Este jueves continuó el abordaje del Caso número 11 en el megajuicio que enfrenta el exjuez federal Walter Bento y una treintena de imputados vinculados a una red de coimas. Fue el turno de declarar ante el Tribunal Oral Federal N° 2 para el testigo José Rodríguez Núñez, quién ratificó que fue presionado a pagar dinero para salir de la cárcel, por varios integrantes de la asociación ilícita que presuntamente encabezaba el exmagistrado.
Rodríguez Nuñez fue uno de los 14 condenados de la causa de contrabando millonario, conocido como “la banda del Chino Zeng”. Según se desprende de la investigación, varios de esos miembros fueron blanco de la organización para ser extorsionados y algunos accedieron a sobornar para lograr beneficios judiciales.
En su caso, junto a Sebastián Palumbo (que declaró ayer), los dos rechazaron los ofrecimientos y aportaron sus testimonios contra varios de los imputados en este juicio, incluidos el exjuez federal.
En su testimonio, Rodríguez Nuñez confirmó que lo abordaron Diego Aliaga y los abogados Luciano Ortego y Francisco “Chato” Álvarez en distintas oportunidades. El primero está sindicado como el mano derecha de Bento, mientras que el segundo ocupó el rol de organizador en la banda y el tercero se ubicó un escalón más abajo, como miembro en la estructura delictiva.
El primero en buscar un trato espurio fue el despachante de aduanas asesinado en 2020, quién le pidió 600 mil dólares a cambio de su prisión domiciliaria, aseguró. Posteriormente Ortego ofreció que le paguen más de USD 1 millón por la liberación de él y otros detenidos de la causa de contrabando, y finalmente Álvarez se reunió con sus familiares para plantearle el pago de un soborno por USD 250 mil, relató.
El testigo aseguró que en las reuniones que mantuvo su hermano con Aliaga, este le mencionó que tenía contacto directo con “El Jefe”, para llegar al acuerdo espurio. Se trata de uno de los apodos que la fiscalía entiende, le endilgaban los miembros de la banda al exjuez Bento.
Entonces el fiscal general Dante Vega le preguntó puntualmente a Rodríguez Nuñez: “¿Usted recuerda que Aliaga le dijera a su hermano que ´el Jefe´ era Bento?”. Y la respuesta del testigo fue tajante: “Sí”.
Rodríguez Nuñez manifestó que Aliaga se acercó personalmente a su familia, en las inmediaciones de tribunales federales, apenas fue detenido en 2018. Al sujeto no lo conocían, ni él ni su entorno, señaló. “Mi familia frecuentaba el primer año mucho el café de acá en frente (en alusión a calle Pedro Molina). Por ahí pasaba Aliaga y le hacía señas a mi señora y nunca se paró ella. Se juntó mi hermano”, detalló.
Entonces narró que los dos “se iban a una playa de estacionamiento” y Aliaga le dejaba el celular “lejos de donde se podía hablar”.
“Mi hermano fue varias veces. No me acuerdo detalles, pero siempre hablábamos de tema plata. Y plata no había. Si pensé en ponerla y hasta hicimos una oferta que nunca fue correspondida: una casa, una camioneta y 80 mil dólares”, admitió el testigo y señaló que lo que no alcanzaba para lo que pedía Aliaga: “la oferta completa eran 600 mil dólares”.
A riesgo de autoincriminarse por esa declaración, varios abogados defensores interrumpieron su relato para advertírselo al TOF N° 2 y el Ministerio Público se opuso, aduciendo que dijo que “pensó” en pagar y finalmente no lo hizo. Las juezas decidieron continuar con el testimonio, pero pidieron prudencia en las preguntas para no llevar su palabra a que se complique legalmente, sin asesoramiento de un abogado presente.
Luego, el testigo aclaró que el ofrecimiento de Aliaga se trataba por una “prisión domiciliaria, no una excarcelación” puntualmente. Rodríguez indicó que se cortó la comunicación después de que le hiciera llegar su contraoferta a Aliaga: “No respondió más, no sé que pasó”.
Los ofrecimientos de Ortego y Chato Álvarez
Daniel Martínez Pinto es otro condenado por la causa de contrabando millonario y se encuentra imputado como sobornador en este juicio. Se trata del socio de Rodríguez Nuñez en la organización delictiva desbaratada en 2018. El testigo aseguró que su relación con él en prisión fue “distante” y en ese marco, una vez le pidió hablar con el abogado Luciano Ortego cuando fue a visitarlo a la cárcel federal, a lo que él se negó.
Sin embargo, en esa oportunidad surgió un nuevo ofrecimiento de la asociación ilícita, relató. “La relación con Martínez ya era distante con nosotros y un día de esos se apareció por la mañana y me dijo que lo vino a ver el Ortego”, comentó.
“Yo le dije que lo quería ver también, que me dejara bajar, pero no pasó eso. Y cuando volvió, Martínez me dijo que querían 1 millón y medio de dólares para el arreglo”, aseguró. Y aclaró: “Ese pedido incluía a todos los imputados de la causa, pero no pasó nada”.
Más adelante la fiscalía le preguntó sí el abogado Álvarez se puso en contacto con su familia y reconoció que sucedió apenas le revocaron la prisión domiciliaria que había obtenido en diciembre de 2019 por cuestiones de salud.
“Sí, cuando me revocan la domiciliaria en julio del 2020. Creo que fue el 25 y el 28 de julio hablé con mi señora y me dijo lo que le habían propuesto. Porque tenemos un amigo en común con Martínez que es Fabricio Domizzi, y él llama a mi señora”, comentó.
“Se reunieron en un café, mi señora, mi hermano, Domizzi y su esposa, y el doctor Álvarez. No sé con detalles qué hablaron. Pedía 250 mil dólares en efectivo o 300 mil en una hipoteca. Nunca llegamos a ese extremo porque la decisión ya estaba tomada”, sostuvo Rodríguez Nuñez.
El contrabandista justificó esa última oración, por la intervención del abogado que lo estaba defendiendo. “Al volver a ser detenido, uno está desesperado. Y no era noticia para mí poner plata. Cuando pasa todo esto, al principio yo pido hablar con mi abogado, el doctor Sánchez. El me dice que tengo que enfrentar a un juicio y me dijo que si yo accedía a esa oferta, él se salía del medio. Ahí tomé la decisión de que no iba a pagar nada”.
