Las dos últimas elecciones de presidente de la Suprema Corte de Justicia de Mendoza habían sido, al menos, polémicas. Atravesadas por la grieta judicial que separa a los supremos entre radicales y peronistas, la primera de las decisiones salió 4 a 3, la segunda 4 a 0 (con la ausencia de tres de los ministros). El jueves próximo la renovación de autoridades debe quedar definida y esta vez, parece, habrá otra actitud menos confrontativa.
Los que agotan pasillos judiciales dicen que hay buen clima previo entre los siete miembros de la Corte y que no ha habido grandes conflictos en los últimos meses. Así, se espera que esta semana Dalmiro Garay (actual presidente), Pedro Llorente, José Valerio, Teresa Day, Julio Gómez, Omar Palermo y Mario Adaro, elijan a quién será presidente del cuerpo durante dos años.
¿Seguirá Garay en la presidencia? Es una opción posible, dado que se valora la gestión del actual presidente, marcada por la pandemia y el cambio tecnológico en el Poder Judicial, pero la prudencia es de tal magnitud que nadie quiere arriesgar. El único conflicto que enfrentó Garay fue el derivado de la aplicación de un nuevo sistema informático de los tribunales de Familia, “que le podría haber pasado a cualquiera, porque siempre puede haber problemas en los cambios” dice un conocedor de la rosca judicial.
Sin embargo, ni siquiera los operadores judiciales muestran las cartas. Sólo se indica que el presidente será de la mayoritaria “ala radical” de la Corte y que los peronistas del cuerpo no pondrían objeciones.
En noviembre de 2019, todavía estaba en el máximo tribunal Jorge Nanclares, un histórico pivot que jugaba con las dos bandas del billar judicial. El “ala radical” de la Corte (Garay, Llorente y Valerio) querían impulsar un presidente propio y Nanclares se transformó en el candidato del “ala peronista” (Gómez, Palermo y Adaro). La votación 4 a 3 (los tres peronistas más Nanclares) mostraba la fractura interna sin atenuantes.
El 1 de junio de 2020, Nanclares renunciaba a su cargo, en medio de un escándalo por el sueldo de su secretaria y una pelea de la Justicia con el Gobierno de Rodolfo Suarez por los salarios de los “funcionarios equiparados a magistrado”; un mes después, el 1 de julio, Teresa Day asumía en su reemplazo: la fractura en el Tribunal se corría y la votación se ponía 4 a 3, claramente en favor del ala radical.
Llegó el momento de elegir al nuevo presidente del Tribunal. El 3 de julio se convocó a un plenario, pero los tres peronistas decidieron no asistir, porque desconocían el nombramiento de Day, argumentando que le faltaban años de ejercicio profesional para llegar a la Corte. La votación salió 4 a 0 en favor de Dalmiro Garay, quien debía completar el mandato de Nanclares, que vence esta semana.
Después llegó el coronavirus y las preocupaciones judiciales fueron otras. A principios de este año, llegó el fallo definitivo por el nombramiento de Day y los duros cruces entre los dos bandos empezaron a suavizarse.
En el cuarto piso del Palacio Judicial, dónde están las oficinas supremas, reina la prudencia. Los antecedentes de aquellas épocas turbulentas no son los mejores, así cada palabra se mide para no romper el clima actual. Tampoco en Casa de Gobierno dan pistas. “La presidencia la debe resolver la Corte”, dicen escuetamente, a pesar de que siempre, cualquiera sea la gestión de gobierno, se sigue atentamente lo que sucede en el edificio judicial.
Algunos señalan que el resultado electoral del domingo pasado allana más aún las aspiraciones de quienes integran el ala radical. Incluso, alguien con suspicacia señaló: “ninguno del ala peronista querrá ‘hacerse el loco’, cuando Cambia Mendoza está a tres votos de los dos tercios en Diputados y a un voto en el Senado”. La alusión a los dos tercios es por un eventual juicio político que pueda destituir a los rebeldes. Parece exagerado, pero no falta quien asegure que ese argumento se mencionó en alguna charla del ala peronista.
Pocos quieren hablar de las charlas secretas, de los arrimes uno a uno que suelen darse en la previa entre los supremos. Lo único que se menciona es que el ala mayoritaria debería resolver quién de ellos debe ser el candidato y llevarlo a la mesa del plenario. Se estima que en las próximas horas habrá un encuentro de los cuatro radicales (Garay, Valerio, Llorente y Day) para definir el candidato.
Garay es valorado en el radicalismo por su ánimo reformista, pero hay otros nombres de peso en el grupo. No faltan quienes recuerden que Valerio siempre tuvo ganas de presidir la Corte y fue uno de los candidatos en 2019. Otros, señalan que Llorente ha sido presidente ocho veces: cinco mandatos desde 1993 hasta 2003 y tres más de 2011 a 2017: el ex senador radical es el ministro más antiguo, ingresó en la Corte en 1987, hace 31 años. ¿Se querrá jubilar en su noveno mandato como presidente del Tribunal?
¿Un plenario virtual?
Omar Palermo está de licencia y debería volver en los primeros días de diciembre. El plenario de los jueces de la Suprema Corte de Justicia mendocina debería ser entre el 24 y el 25 de noviembre, por lo que se estima que Palermo podría participar vía teleconferencia. Siempre y cuando su voto sea absolutamente necesario. “Si hay consenso en el candidato, no hará falta que participe” dicen en los pasillos de Tribunales.