“Suspendamos la PASO y repartamos ese dinero entre las provincias”. Ese fue el pedido que nuevamente expresó ayer un bloque de diez gobernadores con el presidente Alberto Fernández, en un encuentro en La Rioja.
Es que las cajas de las provincias están exhaustas. Algunas están renegociando sus deudas porque no pueden pagar. Pero todas están en crisis debido a que se les desplomaron los ingresos en paralelo al incremento exponencial de las demandas sociales por la pandemia.
Y los números del proceso electoral son elocuentes. Para todo lo que tenga que ver con elecciones nacionales, este año se destinarán 17.171 millones de pesos. De allí se desprende el presupuesto para las Primarias, Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO).
En el Gobierno nacional estiman que suspender las PASO podría generar un ahorro de 5.300 millones de pesos. Para los gobernadores, el ahorro se ubicaría entre 9.000 y 10.000 millones de pesos.
No es poco dinero. Es el equivalente a dos meses de transferencias de capital del Tesoro nacional a las provincias y la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Y en un año electoral, los oficialismos provinciales necesitan mostrar obras.
No obstante, según dijeron los gobernadores al Presidente, configura también un alto riesgo sanitario sumar en agosto este acto electoral multitudinario a los ya previstos comicios legislativos, en octubre de este año, en un contexto de pandemia.
El pedido se hizo por primera vez el 4 de diciembre, cuando firmaron el pacto fiscal.
Para el Gobierno ese no sería un gran inconveniente dado que espera que para julio o agosto, unas 25 millones de personas mayores de 18 años estén vacunadas contra el Covid-19. El inconveniente es otro.
La vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner y el espacio que conduce dentro del Frente de Todos no están de acuerdo. Como son la rama del oficialismo con más votos propios, donde no puedan imponer un candidato lo dirimirán en las urnas.
Por esta situación, Fernández había respondido en diciembre ante el primero pedido que estaba dispuesto a apoyarlo solo si había unanimidad entre todas las provincias. Pero el bonaerense Axel Kicillof y el santafesino Omar Perotti lo rechazan.
Tampoco está de acuerdo en suspender las PASO el jefe de Gobierno porteño Horacio Rodríguez Larreta. Es hoy, en Juntos por el Cambio, el dirigente con mayor arrastre interno y no quiere desperdiciar ese capital político hacia el seno de su propio espacio de cara a lo que pueda ir armando hacia 2023.
Los gobernadores habían hecho propia una iniciativa que elaboró el diputado Pablo Yedlin, del Frente de Todos por Tucumán, para cancelar por única vez las primarias. La iniciativa ingresó por mesa de entrada al Congreso el 11 de diciembre.
La iniciativa fue frenada por el propio oficialismo que lidera en la Cámara Baja el diputado Máximo Kirchner y duerme en las comisiones de Asuntos Constitucionales y de Legislación General. A la primera comisión la conducía Pablo González, el santacruceño elegido por el Gobierno a instancias de Fernández de Kirchner para presidir YPF después del pedido de renuncia del jefe de Estado al economista Guillermo Nielsen.
Y a la segunda la preside Cecilia Moreau, quien secunda a Kirchner en la conducción del bloque oficialista.
En la ciudad riojana de Chilecito, Fernández escuchó a los mandatarios. Estuvieron el local Ricardo Quintela; Raúl Jalil, de Catamarca; Jorge Capitanich, de Chaco; Gustavo Valdés, de Corrientes; Gildo Insfrán, de Formosa; Gerardo Morales, de Jujuy; Gustavo Saenz; de Salta; y Juan Manzur, de Tucumán. Y se sumaron los vicegobernadores de la provincia de Misiones, Carlos Arce, y de Santiago del Estero, José Emilio Neder; y la vicegobernadora de La Rioja, Florencia López.
Al lado de Fernández, el jefe de Gabinete, Santiago Cafiero; los ministros del Interior, Eduardo de Pedro, y de Defensa, Agustín Rossi y el titular del Consejo Federal de Inversión, Ignacio Lamothe.