Cristina Kirchner cerró su discurso del viernes en Río Negro alertando sobre la posibilidad de la “fragmentación política” y puso de ejemplo Perú. Pero la advertencia bien podría ser para el Frente de Todos. La tensión entre el kirchnerismo y leales al presidente no cede y las chicanas cruzadas profundizan la grieta interna. “Yo no sé cuántas horas trabaja él, ni qué es lo que hace él, porque nunca lo supe”, dijo ayer Aníbal Fernández de Máximo Kirchner.
El ministro de Seguridad viene siendo la voz más vehemente en la defensa de Alberto Fernández ante las críticas del kirchnerismo. El sábado, en un plenario de La Cámpora, Máximo Kirchner había dicho que mientras se produce la “persecución política” contra la vicepresidenta, “hay compañeros y compañeras más interesadas en ganarle a Cristina que sacar al país adelante. Esas son las diferencias claras que hay”.
Aníbal Fernández no solo negó que hubiera proscripción, sino que agregó que Cristina Kirchner, con las objeciones que le hizo al gobierno en su discurso de Río Negro, “está criticándose a sí misma. Se está criticando a sí misma. Formamos todos parte del mismo gobierno”.
“Parecen más oposición que oficialismo”, insistió el ministro.
“La verdad es que no está proscripta y puede ser candidata. Para ser candidata tiene que competir en las PASO. Si gana las PASO, competirá; y después si tiene los votos suficientes, estará volviendo”, desafió Aníbal Fernández. Alberto Fernández, hace una semana, al sitio El Destape sostuvo que él o un candidato suyo pueden terminar con “veinte años de kirchnerismo”. La frase cayó mal.
Operativo clamor
El acto kirchnerista en Avellaneda se hizo bajo la consigna “Luche y Vuelve. Cristina 2023″. El operativo clamor se choca, por ahora, con los propios dichos de Máximo Kirchner, quien no cree que su madre vaya por otra candidatura presidencial. El acto, hicieron trascender, buscó potenciar la figura de Cristina Kirchner para que ella, “empoderada”, designe al candidato. La gran electora. La última vez que esto ocurrió, al éxito electoral le siguió una pésima relación dentro del gobierno con una gestión de que no alcanza a dar respuesta a los salarios bajos y la inflación alta.
Alberto Fernández y su grupo creen que “el empoderamiento” político del candidato será la consecuencia de competir en las PASO. “Esto termina con una sola fórmula, si ésta logra un apoyo mayoritario y concentra la mayor cantidad de expectativas. Cuando esto no sucede tiene que haber una PASO, porque lo que sería un error es sintetizar en alguien que no sintetiza”, sostiene Agustín Rossi. El jefe de Gabinete es otro funcionario alguna vez muy identificado con el kirchnerismo (como Aníbal Fernández) que ahora responde a la Casa Rosada.
Máximo Kirchner le pidió a Alberto Fernández abandonar las “aventuras personales”. “Es bastante mediocre como fuerza política resignarnos a que la mayor propuesta que tenemos es que no vuelva Macri”, dijo. Rechazan la idea de competir en primarias con Alberto Fernández.
Cristina Kirchner advirtió sobre la fragmentación política. ¿Imagina un escenario como el de 2003, cuando cinco candidatos estuvieron separados por 10 puntos, y el primero, Carlos Menem, no llegó a los 25? ¿Cristina Kirchner cree que el Frente de Todos va hacia una ruptura, igual que Juntos por el Cambio? Muchos de sus seguidores vieron en su discurso una esperanza de candidatura, pese a las limitaciones políticas que le impone la condena. “No es porque no quiera sino porque está proscripta”, dijo el senador Oscar Parrilli.
Por las dudas, en medio del fuego cruzado entre el kirchnerismo y la Casa Rosada, el embajador Daniel Scioli empapeló las paredes porteñas con su foto y la consigna “Contá con nosotros”. Firma: “La Juan Domingo”.
