Los mendocinos ya sabemos algo de flexibilizaciones

Es prudente la decisión del gobierno local de esperar que la Nación oficialice las flexibilizaciones que ayer anunciaron Vizzotti y Manzur. Cuando se conozca el DNU del Ejecutivo nacional aquí cotejarán y dispondrán en consecuencia.

Los mendocinos ya sabemos algo de flexibilizaciones
El gobernador de Mendoza Rodolfo Suárez y la ministra de Salud Ana María Nadal, en medio de una de las videoconferencias con autoridades nacionales por las medidas sanitarias de la pandemia.

Es prudente la decisión del gobierno local de esperar que la Nación oficialice lo que ayer anunciaron la ministra Carla Vizzotti y el flamante jefe de Gabinete, Juan Manzur. Cuando se conozca el DNU del Ejecutivo nacional aquí cotejarán y dispondrán en consecuencia. En realidad, siempre fue así y debe ser así. Los decretos de necesidad y urgencia tienen el alcance de una ley.

En lo estrictamente político, seguramente en el gobierno de Suárez tomaron con agrado muchos de los anuncios nacionales de ayer y con la misma satisfacción que lo hicieron en otras administraciones que paulatinamente optaron por hacer salir del encierro a sus comunidades sin perder de vista el combate el flagelo de la peste. El ejemplo más cercano en ese sentido es el del gobierno porteño.

El resultado electoral reciente, contundente y claro, de algún modo expresó la valoración que hacen los mendocinos del manejo de la pandemia en la provincia. No es desacertado sostener que fue lo más distintivo de la gestión de Suárez desde que asumió.

El gobierno local se fortaleció porque supo captar a tiempo las necesidades de los sectores productivos más golpeados por el encierro obligado por la crisis sanitaria y actuó en consecuencia.

Para el Gobernador y su equipo la pandemia no sólo significó la atención en los centros asistenciales, que fue por momentos abrumadora y se valió de un cuadro de profesionales excelente. Buscaron a partir de mayo del año pasado liberar paulatinamente actividades económicas coordinando protocolos con la Nación, tratando de satisfacer los reclamos sectoriales para reactivar. A ello le siguió otra apuesta fuerte: la presencialidad en las escuelas ante las tremendas exigencias de la Nación, que dudaba de ese paso, además del manejo local del plan de vacunación, que fue más efectivo y claro que a nivel nacional, pero sobre el cual el kirchnerismo puso varias veces la mirada para tratar de hallar fallas en la administración local. Hubo algunas debilidades comprobadas, realmente, pero en el balance la gestión local salió airosa.

Comentaba un estrecho colaborador del Gobernador que gestionar la pandemia no fue solamente “estar atentos a lo sanitario, sino movilizar a todo un gobierno atravesado por esa realidad. La pandemia atravesó a todo el gobierno, no sólo al área de Salud. Y lo que nos pasó a nosotros seguramente les ocurrió a todos los gobiernos, pero nosotros nos ocupamos de lo sanitario sin olvidarnos del resto”.

Por otra parte, como ya se ha señalado varias veces, la pandemia fue la cobertura que obligó a la administración de Suárez a postergar iniciativas y, principalmente, disimular falencias políticas para llevar a buen destino a las que, como la reforma institucional, no tuvieron la respuesta esperada.

Es evidente que las urgencias electorales del kirchnerismo, apoyadas en la bonanza que expresa el bajísimo número actual de contagios, conducen a la rápida eliminación de medidas restrictivas. Algo a los que los mendocinos nos fuimos adaptando con prudencia cuando la peste nos seguía acechando.

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