Las ambiciones del tercer hombre

La peor de las pesadillas para Omar de Marchi era una alternancia radical interminable: Suárez y Cornejo sucediéndose en el poder cada cuatro años. Rompió ante la evidencia de que nunca lo dejarían pasar a él.

Las ambiciones del tercer hombre
Horacio Rodríguez Larreta, Rodolfo Suárez y Omar de Marchi juntos en Mendoza (Orlando Pelichotti / Los Andes)

Omar de Marchi venía pensando hace bastante tiempo que su permanencia en Cambia Mendoza era una trampa que sólo favorecía a los dos líderes radicales más importantes: Rodolfo Suárez y Alfredo Cornejo.

La peor de sus pesadillas era, de hecho, una alternancia radical interminable: Suárez y Cornejo sucediéndose en el poder cada cuatro años. Nunca dejándolo pasar a él.

Ese pensamiento tal vez exagerado le servía para ir tomando cada vez más distancia de ellos, cuando tenía todavía alguna duda de romper.

Ya no la tiene. De Marchi se considera el tercer hombre, quien está en mejores condiciones de desempeñar la gobernación, si se descarta a Suárez (que lógicamente en este turno no compite) y a Cornejo. No tiene otro anhelo en política que ser gobernador.

Para llegar, tiene que romper. No le queda otra. Ha calculado que si se quedara en Cambia Mendoza, sería un eterno actor de reparto de los radicales. Un sustento importante de la coalición, pero nunca el protagonista excluyente.

Sus ambiciones personales lo invitan a jugarse la ficha. Han sido el motor para machacar con las diferencias al punto de tornar imposible la convivencia dentro de la alianza con la UCR. Son más poderosas que todo razonamiento y que todo obstáculo que pueda cruzarse en su camino.

De Marchi sabe además que, pierda o gane, el impacto de su decisión va a modificar el tablero de la política mendocina. El tercer hombre quiere también recrear la perdida tercera fuerza. Eso ya sería un premio, si no consiguiera la victoria.

Por último, ser el tercero no implica necesariamente que deba conformarse con ese puesto en las elecciones, aunque no tenga estructura ni encuestas que lo favorezcan ¿Por qué no ilusionarse con algo más grande ante un segundo (el PJ) que está muy debilitado? ¿Por qué no creer que el “voto bronca” le dará una mano?

De Marchi sueña con algo más, seguro.

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