Juan Carlos Jaliff es un hombre de la democracia, repiten los que lo conocen. Respetado por toda la dirigencia política, el legislador radical se despide el próximo martes, en una sesión que curiosamente presidirá él, dado que el vicegobernador Mario Abed estará a cargo del Ejecutivo por el viaje de Rodolfo Suárez a Israel.
Jaliff vivió la dictadura, el retorno a la democracia con Felipe Llaver, el 2001 cerca de Roberto Iglesias y la continuidad con Julio Cobos. Luego se abocó a la tarea legislativa con Alfredo Cornejo y Suárez. Es íntimo amigo de Abed, con quien seguirá un tiempo más de acuerdo a un compromiso personal que asumió.
Recibe a Los Andes en el despacho del actual vicegobernador por pedido del juninense, que siempre recuerda la anécdota en la que Cobos le exigió a Jaliff que se instalara en el cuarto piso cuando éste se iba de viaje. “Jaliff fue lo mejor que me pasó en mi carrera política”, resume Abed.
Amante del mate cocido en la Legislatura y del mate en su casa, el presidente provisional del Senado dice que extrañará las sesiones y que siente que ha cumplido con su deber. A los que ingresan, les recomienda con tonada mexicana “échale ganas” porque “todo lo demás viene después”. Y les recomienda leer el que quizás es su libro de cabecera: “La silla del águila”, de Carlos Fuentes.
“He participado en el tratamiento de 1.800 leyes, desde que fui vicegobernador hasta ahora, un número, ¿no?”, dice Jaliff a modo de carta de presentación. De los siete ministros de la Suprema Corte de Justicia que están actualmente, estuvo en la sesión de Acuerdo del Senado en seis casos, excepto el de Pedro Llorente.
Hombre de las leyes, de joven se fue a Santa Fe a estudiar derecho y allí militó en la universidad, aunque su corazón radical empezó a latir antes. Cuando regresó, fue invitado por Juan Ramón (pariente lejano de José Luis), a quien conocía de su Palmira natal, a una reunión política. Y allí conoció a una camada de dirigentes que dejarían su huella en la provincia como José Genoud, Raúl Baglini y Fernando Armagnague, entre otros.
Su primer cargo provincial llegó con Llaver, a quien conocía de San Martín, aunque ambos militaban en líneas distintas del radicalismo. El ex gobernador fue referente de Renovación y Cambio, la agrupación que tenía como máximo referente nacional a Raúl Alfonsín. En el ‘83 acuerdan la fórmula entre ambas corrientes: Llaver-Genoud.
Llegó al Instituto Provincial de la Vivienda y en plenas vacaciones en la playa, tuvo que volverse por el sismo de 1985. “Fue tremendo, pero en 7 meses ya estábamos entregando casas, hicimos 20 mil en esa gestión. Fue de los más gratificante de mi carrera, entregar casas”, le dice a Los Andes.
Su vínculo fuerte con lo legislativo se establecería después de 1987. Fue uno de los asesores de José Genoud y muy amigo de Baglini, también legislador nacional. “Era obligatorio aprender”, dice, y asegura que esa experiencia fue clave en su carrera como legislador.
Sin embargo, el Poder Ejecutivo le tenía reservada una vacante en 1999, cuando asumió Roberto Iglesias, luego de que Genoud se bajara de la candidatura y la UCR volviera al poder luego de 12 años peronistas. Fue ministro de Gobierno.
“Uno de los momentos más difíciles fue bajarles el sueldo a los estatales. Esa época fue muy difícil. Después se acomodó, incluso se reestableció la antigüedad, que había eliminado (Arturo) Lafalla y hasta se pagaron juicios por los retroactivos”, recuerda.
De hecho, él mismo pudo hacer ese reclamo, pero renunció porque era funcionario público e iba en contra de sus convicciones. “Era el valor de un auto, mis hijos no lo podían creer”, se ríe.
COBOS, LOS ACUERDOS Y LA FINAL DE BOCA QUE NO PUDO VER
Cobos lo querría como vicegobernador y el que se estableció entre 2003 y 2007 es uno de los binomios –de los pocos que se recuerde-en el que primó la relación sincera y afectuosa. Abed ha dicho varias veces que quiere replicar el ejemplo en su relación con Suárez.
Esos tiempos tendrían sus picos de tensión, sobre todo con los gremios. “Hubo una paritaria con la gente de salud, que nos metimos los dos con el Julio. Se ofreció de mediador el padre Marcelo de Benedectis y terminamos en su casa. Lo que más lamenté ese domingo, mientras acordábamos, que me perdí de ver a Boca que salió campeón”, recuerda Jaliff.
Más adelante, siendo opositor, a Jaliff le tocó enfrentarse a las gestiones de Celso Jaque y Francisco Paco Pérez. Vio de cerca, y con dolor, la oportunidad perdida por parte de la Concertación con César Biffi como candidato a gobernador “porque llegó Jaque con el mapa del delito”. Algo que considera “no se sintió tanto cuando el Pilo Bordón le gana a Baglini”.
Recuerda con nitidez lo mal que se llevaban Jaque y su vice, Cristian Racconto. Al punto de no avisarse cuando alguno viajaba. “Una vez pasó algo insólito. Tuvimos sesión y cuando termina alguien me pregunta por unas declaraciones de Jaque en Buenos Aires. Y digo: “¿Cómo?, si Racconto presidió la sesión, no podría haberlo hecho”, cuenta.
En ese momento no dudó en encarar a Miriam Gallardo, la entonces presidenta provisional del Senado, y le pidió que se anulara la sesión. “La anulamos, y habíamos votado dos leyes, a la semana siguiente sesionamos de nuevo”, rememora.
Con Pérez se acrecentaron las preocupaciones porque “veíamos que su política complicaba cada vez más a la Provincia, la recibimos casi quebrada”. “(Carlos) Ciurca hizo un sector interno dejando afuera al Gobernador, eso fue fuerte”, remarcó.
EL BALANCE
Haciendo un balance, asegura que “el radicalismo se puede quedar tranquilo porque tiene generaciones que se renuevan”. También dice que “siempre se puede acordar, con los presidentes de bloque del peronismo siempre tuve buena relación”, refiriéndose a Ignacio Ortigala, Patricia Fadel y Lucas Ilardo.
Evita criticar la actividad legislativa, y el deterioro que a veces resulta evidente. “Mendoza siempre ha tenido calidad legislativa, muy buenos dirigentes”, sostiene, y resalta nombres como los de Baglini y Genoud, quienes “fueron presidentes de bloque de ambas cámaras, en el mismo período”.
-¿Cuál fue su principal aporte a la política mendocina?, consulta en el final Los Andes.
-La vocación de diálogo, estar siempre presente en las grandes dificultades y enfrentar los problemas. Dar la cara y atender el teléfono.
EL 11 IDEAL DE UN HINCHA FANÁTICO DE BOCA
Fanático de Boca, no duda en decir que a Mauricio Macri lo prefiere de presidente del club de sus amores que de vuelta en la Casa Rosada. Hasta se anima a hacer un paralelismo entre algunos jugadores de Boca y los dirigentes radicales.
“Alfredo Cornejo es un buen cinco como el Chicho Serna, Suárez es como Miguel Brindisi”, dice entre risas. Se le complica con Julio Cobos pero sale jugando con Sebastián Villa “el 7 que es muy rápido, como Julio”. Sobre Roberto Iglesias preferiría a alguien de Racing por la simpatía que tiene el ex gobernador, pero no duda en decir que sería como Walter Samuel, “El Muro”.
En la búsqueda de un arquero, Los Andes le pregunta si se probaría los guantes y sin dudar asegura “si habré atajado penales acá”.
EL “EXCEPCIONAL” Y “EL PEOR DE LA HISTORIA”: QUÉ OPINA DE TODOS LOS GOBERNADORES
-Felipe Llaver. “Fue un hombre excepcional, un conocedor de los problemas, muy de estar arriba de los ministros, muy adelantado a su tiempo. Creó la Escuela de Medicina Nuclear.
-José Octavio Bordón. “Me pareció un gobernador dedicado en su tarea. No dio todo lo que había que darle en su proyección nacional. Valoro mucho cuando se autolimitó y creó el Consejo de la Magistratura, porque podría haber seguido designando jueces directamente.
-Rodolfo Gabrielli. “Tuvo seis presupuestos, con las regalías. Dejó uno solo y se gastó el resto en 4 años. Después vino Arturo Lafalla y tuvo que poner en orden esas cuentas”.
-Arturo Lafalla. “Encaró varias cosas que debían hacerse, pero primero tuvo que ordenar las cuentas de la provincia”.
-Roberto Iglesias. “Le tocó gobernar en un momento muy difícil y con una tensión política muy fuerte. Tuvo la ventaja que el partido se puso atrás de él, cosa que no ocurrió con Fernando De la Rúa. En San Juan el gobernador renunció en esa época por la presión del peronismo”.
-Julio Cobos. “Obsesivo con la gestión pública, estaba todo el tiempo encima de las tareas. Le gustaba mucho la obra pública y transformó el sistema de transporte”.
-Celso Jaque. “Empezó mal con el mapa del delito y lo desbordó de tal manera que se quedó sin poder”.
-Francisco Pérez. “Podría calificarlo como el peor gobernador de Mendoza”.
-Alfredo Cornejo. “Hizo una tarea titánica para ordenar las cuentas, pagarle a los proveedores y después buscar la solución a los problemas. Hizo una gran transformación del sistema judicial. Estaba en quiebra la provincia y en 4 años la dejó en orden”.
-Rodolfo Suárez. Enfrentó la pandemia y tuvo un temple para lidiar con muchas cosas. Y empezar una tarea de gobernación desde eso, es muy fuerte. Está haciendo una buena tarea, el reconocimiento de la gente en las elecciones del 2021, es la mejor demostración.