En alerta por las crecientes internas que amenazan con fracturar la coalición en Mendoza y otras provincias clave de cara a la próxima contienda electoral, los presidentes de los partidos que conforman Juntos por el Cambio (JpC) acordaron el miércoles sancionar a los dirigentes que atenten contra la unidad.
“En caso de incumplimiento de la resolución que establece el reglamento interno de la Mesa Nacional y a las estrategias nacionales y provinciales de Juntos por el Cambio, los dirigentes que no cumplieren con la estrategia serán sancionados y no podrán utilizar las siglas de Juntos por el Cambio en alianzas, colectoras o lemas”, advirtieron a través de un comunicado.
Esa fue la decisión que tomaron los titulares del PRO, Patricia Bullrich; de la Unión Cívica Radical (UCR), Gerardo Morales; de la Coalición Cívica (CC), Maximiliano Ferraro, y de Peronismo Republicano, Miguel Ángel Pichetto, tras una reunión que se extendió por casi dos horas.
Ellos consideraron que los crecientes roces internos se producen porque el oficialismo “cambió las reglas en muchas de las provincias” y, ante esa situación, ratificaron que la dirigencia de todos los partidos debe buscar la unidad y las mejores propuestas para la ciudadanía, teniendo en cuenta los problemas que cada una de las provincias debe resolver en sus economías, en los problemas sociales y laborales”.
En el cónclave, también se estableció que la próxima reunión de los integrantes de la mesa nacional se realizará el lunes 6 de febrero.
Las discusiones en el territorio responden a los intereses locales, pero también al armado nacional que encararon a toda marcha los radicales y los macristas, pero en particular el jefe de gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, y Bullrich.
Las tensiones tomaron una dimensión que preocupa. Uno de los casos más emblemáticos es el de Mendoza, donde juega de local el diputado nacional Omar De Marchi, armador nacional de Rodríguez Larreta. De Marchi mantiene un enfrentamiento abierto con el ex gobernador radical y senador Alfredo Cornejo (aliado a Patricia Bullrich) en la carrera hacia las elecciones por la gobernación y reconoce que la disputa podría provocar el quiebre de la coalición opositora.
Esta semana, el dirigente macrista dio la nota con su faltazo al encuentro que organizaron los referentes de Cambia Mendoza. Y los cruces se intensificaron porque De Marchi desconoce el plazo que establecieron sus hasta ahora socios radicales para definir la apuesta electoral en febrero.
“Nos sorprende que Cornejo invente una intimación a constituir un frente cuando aún no firman el decreto convocando a elecciones. Esto es una muestra de su excesivo personalismo, cree estar por encima de la ley”, lanzó Álvaro Martínez, titular del PRO local, ante la consulta de este medio.
Las alarmas en la mesa chica de JpC también se encendieron por lo que sucede en Neuquén, donde es incierta la continuidad del espacio: allí el PRO respaldó la candidatura a gobernador del diputado nacional Rolando Figueroa mientras que la Unión Cívica Radical (UCR) y la Coalición Cívica (CC) apostaron por el diputado nacional Pablo Cervi (que integra Evolución Radical, el espacio que conduce Martín Lousteau).
Figueroa se desempeñó como vicegobernador de Omar Gutiérrez y en octubre del año pasado formalizó su salida del Movimiento Popular Neuquino (MPN), que lleva más de 60 años en el poder. Semanas después, los referentes rionegrinos de JpC difundieron un comunicado para blanquear el acuerdo, pero no tardaron en conocerse las quejas de la UCR, de la CC e incluso de algunos sectores del PRO que advierten que así la coalición opositora no tendrá candidato propio en esa provincia.
Resolver el conflicto en Neuquén demanda acciones urgentes, porque las elecciones generales serán el próximo 16 de abril. Pero la cúpula de JpC afronta apuros similares en muchos otros territorios donde predominan las diferencias entre el radicalismo y el macrismo.
En Río Negro, que también votará el 16 de abril, la UCR se encamina a formalizar una alianza con Juntos Somos Río Negro, para respaldar la candidatura del senador Alberto Weretilneck. A contramano, el PRO y el ARI optaron por promover la postulación del diputado nacional Aníbal Tortoriello.
El escándalo rionegrino tomó otra dimensión porque el pacto con Weretilneck supone para el radicalismo un acercamiento al kirchnerismo provincial. “Creo que entre los corruptos se juntan. Y creo que se juntan porque se sienten débiles. Creo que se juntan porque saben que lo que hicieron en 11 años es un total fracaso”, criticó días atrás Tortoriello.
Las diferencias entre la UCR y el PRO también determinan los movimientos en Tucumán: los macristas allí respaldan al intendente de la capital provincial Germán Alfaro y los boinas blancas promueven al diputado nacional propio Roberto Sánchez.
Los líderes de JpC tampoco resolvieron un mecanismo para coronar un candidato único en Córdoba, donde los radicales quieren que el diputado nacional Martín De Loredo suceda a Juan Schiaretti, pero el PRO juega sus fichas por el senador Luis Juez.