En el próximo Congreso se juega la suerte de leyes relevantes en materia económica y medioambiental, pero también se empezarán a moldear los perfiles y posicionamientos políticos de cara a la presidencial de 2023. Esas son las claves de la elección de este domingo, donde el Frente de Todos, Juntos por el Cambio y otros espacios de la oposición medirán fuerzas.
La postal de las PASO dejó al oficialismo ante la posibilidad de quedar desguarnecido en ambas Cámaras. En el Senado perdería el quórum propio y en Diputados dejaría de ser primera minoría, aunque este escenario sigue abierto y se definirá voto a voto con Juntos por el Cambio. Sea como sea, ambos recintos volverán ser un reflejo de la grieta.
La pelea más atractiva se dará en la Cámara alta, el bastión de poder de la vicepresidenta Cristina Kirchner. El Frente de Todos podría reducirse de 41 a 35 integrantes (el quórum es de 37) porque perdería la mayoría en La Pampa, Corrientes y Santa Fe, además de dos senadores por Chubut y la banca por la minoría en Córdoba.
En el Gobierno apuestan a revertir las derrotas en La Pampa y Chubut para evitar ese escenario. Si no lo logran, deberán reforzar alianzas con senadores de Río Negro y Misiones, pero también evitar fugas propias en el bloque. La posibilidad de una sangría preocupa a Cristina y el propio presidente Alberto Fernández habló sobre conservar la unidad en el cierre de campaña.
Juntos por el Cambio crecería de 25 a 31 integrantes, y hasta podría llegar a 34 si aúna fuerzas con el Interbloque Federal. La campaña de los “cinco senadores” expuso que, si el Frente de Todos pierde esa cantidad de bancas, podrán “ponerle un freno” a la vicepresidenta en la Cámara que hasta ahora dominó con comodidad.
La puja en Diputados
Antes de las primarias, el Frente de Todos apuntaba a acercarse al quórum de 129 diputados. Ahora el objetivo es no alejarse demasiado de ese número para garantizarle al presidente Alberto Fernández la gobernabilidad de los próximos dos años y evitar que el Congreso se paralice por una virtual paridad de fuerzas.
En Juntos por el Cambio son conscientes de que ni un batacazo será suficiente para sacar demasiada diferencia, y por eso se fijaron para este domingo un objetivo concreto y realizable: llegar a 120 diputados. Es decir, lograr tres más que la proyección de las PASO, que arrojó 117.
La intención es consolidar un interbloque que funcione como un dique de contención al kirchnerismo para frenar las reformas en la Justicia y otras leyes controvertidas. Pero también instalar una agenda parlamentaria propia, que incluye entre otros temas la rebaja de impuestos, límites a las excarcelaciones y cambios a la ley de alquileres.
El primer paso para dominar la agenda será quedarse con las principales comisiones. Juntos por el Cambio está dispuesto a reclamar presidencias importantes, si el número lo habilita. En cambio, la disputa por la titularidad de Diputados demandará otro debate interno, pues ya quedó en evidencia que el tema divide a la alianza.
Mientras tanto, los espacios de la “tercera vía” seguirán definiendo las votaciones y buscarán potenciar su discurso en contra de la grieta y del centralismo porteño. Son los oficialismos provinciales de Córdoba, Río Negro, Misiones y Neuquén, que sumados a otras expresiones no kirchneristas podrían totalizar 16 bancas.
En cambio, los votos no negociables con el Gobierno serán los del Frente de Izquierda y el liberalismo. De repetirse el resultado de las PASO, cada bloque tendrá cuatro diputados. El FIT no acompañó hasta ahora ninguna de las principales leyes, y los libertarios -que irrumpen por primera vez en el Congreso con forma propia- prometen seguir el mismo camino.
La agenda que viene
El Congreso tiene por delante el tratamiento de leyes fundamentales para el Gobierno. La más urgente es el Presupuesto 2022, que duerme en los cajones desde el 15 de septiembre a la espera de que el ministro Martín Guzmán logre refinanciar la deuda con el Fondo Monetario Internacional. Ese acuerdo también deberá ser tratado por los legisladores.
Asimismo, el Gobierno quiere potenciar por ley a tres sectores de la economía: los hidrocarburos, la agroindustria y la industria automotriz. Los proyectos fueron anunciados después de las PASO por los ministros de las distintas áreas y apuntan a generar puestos de trabajo e ingreso de divisas en el mediano y largo plazo.
Por último, el oficialismo quiere meterse de lleno en la “agenda verde” que el Gobierno busca capitalizar ante el FMI. Están en carpeta ley de gestión de envases, que promueve el reciclado; la ley de movilidad sustentable, para dejar de comercializar autos a combustión en 20 años; y la postergada ley de protección de los humedales.