La crisis política que atraviesa el Gobierno por la rebelión del ala kirchnerista del Gabinete puso entre paréntesis el debate del Presupuesto 2022. El ministro de Economía, Martín Guzmán, todavía no le puso fecha a su presentación ante la Cámara de Diputados y en el bloque oficialista esperan que se apague la interna para cerrar filas y encauzar el debate.
El proyecto de ley ingresó al Congreso en tiempo y forma luego de que Cristina Kirchner se comunicara con Guzmán -por tercera vez en un día- para despejar rumores sobre un pedido de renuncia. Funcionarios de la cartera económica dejaron trascender que la vicepresidenta se involucró directamente en la elaboración de la iniciativa y que tuvo un ida y vuelta permanente con el ministro.
“El Presupuesto llega al Congreso con total aval de Cristina, Sergio (Massa) y Máximo (Kirchner)”, aseguraron las fuentes consultadas. Aclararon que, con la convicción de que Argentina logrará acordar con el FMI, los 19.000 millones dólares a pagar en 2022 no fueron incluidos en el proyecto y eso ahorró un posible problema interno.
Sin embargo, el conflicto desatado en el Gabinete es de tal magnitud que el Presupuesto pasó a un segundo plano; Massa y Máximo todavía no se sentaron a definir el cronograma de tratamiento.
“El problema que hay se tiene que resolver en cuestión de días, así que la discusión va a arrancar una vez que eso esté ordenado. Antes no. Una vez que el Gobierno se ordene, la discusión va a ser normal. Pero ahora nadie está pensando en el Presupuesto”, confió a este medio un diputado habitué de las negociaciones presupuestarias.
El proyecto enviado a la Cámara baja prevé para el año próximo un crecimiento económico del 4%, una inflación del 33%, un dólar a 131,10 pesos y un déficit fiscal primario del 3,3% del Producto Interno Bruto (PIB). El Gobierno calcula que este año cerrará con una inflación del 45,1%, muy superior al 29% estimado en el Presupuesto vigente.
El audio de la polémica
Al sismo que vive el Gabinete en estas horas se sumaron dos audios filtrados de la diputada kirchnerista Fernanda Vallejos con críticas explosivas hacia el presidente Alberto Fernández, el jefe de Gabinete, Santiago Cafiero, y Guzmán.
Entre otras cosas, Vallejos tildó a Fernández de “okupa” e “inquilino” y opinó que está “atrincherado” en la Casa Rosada, adonde -según ella- logró llegar gracias al capital político de Cristina. La legisladora también calificó al presidente como “enfermo” y “mequetrefe”. A Cafiero lo trató de “inútil” y a Guzmán lo acusó de salir del “frasco de yankilandia” para ocupar el ministerio.
Vallejos pidió perdón por Twitter. “Lamento haber agraviado a compañeros con mis palabras y hago públicas las disculpas del caso. Estoy segura que, en ámbitos privados, como humanos que somos, todos hemos tenido exabruptos en nuestras vidas, propios del fragor del momento, de los que hemos tenido que arrepentirnos”, argumentó.
En el oficialismo la mayoría evitó pronunciarse sobre los exabruptos de la diputada, que termina mandato en diciembre. “Las descalificaciones no conducen a nada. Salieron a la luz pública y eso les da más trascendencia. No nos asustan las discusiones políticas, pero los argentinos votamos a Alberto como presidente de la Nación por cuatro años”, dijo Marcelo Casaretto, secretario de la Comisión de Presupuesto y Hacienda.
El diputado entrerriano aseguró a este medio que “las discusiones políticas se van a expresar seguramente en la discusión del articulado (del Presupuesto), pero más allá de la diversidad, Argentina va a tener su Presupuesto como corresponde”.
En Juntos por el Cambio recién comienzan a estudiar el texto, de 4.851 páginas. La tarea está en cabeza de los diputados que integran la comisión, como Luciano Laspina (Pro) y Luis Pastori (UCR). Consultado por este medio, el radical dio su primera impresión: “Hablar de Argentina que viene es política de ficción; no sabemos lo que va a pasar dentro de dos horas”.
Al Frente de Todos lo apremian los tiempos: si en la elección del 14 de noviembre se repiten los resultados de las PASO podría perder el quórum propio en el Senado y la primera minoría en Diputados. En el oficialismo saben que deben aplicar el control de daños y votar la ley con la composición actual del Congreso, antes de un posible golpe electoral y de la renovación del 10 de diciembre.
Antes, los jefes de bloque tendrán que sentarse a discutir si retomarán la actividad presencial. Es el planteo que comienza a circular en la oposición en un contexto de aperturas generalizadas. El protocolo para sesionar de manera virtual caducó el 12 de julio y en el massismo no descartan flexibilizar las restricciones.