En las últimas horas, un grupo de intelectuales -entre los que se destacan Beatriz Sarlo y Juan José Sebreli- público un dura carta contra el Gobierno nacional.
En la misma consideran que “el ‘vamos por todo’ cobró una inquietante actualización” y aseguran que “si el kirchnerismo suma nuevas bancas” en las elecciones legislativas de este año “vaciará hasta la última gota de democracia”.
El escrito titulado “La democracia argentina en la encrucijada: neogolpismo o progreso”, comenzó diciendo: “Un grave peligro se cierne sobre la democracia argentina. No el peligro de un golpe militar como los que conocimos en el pasado, sino otro mucho más sutil que se enmascara bajo la retórica del altruismo y la solidaridad”.
En esa introducción, advierte que “antes, los autoritarios se levantaban en armas y gobernaban con los fusiles”, pero que “eso ya no existe” y que “ahora llegan al gobierno con el voto popular y usan el poder para corroer el sistema desde adentro hasta convertirse en autócratas”.
“Nepotismo, colonización del Estado, acoso a los contra-poderes, desprotección de amplios sectores de las capas medias y bajas y fraude electoral. Esas son las tácticas del golpismo del siglo XXI”, agrega y lo ejemplifica con los casos de Nicaragua y Venezuela.
Pero también advierte que el sello distintivo “del autoritarismo populista” también se vive, según la carta, en Rusia, Filipinas, Bielorrusia y Hungría, y que se basa en destruir “la democracia desde adentro, convirtiendo el gobierno por la mayoría en el gobierno petrificado y hegemónico de una mayoría”.
“El cambio de régimen no se produce de un día para otro, sino mediante una estrategia progresiva, que prepara el terreno con violencia discursiva, narrativas épicas y ofrendas simbólicas, para luego pasar, en su etapa de metástasis, a proscripciones, encarcelamientos y expropiaciones”, remarca.
Y sigue: “Los gobiernos populistas requieren enemigos para fortalecer su propia estructura maniquea, por lo cual aíslan a sus países del mundo y claman por una unidad que aniquila el pluralismo, la disidencia y la diversidad. Mientras nos mantienen en guardia contra peligros inexistentes —las dictaduras militares, los “poderes concentrados”, los “holdouts”, el campo, la “prensa hegemónica”— desarman uno a uno los resortes de la democracia republicana hasta convertirla en un mero membrete y una cáscara vacía”.
Dicho eso, la publicación afirma que “siguiendo esta lógica”, en los gobiernos previos al actual, “el kirchnerismo intentó apropiarse de la prensa, colonizar la justicia y perpetuarse en el poder mediante la alternancia familiar”. Y si bien advierte que “ese plan fracasó por la resistencia de la sociedad civil, las sentencias de la Corte Suprema y la derrota electoral que sufrieron en 2015”, en este cuarto mandato “el kirchnerismo volvió a la carga con dispositivos aún más extremos y de una inusual gravedad institucional”.
“Presión sobre jueces y fiscales, muchos de ellos desplazados de sus cargos, impunidad y liberación de políticos, empresarios y sindicalistas condenados por varias instancias o bajo procesos gravísimos por delitos contra el Estado, desmantelamiento sistemático de las causas por corrupción y la amenaza latente de reducir el Ministerio Público a una dependencia sujeta al Poder Ejecutivo”, subraya. Y asegura: “El plan avanza a la vista de todos”.
Para estos intelectuales opositores al Gobierno de Alberto Fernández, “un trágico síntoma de la descomposición democrática” que se vive hoy en el país fueron “las severas restricciones de las libertades fundamentales durante la cuarentena, picos de violencia estatal nunca vistos en democracia y, muy especialmente, la clausura de la escolaridad que abandonó a los sectores más vulnerables de la sociedad”.
Pero también marca “el manejo opaco en la compra de vacunas” como otro de los síntomas, debido a las “sospechas de un intento de imposición de socios locales bajo los eufemismos de la soberanía sanitaria y la transferencia de tecnología”.
“Dejaron al descubierto la paradójica ficción de un gobierno que se presentaba como adalid de la vida: hoy somos uno de los países con más contagios y muertes por habitante del mundo”, enmarca.
Por todo eso, la carta remarca como necesario “advertir sobre el peligro” que acecha “mientras estemos a tiempo”. Y enumera los hechos que le dan más fuerza al reclamo, como los ataques a la prensa, a la Corte Suprema y el intento por desplazar al Procurador, los cuales son “obvios indicios de un camino que podría no tener regreso”.
“El famoso apotegma ´Vamos por todo’”
“El famoso apotegma ‘Vamos por todo’ cobró una inquietante actualización”, dispara el grupo de intelectuales en su texto.
Por último, los intelectuales advierten que “las próximas elecciones tienen una importancia trascendental” y que “si el kirchnerismo suma nuevas bancas vaciará hasta la última gota de esa democracia que se construyó con el pacto del ‘Nunca Más’ de 1983”.
“No es hora de especulaciones. La oposición debe deponer las mezquindades y los personalismos estériles. Pero también debe trazar con firmeza un horizonte de país deseable: una democracia liberal e inclusiva, con propiedad privada, con respeto de las minorías y los derechos individuales, con educación y salud públicas de excelencia, con seguridad en el espacio público, con trabajo, con inversión, innovación y apertura al mundo”, reclama.
“Un país que recupere la capacidad de entusiasmar, en el cual la juventud no elija irse. Urge dotar a la Argentina de una segunda piel republicana, para lo cual la elección debe imponer la cesantía del plan autoritario”, concluye.
La carta está firmada por Juan José Sebreli, Beatriz Sarlo, Luis Alberto Romero, Santiago Kovadloff, Maximiliano Guerra, Marcelo Birmajer, Marcos Aguinis, Sandra Pitta, Daniel Sabsay, Marcos Novaro, María Sáenz Quesada, José Emilio Burucúa, Marcelo Gioffré, Miguel Wiñazki, Jorge Sigal y Julio Montero.
También sumaron sus nombres Sabrina Ajmechet, Federico Andahazi, Osvaldo Bazán, Héctor Guyot, Liliana de Riz, Alfredo Casero, Gonzalo Garcés, Jorge Ossona, Alejandro Fargosi, Alejandro Bongiovanni, Fernando Pedrosa, Alejandro Carrió, Leopoldo Kulesz y Alejo Schapire.