“¡Alberto, no tenés los votos! ¡Alberto mentiroso!”. De pie, a los gritos y con el dedo en alto, Alfredo Cornejo enfrentó a Alberto Fernández y se metió en la interna oficialista por el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI). “Yo no miento, Alfredo”, le contestó el presidente. Fue solo una de las escenas de una Asamblea Legislativa caliente, que anticipó un año legislativo complicado para el Gobierno.
Fernández pronunció un discurso de 1 hora y 40 minutos. Flanqueado por la vicepresidenta Cristina Kirchner, con quien mostró un trato discreto, el presidente dedicó la primera parte de su discurso a destacar la gestión de la pandemia y los signos de recuperación económica. Sin embargo, cuando había pasado media hora, el clima del recinto comenzó a caldearse.
“En estos casi 40 años de democracia, es la primera vez que se rechaza un Presupuesto en este recinto”, fue la primera frase que desató un aplauso cerrado del Frente de Todos, que hasta ese momento solo había lanzado festejos moderados. Juntos por el Cambio permanecía impasible, pero minutos después el presidente habló de la deuda con el FMI y la Asamblea no volvió a ser la misma.
El detonante fue un reclamo a la Justicia para que avance en la investigación sobre las responsabilidades penales en el préstamo otorgado a la gestión anterior. “Este acuerdo no releva al Poder Judicial de avanzar en esa investigación”, aseveró el presidente, bajo la atenta mirada de los cuatro jueces de la Corte Suprema de Justicia.
Y siguió: “Los argentinos y las argentinas tienen el derecho de saber cómo ocurrieron los hechos y quienes fueron los responsables de tanto desatino”. La frase desató la ira de Cristian Ritondo, jefe del bloque PRO, que de inmediato se paró de su banca y alentó a su tropa a retirarse del recinto en medio de gritos cruzados.
Algunos diputados macristas no dudaron en imitar a su líder. Otros demoraron algo más en tomar la decisión, como el porteño Pablo Tonelli. El “ala dura” ya había amenazado con abandonar la sesión de apertura si se veían “atacados” por Fernández y así lo hicieron. En cambio, los legisladores radicales y de la Coalición Cívica se quedaron, al igual que los demás socios minoritarios de Juntos por el Cambio.
Más temprano se había producido otro chispazo, cuando el líder del bloque radical, Mario Negri, pidió la palabra para pedir un minuto de silencio por la paz y en repudio a la invasión rusa a Ucrania. Cristina -encargada de abrir la Asamblea- ignoró por completo al cordobés, pero apenas Alberto se sentó para comenzar su alocución, le ordenó en voz baja: “Dale, pedí ahora el minuto de silencio”. Y el presidente cumplió.
Mientras avanzaba el discurso, escaló la tensión en las bancas más cercanas al estrado principal. Desde allí, Fernando Iglesias y Waldo Wolff, del PRO, no paraban de chicanear al presidente y colmaron la paciencia de la kirchnerista Juliana Di Tullio, que estaba a solo unos asientos de distancia.
“¡Calláte la boca! ¡Queremos escuchar al presidente!”, les reclamó la senadora, y después descargó su enojo contra Iglesias hablándole directamente a Cristina: “¡Este señor se tiene que retirar!”. Sus compañeras de bloque María Inés Pilatti Vergara y Eugenia Duré también discutieron por lo bajo con el diputado, que después se retiró junto al PRO.
Presentes y ausentes
En el recinto hubo dos grandes ausencias, las del diputado Máximo Kirchner (en el Sur) y el senador Oscar Parrilli. El jefe del bloque de diputados oficialistas, Germán Martínez, siguió la Asamblea con extrema atención. Y hasta cruzó un amistoso saludo con el presidente de la Corte Suprema, Horacio Rosatti. Ambos son santafesinos.
Los cuatro integrantes del máximo tribunal dijeron presente, después de haber solicitado (sin éxito) participar por zoom. Se ubicaron a la derecha del estrado principal, entre medio del presidente y la bandeja destinada a los ministros.
En el Gabinete faltaron Eduardo “Wado” De Pedro (Interior), Aníbal Fernández (Seguridad) y Santiago Cafiero (Relaciones Exteriores), los tres fuera del país. Tampoco estuvo la portavoz Gabriela Cerruti, que tiene Covid. El responsable de Economía, Martín Guzmán, se sentó en tercera fila. Al ingresar al Palacio fue asediado por la prensa y declaró que el acuerdo con el FMI será enviado “en los próximos días”.
En el ala izquierda se ubicaron los gobernadores. El puntano Alberto Rodríguez Saá fue el primero en llegar, seguido por el jujeño Gerardo Morales, que ocupó la primera fila junto al catamarqueño Raúl Jalil y el bonaerense Axel Kicillof. De los mandatarios de Juntos por el Cambio solo estuvo presente el jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta. El cordobés Juan Schiaretti no participó, pero mandó en su lugar a Oscar González, presidente provisorio de la Legislatura.
La primera bandeja se destinó, como siempre, a funcionarios e invitados. Los secretarios de Energía, Darío Martínez, y de Comercio Interior, Roberto Feletti, compartieron un palco. En otro estuvieron los cegetistas Héctor Daer, Pablo Moyano y Antonio Caló. También asistieron Estela De Carlotto y Taty Almeida, de Abuelas y Madres de Plaza de Mayo, sentadas junto al secretario de Derechos Humanos, Horacio Pietragalla.
El ala derecha del recinto, donde se ubica Juntos por el Cambio, se tiñó de azul y amarillo. Los diputados pegaron sus bancas carteles con la bandera de Ucrania y también llevaron una de tela, con la que se fotografiaron las figuras del interbloque. El Frente de Izquierda, por su parte, llevó impresos mensajes varios: “No al pacto con el FMI”, “No a la guerra” y “Ley de humedales ya”.