía condiciones de liderazgo.

En ese mismo esquema, le adjudico una parte importante del problema a la dirigencia empresaria de Mendoza. La dirigencia puede tener muchos méritos en lo individual, de hecho hay muchísimos exitosos, pero necesita dar un salto cualitativo, unificar posiciones y asumir riesgos en conjunto. Por ejemplo, YPF saca a venta los yacimientos de la provincia y los que ganan son tipos de afuera; las centrales hidroeléctricas están a punto de terminar sus años de concesión y no encuentro empresarios de Mendoza que vayan en busca de ellas. Hay que prorrogarlas un año más al señor Mindlin, de Pampa Energía.

-¿Qué les falta para eso?

-No es la plata. La que les pueda faltar, cuando se suman tres o cuatro, aparece. Hay empresarios de plata.

-¿Entonces hay una grieta?

-Me da la impresión de que el empresariado mendocino se acostumbró a la supervivencia en un país hostil, en una provincia que no mueve la aguja en términos nacionales. Desde esa suerte de zona de comodidad, no son capaces de asumir otro riesgo. Este es uno de los grandes desafíos.

Me consta que Cornejo hace esfuerzos para incentivar al mundo privado, pero todavía no veo que aparezca.

Hubo épocas en que Mendoza tuvo una suerte de dos torres gemelas, que eran Cartellone y Pescarmona. Cuando eran fuertes, ellos eran influyentes a nivel nacional. Hoy no tenemos dirigentes empresarios que influyan a nivel nacional, más allá de los esfuerzos de Mauricio (Badaloni) que tiene una silla en la UIA. Pero no es ese volumen que uno aspira a tener a nivel nacional. Me da pena porque, por ejemplo, los cordobeses lo tienen. Pero hemos perdido mucho volumen en la dirigencia en general.

-Es muy fuerte la metáfora de las torres gemelas…

-¿Pero qué haría cualquiera después del derrumbe de las torres gemelas? Tratar de construir no desde dos torres gemelas de nuevo, porque no las hay, tratar de hacerlo desde el volumen de abajo, tratando de unificar.

DEL PAGO CHICO AL RADICALISMO NACIONAL

-¿Qué pasó con la renovación del radicalismo de San Rafael de la que usted hablaba hace tiempo atrás, pero que tuvo malos resultados en las últimas elecciones?

-A mí me duele mucho eso, porque el último intendente radical fui yo. Seguramente en la primera etapa pos intendencia, cometí el error del abandono, porque me tuve que hacer cargo a nivel nacional de muchas responsabilidades y entonces un liderazgo fuerte no generó renovación de abajo. Pero eso fue hace muchos años. Lo que ha pasado desde hace 8 o 9 años, desde que apareció Cornejo a nivel provincial, es que mucha dirigencia radical de San Rafael se acomodó a una zona de confort que era hacer cornejismo de sumisión. Es decir, dedicarse a ser oficialistas de Cornejo sin disputarle poder a los Félix. Hasta el día de hoy es muy difícil que aquí los Félix estén incómodos, porque la dirigencia política radical de San Rafael, salvo excepciones de algunos chicos jóvenes que ahora vienen empujando, se acostumbran mucho a ser discípulos del poder central, más que constructores de una opción de poder local.

Ojo, está naciendo una nueva generación. Hay que ponerles el acento a Franquito Ambrosini, Francisco Mondotte y un pibe de Cornejo que es Leonardo Yapur. Esos tres pibes son distintos y tienen vocación de poder, y puede ser que ahí vaya floreciendo algo distinto.

-¿Su vuelta en este ámbito es imposible no?

-Estoy totalmente de vuelta de todo y Mendoza no es mi ámbito de militancia. Yo hoy estoy militando mucho más a nivel nacional, con mucho apoyo y ayuda a alguien que es una suerte de delfín político, que es Maxi Abad, quien era hasta hace poco presidente del radicalismo bonaerense.

El gran problema que tiene el radicalismo a nivel nacional es la provincia de Buenos Aires, que es la fuente de poder del kirchnerismo y de no poder del resto de los partidos. Yo soy muy crítico del radicalismo a nivel nacional, pero creo que acá está el problema, no somos capaces de crear volumen en el lugar donde se definen las elecciones nacionales.

El radicalismo bonaerense recién está construyendo nuevos liderazgos y territorialidad. Durante mucho tiempo estuvo ausente de la pelea y hay que ayudarlo. Si no construyen ahí, estamos listos.

No tengo nada que ver con la conducción del radicalismo nacional, me da mucha bronca lo que pasa, hay un abandono por parte de (Martín) Lousteau del liderazgo a ese nivel.

Ernesto Sanz. Foto: Chiara Vega
/ Los Andes
Ernesto Sanz. Foto: Chiara Vega / Los Andes

Respecto de la expulsión de tres diputados de la UCR, esto es un grave error de la conducción partidaria, que se suma a una larga serie de errores que están transformando a la UCR en un partido irrelevante.

Cuando un partido nacional se convierte en irrelevante, está en problemas. Las crónicas del domingo, de resumen de la semana, en ningún caso mencionan al radicalismo. El radicalismo desapareció del mapa porque Lousteau decidió abocarse a su propio interés, que es la reelección en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, donde pareciera que nos va a ir muy mal: venimos cuartos en la carrera. Renunció a los otros 23 distritos de la Argentina, lo que es casi un suicidio.

Pero además no hay muchos radicales con vocación de asumir un liderazgo nacional. Los gobernadores, incluido el de Mendoza, están urgidos en resolver un tema central: el nuevo federalismo de Argentina.

MILEI Y LOS RADICALES MENDOCINOS

En su análisis, Sanz advierte que todos los ciclos políticos de la Argentina fracasaron por no poder hacer coexistir armoniosamente a sus dos variables fundamentales: política y economía. Dice que Alfonsín fracasó por la economía y que Menem y Néstor Kirchner fracasaron por falta de política.

El ciclo de Milei viene de la mano de la economía, pero a su juicio “está fracasando rotundamente en la política”.

“¿Cuáles son los elementos de ese fracaso? Empieza a afectar el federalismo. Querer gobernar por segundo año consecutivo sin presupuesto no es una boludez, es querer disciplinar con una billetera inconmensurable a los gobernadores. Si el año que viene no hay presupuesto de nuevo, los gobernadores van a ser soldados de Milei, pero no porque quieran, sino porque la realidad los va disciplinar. Es una barbaridad la discrecionalidad de guita que va a tener este tipo sin presupuesto. La segunda víctima es la justicia. Otra vez a las andadas, (Milei) quiere manejar la justicia, quiere tener una justicia adicta, una justicia propia. El tercer problema, quieren tener servicios de inteligencia al servicio de la cosa fea, de las cosas malas. Y podríamos nombrar más problemas, como la libertad de expresión. Entonces el señor Milei está ingresando a un nuevo ciclo de poder desde la ventana de la economía, podría desde esa ventana encontrarse con la de la política y hacer por primera vez una autopista virtuosa de economía y política. Sin embargo, se dedica a la economía y bastardea la política. Por eso yo avizoro que la Argentina que va a dejar es peor. El problema es que los ciclos en estos 40 años han terminado en fracaso y dejan un país peor: más desigualdad, más pobreza, más grieta y más decadencia. Yo también estoy muy contento porque bajó la inflación, pero no dejemos de ver lo otro, porque si no todo eso se nos viene encima.

-No sé si le está yendo tan mal en la política a Milei, le va bien en las encuestas para las elecciones del año que viene…

-Ese aspecto no tiene que ver con la política institucional. A este tipo le está yendo bien en la relación con el electorado, pero también les fue bien a Alfonsín en el 85, a Menem en el 93 y el 95 y a Kirchner en 2005 y 2007. Desde el punto de vista del rendimiento electoral, chapeau, le está yendo bárbaro, mejor que los anteriores, porque este (Milei) no tiene partido, bloques ni intendentes. De lo que hablo es de la política como elemento estructural, cómo se diseña el esquema institucional del país. En ese sentido está fallando esa política, no la electoral de tener 45% de imagen positiva. Pero eso ya lo viví cuando llegué al Senado en 2003. Con muchos amigos nos comimos la curva de creer que Kirchner iba a hacer algo diferente, pero cuando ganó la primera elección de medio término, chau. Se sacó la careta de cordero y apareció el lobo. Lo echaron a Lavagna y aparecieron la ley de superpoderes, la de DNU, la del Consejo de la Magistratura. Pim-pum-pam, se transformó. Hay una persona en la provincia que puede contar mejor esto, es la que está en el cuarto piso de la calle de Peltier (ríe).

-¿Usted cree que en algún momento se le va a acabar la magia a Milei?

-Es muy probable que Milei reviente las urnas el año que viene, como ocurrió en años anteriores. Es un nuevo ciclo de poder. Pero la dirigencia política tiene que colocarse dos metros hacia adelante. Si yo hiciera seguidismo, tendría que decir: “muchachos, a colarnos el año que viene en las listas de La Libertad Avanza”. Pero no lo digo, al contrario. Sé cómo viene el año que viene, pero tengo la obligación de advertir esta cuestión.

-¿No le parece que si Milei arregla la economía, a la gente no le va a importar todo lo demás?

-En 2025, sí. En 2027 tal vez también. Si hoy estuviera al frente del radicalismo nacional, estaría diciendo, aún a riesgo de perder las dos elecciones: “muchachos, vamos a construir lo que viene, vamos a construir la diferencia”. Porque con el anillo de (Julio) Grondona, que dice “todo pasa”, el día que se corra el velo y ya la economía no pase a ser el ABC de la vida de los argentinos, va a aparecer toda la miseria y la mugre de la política. El 2025 va a ser durísimo, por eso entiendo a los radicales del interior, entre ellos el gobernador nuestro, cuando dicen que el año que viene van a conservar la territorialidad. A mí me va a dar urticaria compartir lista con La Libertad Avanza, pero no soy boludo, lo entiendo. Es una forma de supervivencia.

-¿Está o no de acuerdo en una alianza con La Libertad Avanza?

-Yo no creo en ningún tipo de alianza con La Libertad Avanza, ni aún en Mendoza. Nos diferencian muchas cosas. En Mendoza hay una coalición que es cada vez más radicalismo solo (Ndr: Cambia Mendoza), pero si se está fortalecido en el rumbo, en una de esas hay que poner en valor eso frente a La Libertad Avanza. Pero también soy pragmático, entiendo que si el gobernador ve que eso puede poner en riesgo la gobernabilidad de la provincia, estaría dispuesto a aceptarlo. Ahora, no me gustaría, porque creo que con La Libertad Avanza tenemos un abismo de diferencia.

-Qué encrucijada difícil…

-Yo me pongo en el papel de Cornejo y es un tema muy complicado. Además hay un problema adicional: uno de los líderes que asoma en el radicalismo provincial es un tipo que es ministro de Milei (ndR: en referencia a Luis Petri) ¿Cómo se resuelve ese kilombo? Entiendo de todos modos que la política debe resolver grandes líneas para adelante. No hay una divisoria de aguas en lo ideológico, porque Mendoza apunta a un capitalismo moderno y a una desregulación y apertura inteligentes. Pero si el gobierno de Milei pretende cooptar o copar la provincia, el radicalismo de Mendoza deberá decidir puertas adentro si está dispuesto a aceptarlo. Ya hay un modelo: en la ciudad de Buenos Aires, el gobierno de Milei ha decidido ir por el Pro de Macri. Acá no ha ocurrido, ojalá que no pase. El radicalismo de Mendoza tiene que estar preparado para resistir, porque no podemos quedar subsumidos por La Libertad Avanza. El radicalismo de Mendoza ha construido un modelo sólido y autosustentable. Habrá que ver si somos capaces de resistir ese embate.

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