Las “huellas” del Bono Aconcagua en el nuevo canje de deuda provincial

Como en aquél que renegoció Cobos, hay un nombre que se repite. Y un aprendizaje que fue clave para este acuerdo.

Las “huellas” del Bono Aconcagua en el nuevo canje de deuda provincial
El Gobierno provincial pudo conseguir esta semana oxígeno financiero, al cerrar una renegociación con bonistas por una deuda de U$S530 millones. / Los Andes

El Gobierno provincial pudo conseguir esta semana oxígeno financiero, al cerrar una renegociación con bonistas por una deuda de U$S530 millones luego de 4 meses de conversación. Lo hizo 16 años después de haber hecho lo propio con el Bono Aconcagua, emitido en 1997 y que pudo ser cancelado luego de dos décadas en 2018.

La propuesta realizada por el gobierno de Rodolfo Suárez alcanzó un 93% de adhesión de los acreedores, por lo que se activará la llamada Cláusula de Acción Colectiva -que funciona con más de un 75% de acuerdo-, por lo que el convenio alcanzará al 100% de los tenedores de bonos.

El Bono Aconcagua y este Bono PMY24 tienen más similitudes que diferencias. En primer lugar, se repite un nombre en las negociaciones: Lisandro Nieri, hoy ministro de Hacienda pero que en 2004 era jefe de Gabinete de la misma cartera. No obstante, en este nuevo acuerdo quien encabezó las conversaciones fue Víctor Fayad (h), titular de la Agencia de Financiamiento para el Desarrollo.

“Hay similitudes entre las negociaciones porque tanto en 2004 como este año se pudo aplanar las curvas de vencimientos, permitiendo la garantía de que Mendoza pueda conseguir mejores acuerdos, con mejores plazos financieros y descomprimiendo los costos, por un lado; pero por el otro, honrar la deuda y que el inversor siga interesado en el ‘crédito Mendoza’”, comentó Nieri a Los Andes.

Respecto a los modos de pago, en el caso del Bono Aconcagua fue un bono de U$S250 millones, con una tasa del 10%, tomado en 1997 cuando gobernaba Arturo Lafalla. En aquel momento se necesitaba renegociar deuda pública por lo que se lanzó el bono, con fecha de pago al 4 de setiembre de 2007,.

El modo de pago se llamaba “bullet” (bala) y se pagaban intereses anuales por U$S25 millones. En 2007, año de vencimiento se debía pagar el monto completo de capital, una situación que dejaría en problemas a Mendoza, por lo que en 2004, en el gobierno de Julio Cobos, se inició la renegociación.

En el caso del PMY24, el modo fue “soft bullet”, con pagos de intereses por U$S50 millones anuales y luego el pago del capital en tercios (2022, 2023 y 2024). De esta manera, Mendoza, que debería haber pagado en los próximos años montos de entre U$S 213 millones y U$S 184 millones, con la nueva estructura de la deuda, tendrá vencimientos por debajo de estas cifras, ya que el año que más pagará será el 2023, con casi U$S 107 millones (ver infografía).

El Gobierno provincial pudo conseguir esta semana oxígeno financiero, al cerrar una renegociación con bonistas por una deuda de U$S530 millones luego de 4 meses de conversación.
El Gobierno provincial pudo conseguir esta semana oxígeno financiero, al cerrar una renegociación con bonistas por una deuda de U$S530 millones luego de 4 meses de conversación.

La diferencia entre ambas negociaciones es que con el Aconcagua, al no haber Cláusula de Acción Colectiva, hubo cuatro procesos de canje: el primero en 2004, en el que entró el 62,5% de bonistas; y luego otros en 2005, 2006 y 2008 hasta llegar al 100%.

La negociación finalizó estirando los plazos hasta 2018, mediante un sistema de amortización “francés”, por lo que Mendoza pagó U$S 25 millones anuales entre interés y capital hasta su última cuota. En tanto, el cupón bajó del 10% al 5,5%.

De esta manera, Nieri marca las similitudes: en primer lugar, cómo baja el costo y demanda en pagos chicos anuales; y también con la quita de intereses: en el Aconcagua fue del 45%; mientras que en este, del 40%.

No obstante, el hito en esta nueva renegociación es que se trata del cupón más bajo de todas las emisiones, ya que bajó la tasa de interés del 8,3% al 5%.

Dos bonos, dos realidades

Así como hay similitudes hay diferencias, como la duración de cada bono. El que lanzó Lafalla en 1997 se extendió por seis mandatos de gobernadores hasta su cancelación (Iglesias, Cobos, Jaque, Pérez y Cornejo); mientras que el PMY24, lanzado en 2016 por Cornejo, se mantendrá por al menos cuatro mandatos, sumando el de Suárez y los próximos dos.

En tanto, los contextos económicos de las renegociaciones también son diferentes: “En 2004 llevábamos años de mucho desgaste económico. Fue muy larga la crisis, y si bien se estaba transitando una senda de recuperación fuerte, no había forma de generar U$S 250 millones en un año. Apostábamos a ‘administrarla’ para ‘rollear’”, comentó Nieri, y fue lo que finalmente se hizo.

No obstante, la crisis por la pandemia y los pésimos indicadores económicos permiten pensar que la situación actual puede ser peor que la de 2004. A la vista está el derrumbe del PBI, que en el segundo trimestre de 2020 tuvo una caída récord del 19,1%.

Al margen del panorama negro, Nieri aclara que es “importantísimo” el alivio financiero que se genera con esta nueva estructura de deuda, pero marca que es “vital que Argentina tome un sendero de crecimiento. Hoy se celebra un horizonte financiero descomprimido, pero quizás se entra en el primer día de un problema futuro. Ésta es una deuda sin contingencias, con buena quita, y que en años que pueden ser regulares o no tan buenos se podrá hacer un esfuerzo para pagar los servicios”.

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