Cuando la segunda ola de la pandemia de Covid-19 es inminente e irreversible, el gobierno busca desesperadamente generar anclas para la macroeconomía con la idea de evitar un nuevo colapso y prepara nuevas medidas contracíclicas para anunciar, a sabiendas que ya no hay margen social para volver a caer tan hondo.
En la semana que se inicia el Indec publicará el dato de pobreza del segundo semestre de 2020. La consultora FMyA y la Universidad Torcuato Di Tella proyectaron niveles del 41,1%. Un umbral que habría crecido hasta el 43% en el arranque de 2021 por el rebrote inflacionario, según el análisis.
El gobierno empezó ya a evaluar medidas económicas paliativas que vayan en salvataje de los sectores más golpeados. No habrá un gasto extraordinario como en 2020, pero piensan incrementar el auxilio a familias humildes, jubilados y a las pymes. Es porque en paralelo habrá restricciones focalizadas en la circulación de personas ante el avance del virus.
Por eso, el viaje de Martín Guzmán, el ministro de Economía, a Estados Unidos trasciende al diálogo con el FMI. El interés es dar una señal a los mercados y a socios comerciales para frenar la incertidumbre sobre los activos del país y que se pueda atravesar el 2021 sin tensión externa.
Guzmán se reunió con inversores en Nueva York y luego con las autoridades del FMI en Washington. También con el senador republicano Bill Cassidy (uno de los impulsores del impeachment a Trump), quien salió de una sesión para entrevistar al argentino en el Capitolio. El ministro habló allí de la economía local y explicó su programa macroeconómico; se despegó del perfil de kirchnerista duro y puro que disgusta en EEUU. Y aseguró que el presidente Alberto Fernández está en la misma línea.
El estadounidense escuchó e hizo preguntas. Como integrante del Comité de Finanzas del Senado participa de la toma de decisiones que impactan en la región en general y, claramente, también en la Argentina.
Cassidy es uno de los senadores que votó en favor del impeachmet del ex presidente Donald Trump y mantiene canales fluidos de comunicación con sus pares demócratas, incluso con el presidente Joe Biden.
Así, Guzmán buscó apoyo político, un eslabón para la cadena que intenta armar con el objetivo de anclar las expectativas sobre el futuro inmediato de la Argentina. Porque la necesidad urgente es evitar sobresaltos en la recta electoral mientras el Covid-19 no afloja.
La sociedad de bolsa Balanz Capital le dijo a sus clientes en un análisis que los dichos de Guzmán acerca de algunos avances con el FMI hicieron que los bonos tengan un fuerte rebote el jueves, pero así y todo la semana cerró con bajas en torno al 3%.
La enorme incertidumbre sobre cuándo Argentina podrá superar la recesión y acumular reservas (que están empantanadas desde que asumió Fernández) ubican a los bonos reestructurados por debajo de los 30 dólares de paridad, cerca de un valor de “basura”.
Guzmán está intentando que 2021 sea una bisagra en el mandato de Fernández. Acuerdo con el FMI, un salto en las reservas, expansión de la actividad, aumento del empleo y baja de la inflación forman parte de sus objetivos para este año.
Aporte cero de dos rivales
Cristina Kirchner y Mauricio Macri, los dos máximos rivales políticos en la actualidad, salieron a la cancha en los últimos días para empujar a sus espacios a que pongan en marcha la campaña política hacia las elecciones de medio término.
Ninguno de los dos hizo aporte alguno a la lucha contra la pandemia, en un año atravesado por el descalabro económico y más de 55.000 muertos por la enfermedad. Cruzan chicanas, críticas, acusaciones y ambos se pretenden presos. Pero no aportan absolutamente nada.
La vicepresidenta está enfocada en la campaña. El martes a la mañana Guzmán ya sabía que el Fondo daría luz verde para extender de cuatro a diez años el plazo de pago de la deuda. Al día siguiente, con el dato en cartera, ella salió a cuestionar al FMI y a pedir más plazo.
Con sus críticas al Fondo, Cristina le habló a la tropa propia, mostró los dientes. Fernández será quien firmará finalmente las condicionalidades que deberá aceptar para que el organismo confirme el refinanciamiento de la deuda contraída por Macri.
El ex presidente salió a jugar, aunque no será candidato este año. Quiere que Juntos por el Cambio vuelva al poder en 2023. Por lo que salió a cuestionar todo o hecho en materia sanitaria, con un desconocimiento evidente de la situación global respecto del acceso a las vacunas.
La región, un tembladeral
Brasil sigue en el foco de la tormenta, con la segunda ola del Covid-19 pegando fuerte, al igual que en otros vecinos.
El gigante sudamericano es de vital importancia para Argentina. Por cada dos puntos que crece, le suma medio punto de PBI a la Argentina. Para el economista Fernando Marull –director de FMyA- el coronavirus es un efecto transitorio.
Según el especialista, los indicadores recientes del país son “buenos”. Pero estima que la actividad “va a empezar a perder fuerza” y más aún si empieza a golpear la segunda ola del Covid-19 desde abril.
Para Balanz también, pese a que el PBI mostró dos trimestres consecutivos de crecimiento, se evidenció la desaceleración en la velocidad de recuperación y aún queda mucho por recuperar para volver a los niveles prepandemia.
Marull agrega que el Gobierno tiene bajo la manga anuncios de un mayor gasto público equivalente a 1 punto del PBI en el contexto electoral y por el impacto de la segunda ola. Eso podría comprometer la meta de 4,5% de déficit fiscal para este año, pero darle algo más de aire al consumo y la actividad económica.