Con un trabajo forzoso para asegurarse el quórum y los votos propios, la oposición unida logró una victoria pírrica en la Cámara de Diputados al aprobar la reforma electoral para llevar la boleta única de papel a todo el país, aunque el Frente de Todos tiene la oportunidad de frenar la ley en el Senado.
El proyecto recibió 132 votos a favor de Juntos por el Cambio, el Interbloque Federal, Juntos Somos Río Negro, el Movimiento Popular Neuquino y los dos bloques liberales encabezados por Javier Milei y José Luis Espert; 104 votos en contra del Frente de Todos y dos aliados misioneros; y cuatro abstenciones del Frente de Izquierda.
A pesar del número ajustado y de la dificultad que representa el Senado, la oposición leyó el resultado como el resurgimiento de una “nueva mayoría” que ya no solo se une para rechazar proyectos -como sucedió con el último Presupuesto- sino que también instala su propia agenda en el Congreso.
Los bloques activaron toda la logística para no sufrir un traspié a la hora del quórum, en medio de dudas por algunas demoras en los vuelos producto de la neblina. Los legisladores estallaron en un aplauso cuando el tablero marcó, 16 minutos después de las 14, los 129 presentes para iniciar la sesión.
A esos 129 se sumaron, al momento de la votación, la porteña Victoria Villarruel, compañera de banca de Milei -llegó unos minutos tarde y no dio quórum-; el neuquino Rolando Figueroa, que hasta último momento tuvo dudas pero finalmente acompañó el proyecto; y el sindicalista petrolero Claudio Vidal, de Santa Cruz.
La mayoría opositora
Juntos por el Cambio, que cargaba con la responsabilidad más grande para el éxito de la sesión, logró sentar a 115 de sus 116 integrantes. El único ausente del interbloque fue el radical Mario Negri, quien dio positivo de Covid y se quedó en Córdoba. El Interbloque Federal, en tanto, mostró asistencia perfecta.
Sin embargo, la clave del triunfo opositor fue el voto favorable de dos oficialismos provinciales: Juntos Somos Río Negro -que tiene dos diputados- y el Movimiento Popular Neuquino -representado por Figueroa-. Esos bloques suelen acompañar al Frente de Todos, pero esta vez se aliaron a la oposición.
El debate desnudó la grieta en su máxima expresión. La oposición repitió sus argumentos vinculados a la transparencia, democratización y ahorro en la competencia electoral, mientras que el oficialismo defendió el sistema de boleta partidaria y sostuvo que el tema no forma parte de la preocupación ciudadana.
El expresidente de Diputados Emilio Monzó fue uno de los que sembró sigilosamente la semilla del acuerdo opositor. Hacia el final de la sesión protagonizó uno de los momentos salientes, cuando ayudó a Graciela Camaño a desplegar, a lo ancho del recinto, la cantidad de boletas presentadas en la última elección en la localidad bonaerense de Moreno.
Otro de los protagonistas de la unidad fue el exministro del Interior Rogelio Frigerio. “Este es el resultado de un consenso muy grande, que requería un número mayor al que tiene Juntos por el Cambio. Es una discusión que además viene desde el interior del país, porque viene saldada desde muchas provincias argentinas. Y la Cámara Nacional Electoral recomienda desde 2007 la aplicación de la boleta única”, afirmó.
El jefe de Córdoba Federal, Carlos Gutiérrez, se entusiasmó con el consenso opositor. “Que sea este acuerdo -dificultoso, como todo acuerdo- lo que marca los límites de lo que Argentina no admite más. Vaya la boleta única como prenda para esa construcción. Hay que construir esta nueva mayoría”, alentó.
Desde el oficialismo relativizaron el poder de esa unidad. “Me parece un tanto pretensioso esto de arrogarse la calidad de nueva mayoría”, manifestó Hernán Pérez Araujo, presidente de la Comisión de Asuntos Constitucionales, y agregó: “Esta reforma viene saliendo con fórceps. No es natural. No hay un consenso”.
En el mismo sentido, el jefe del bloque del Frente de Todos, Germán Martínez, asestó: “No les interesa la boleta única, lo único que les interesa es que haya una demostración mínima, circunstancial, con el objetivo de instalar un titular diciendo que acá está el germen de una nueva mayoría”.
La izquierda se abstuvo y el dato saliente fue el cambio de Romina Del Plá (Partido Obrero), que había votado a favor del emplazamiento a comisiones. “Con la boleta única continúa un régimen electoral dominado por el financiamiento de los grupos económicos a la política; son todos funcionarios de Techint”, justificó.
La sesión fue presidida por el vicepresidente primero de la Cámara, Omar De Marchi (PRO) ante la ausencia de Sergio Massa, quien viajó a Los Ángeles para participar de la Cumbre de las Américas junto a la comitiva presidencial. Con la tensión sobre sus hombros, De Marchi solo dejó el estrado principal en unas pocas oportunidades, donde fue reemplazado por su coterráneo Julio Cobos.
Ahora será el turno del Senado, donde la vicepresidenta Cristina Kirchner puede hacer naufragar la ley, tal como hizo el peronismo de Miguel Pichetto en 2016 cuando enterró la boleta única electrónica aprobada en Diputados.
Juntos por el Cambio podría llegar a 35 votos junto a la cordobesa Alejandra Vigo y del rionegrino Alberto Weretilneck, pero se necesitan 37. Y a pesar de que hubo tres senadores oficialistas que se expresaron a favor de la boleta única, resulta difícil creer que Cristina habilite la libertad de acción.