Incordios en la UCR por el proyecto de Boleta Única

El gobernador ha hecho circular entre los intendentes un borrador de la iniciativa para eliminar la lista sábana, pero un sector del propio radicalismo no se siente seducido por el cambio y vaticina un debate interno fuerte. Críticas del cornejismo a sus impulsores.

Incordios en la UCR por el proyecto de Boleta Única
El gobernador lanzó su proyecto para modificar la forma de votar en Mendoza y el debate está abierto.

No tendrá un recorrido político sencillo ni veloz la idea de Rodolfo Suárez de jubilar la lista sábana para reemplazarla por la boleta única papel en las próximas elecciones.

El problema de avanzar con rapidez está en que el debate en el oficialismo ya se abrió y, aunque la corrección política impera, hay cuestionamientos a los beneficios que pueda traer el nuevo instrumento de votación.

Para colmo, y esto no es menor, la forma en que se precipitó la discusión ha despertado recelos internos en el propio radicalismo. Esto contradice el mensaje que los líderes principales de la UCR han tratado de bajar a la tropa, para evitar que se vuelva desenfrenada la carrera de la sucesión gubernamental en 2023.

El gobernador pareció bajar un cambio en los últimos días y pasó del anuncio del envío del proyecto formal a la Legislatura al intercambio de un borrador, que ya se ha vuelto público, entre los intendentes oficialistas.

Ese manuscrito, que fue repartido por el ministro de Gobierno Víctor Ibáñez, propone efectivamente una nueva boleta electoral de manejo exclusivamente institucional que incluirá a los candidatos de todas las agrupaciones.

Al votante, con este instrumento en la mano, y de acuerdo con el proyecto del Gobierno, se le facilitaría la selección de candidatos de distintas agrupaciones por encontrarse todas las opciones juntas en un mismo papel, aunque seguiría siendo obligatorio votar el conjunto de postulantes de cada categoría (no podría elegirlos uno por uno).

Se acabaría además el reparto domiciliario de las boletas por parte de los partidos, ya que serían las autoridades electorales las que tendrían la manipulación exclusiva de las boletas oficiales. El ahorro en papeles sería alto: se imprimiría solamente un padrón más el 10 por ciento de boletas suplementarias para suministrarlas en el caso de robos y otros problemas.

Omar de Marchi y Suárez militan esta reforma como algo trascendente. Lo que sorprende es que rápidamente hayan aparecido detractores en las filas del oficialismo, más allá de las declaraciones de ocasión. Pero ni siquiera hay opositores férreos: directamente se señala que la reforma impulsada carece de importancia.

“Es un mito urbano decir que la Boleta Única, como las PASO, democratizan la elección”, se apuró a señalar para esta columna un dirigente radical enrolado en la tropa de Alfredo Cornejo, un día después de que empezara a circular el borrador del ministro Ibáñez.

La fuente radical consultada vaticinó también que el proyecto de Suárez no se formalizará con rapidez en la Legislatura, más allá de que en la superficie, ni él ni nadie manifiesten “reparos” ante un cambio que a su juicio traería más inconvenientes que beneficios.

El debate subterráneo del propio radicalismo ya resalta entre otros problemas para imponer la Boleta Única que la modificación podría aumentar el volumen de votos en blanco, el gran cuco de todos en las elecciones de este año, por el desconocimiento social del nuevo sistema. Señalan también algunos la complejidad que representaría para el elector estudiar más de un centenar de nombres en el cuarto oscuro (por la multiplicación de opciones partidarias y de bancas en juego) con las consecuentes demoras del acto electoral y el escrutinio.

Los críticos del propio radicalismo sólo le reconocen a la Boleta Única, en resumen, el ahorro económico en papeles y el hecho de poner en igualdad de condiciones a los partidos más chicos con los más grandes a la hora de la votación. Pero descartan que produzca mayores transformaciones en el sistema electoral.

De este modo, la idea de la Boleta Única enfrenta antes un panorama de vacío que de oposición. Cuesta ver por el momento quién o quiénes militarán una iniciativa que no es considerada mala, sino que se la trata directamente de irrelevante. Más allá de que el oficialismo provincial ostenta una poderosa mayoría legislativa que casi lo exime de salir a buscar votos afuera.

Los detractores descartan también que sus posturas estén teñidas de algún internismo. Esta presunción deviene del hecho de que Cornejo detenta el manejo de los aparatos partidarios, que perderían peso con la Boleta Única, a favor de su “rival”: la gente de Suárez.

Cerca de Suárez efectivamente hablan en contra de los aparatos de Cornejo. Pero los cornejistas señalan que su líder podría hacerlos pesar igual, con o sin Boleta Única, en las PASO, que es cuando se seleccionan los postulantes a una elección general.

“Los aparatos suelen tener las mejores propuestas y los mejores candidatos”, destacan también los cornejistas. La frase suena a desafío a la construcción electoral que sin lugar a dudas intenta realizar el bando opuesto de la interna oficialista.

La confrontación de modelos es real, a pesar de que todos busquen preservar la conducción de Cornejo y de Suárez, que según dicen, todavía es ordenada y coordinada.

El cornejismo no se priva, eso sí, de reprochar casi sin filtros al intendente de la Capital, Ulpiano Suárez. El sobrino del gobernador se convirtió este fin de semana en el abanderado de la Boleta Única, al elevar al congreso partidario, junto al radicalismo capitalino, el pedido para que esta innovación electoral sea impulsada tanto a nivel provincial como nacional.

“Ulpiano está otra vez intentando marcar agenda”, se quejaron cerca del ex gobernador. Los movimientos individuales del jefe comunal de la Capital son seguidos de cerca porque es uno de los intendentes más interesados en jugar en 2023 por la gobernación.

El gobernador aseguró el fin de semana que no coordinó con el intendente de la Capital la embestida de la Boleta Única, que tuvo un casi nulo impacto en el congreso radical al final, a pesar de que la nota del radicalismo capitalino y el anuncio del proyecto de ley coincidieron en el tiempo. El cornejismo, para bajar la espuma, declaró por su parte que cree la versión de Rodolfo Suárez.

Ciertamente, la iniciativa del gobernador es una propuesta para salir de la ambigüedad actual de la ley electoral mendocina. Su letra, frecuentemente reformada, parece promover un cambio de instrumento electoral para alguna vez (sea Boleta Única o voto electrónico), pero en realidad, no cambia nunca nada ni establece plazos concretos para hacerlo.

En este contexto, la presentación semi formal que hizo Suárez de la Boleta Única ya está forzando en parte de la clase política local actos de sinceramiento. Ya no es una sospecha: parece que, en el fondo, y al margen de las declaraciones correctas, nadie quiere que algo cambie.

Es indudable además que el semi proyecto de Suárez agita en la UCR precipitados focos de internismo, un problema eterno de los radicales en casi todos sus ámbitos y que es prácticamente su única preocupación actual.

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